P.O.V. Tania —Debo de hacer esto bien, no puedo permitir que ese par estén ni un minuto más juntos. ¿Qué tal y esa zorra salga embarazada? Arruinaría mis planes y además que no sé si tendría el valor para asesinar a un bebé —digo mientras doy vueltas alrededor de mi habitación, pensando con claridad lo que haré. Y es que con toda la información que me dio ayer Ned, estoy más que segura de que tengo que viajar a Alaska y encontrarme con ese tal Bastian. He preparado todo; tengo lista mi mochila con lo más necesario porque solo sería un viaje de ida y vuelta. No me quedaré mucho tiempo; solo tengo una noche para convencerlo porque, si me quedo más tiempo, todos pueden sospechar. Ned me consiguió un vuelo para mañana temprano; solo tengo que esperar a que Nicola se vaya, y es que me dijo que se iría unos días con su madre, ya que está enferma. Sí, me dijo de qué, pero no le tomé importancia. Así que me quedo aquí en mi habitación leyendo la información que Ned me envió sobre
—Ayúdame a quitársela y Mia será para ti. Oigo las palabras de esa mujer. Habla de su prima como si se tratara de un animal en venta. No sé si sea buena idea ayudarle; ¿qué tal si es una trampa para ir de nuevo a España y, cuando me tengan donde quieren, me matan para que no siga con mi investigación de la verdad?—No lo sé, sigo creyendo que todo esto es una trampa, porque si tú eres su esposa, como lo dices, ¿por qué estás aquí y no estás allá peleando por él? Y si te amara de verdad, no creo que te haya cambiado tan fácil —agregó, mirándola con atención para averiguar lo que trama. —Él y yo tenemos algunos problemas, pero nada que no podamos superar, solo que no sé qué mosca le picó para llevarse a mi prima, así que ahora mismo te pido que me ayudes, así tú te llevas a Mia y yo podré estar con mi esposo. Estoy segura de que al quitarla del camino, él regresará a su normalidad —me sigue intentando convencer, pero sigo creyendo que hay algo extraño aquí.—No es que defienda a ese
P.O.V. Bastian Llego a mi departamento sintiéndome tan frustrado, molesto y lleno de dudas. Tiro algunos floreros de cristal que están en la mesa de centro, rompiéndolos en mil pedazos para intentar combatir mi estrés. —¡Ah! —grito, haciendo que mi voz resuene en cada rincón del departamento. Y es que no puedo creer que Mia, mi dulce Mia, esté en los brazos de Adriano Borbon, el hombre que me quitó lo que más quería, la única persona que me entendía, mi hermosa hermanita Sara. Aunque también tengo parte de culpa por dejarme influenciar por Félix, su padre, que tanto me insistió en que ellos debían de conocerse, que sería muy bueno que la familia Russo y los Borbon estuvieran unidos. Y que así nadie podría estar en su contra. Mi estúpida ambición me cegó; todavía recuerdo cuando le conté a Sara lo que había decidido. (Flashback) Era una tarde de verano; me había encontrado con Félix, discutimos un poco de cómo sería el encuentro entre ellos y al final citamos que todo
P.O.V. Tania Mi regreso a casa se ha vuelto crudo y con un sabor amargo. Pero me quedo más con la ira de saber que ese tal Bastian sería un hombre con más valentía, pero me he equivocado; solo es una gallina que se esconde en los temores del pasado. Creí que le interesaba Mia, pero no; además, creí que él estaría encantado de vengarse. Sin embargo, no entiendo si son mafiosos, a qué le temen. Pensé que ellos estaban acostumbrados a los disparos, muertes y que les encantaba la violencia; sin embargo, ahora opino que yo tengo más huevos que ellos juntos. Aunque hay algo que no logré comprender, dijo que no conocía la verdad; no sabía en qué acuerdo quedaron ellos. —¿Qué pasó realmente con esa mujer? —murmuro para mí misma mientras el auto continúa en movimiento—. ¿Qué pasó para que él se niegue a hacerlo? Sin embargo, no sé a quién le puedo preguntar eso; seguro lo saben la familia Borbon y Russo y quizá todo lo que me digan otras personas sean simples rumores. Metido con calm
P.O.V. Mia Después del pequeño y vergonzoso incidente con esa serpiente, no he intentado escapar de nuevo; sé que tal vez no logre hacerlo, además de estar rodeada por miles de hombres que no pierden de vista ninguno de mis movimientos. No he visto a Adriano; lo evado a toda costa. Sé que él intentará retomar de nuevo en donde nos quedamos y la verdad no sé si esta vez tenga las mismas oportunidades de salir ilesa. Aunque la verdad, no sé por qué me niego tanto al placer que él me puede dar y que mi cuerpo sin duda desea con todas las fuerzas. Sentir sus manos, rozar la piel de mi cuello, sus labios sobre los míos y percibir su sabor tan masculino. Tener su ancho, musculoso y duro cuerpo sobre el mío. Y lo más hermoso, sentir esa parte llena de venas entre mis piernas, entrando y saliendo de mí mientras me aferro a él como si no hubiera un mañana. Un sonido constante y ruidoso me trae a la realidad tirando un poco de mi té. Me recorro un poco en el sofá hasta alcanzar e
—¿Todo anda bien? —preguntó confundido. —Sí, porque no debería —dice acercándose a mí hasta llegar a estar a pocos centímetros de mí y colocando sus manos en mi pecho. —Te recuerdo que estos días has estado evitándome como si yo fuera la peste —le recordó, mirándola con seriedad. —Ah, te refieres a eso —mencionó—. Solo estaba muy confundida y comprendí que no debía negarme a lo que es más que evidente. Sus palabras suenan como una invitación tan evidente, sonrió, y es que, desde que vi a mi linda Mía, he querido estar con ella. Sin embargo, tengo la duda de que algo pasó en estas horas; no soy tan tonto para creer en eso. No obstante, si ella quiere jugar, entonces juguemos. —¿Y a qué te refieres con evidente? —indagó con malicia, aunque dentro de mí sé qué es. —Me refiero a esto —mete sus manos dentro de mi pecho, jugando con algunos vellos de esa zona, bajando poco a poco, abriendo cada uno de los botones de mi camisa hasta dejar mi torso al descubierto. Ella continúa
P.O.V. Mia No pierdo de vista ninguno de los movimientos de ese español corpulento, atractivo como todo un dios griego; me doy cuenta de que ese siempre tema es para nada agradable y lo sé porque se ha alejado de mí, evadiendo mis preguntas o cambiándolas por otras. Sé que es muy arriesgado ser tan directa, sé que existe la posibilidad de que él desconfíe de mí y corro el riesgo de que tal vez se vaya y ahora sea él quien no quiera hablar conmigo y que todo mi plan se venga abajo. Pero no me siento tan mal porque sé que también deseaba estar con él, tenerlo de nuevo dentro de mí. Dejo de pensar en eso o volveré a ponerme cachonda. Debo de seguir y averiguar lo que pasó con esa mujer, ya que Tania está más empeñada en saber eso que ayudarme a salir. Noto cómo él sigue dudando de lo que le estoy preguntando. Así usaré mi ingenio para que él logre estar de mi parte y crea en mis palabras. Cubro mi cuerpo desnudo con la sábana para que no sea una distracción y es que no ni
—Tú eres el culpable. —Al decir esas palabras, veo cómo sus lágrimas bajan por las mejillas y, en un momento de ira, aprieta el vaso de cristal que trae en sus manos, rompiéndolo debido a la presión, causando que este se incruste en su mano, provocando que comience a sangrar. A mí me rompe el corazón porque estar escuchando todo eso, hasta yo sé que él es el que menos tiene la culpa. Así que, sin importarme que me encuentre desnuda, salto de la cama ignorando mi cuerpo adolorido debido a lo que pasó hace unos instantes y me acerco a él con un trozo de tela. Agarró su mano colocando la tela en la herida, impidiendo que se desangre. Ambos, por un leve momento, nos miramos con atención. Noto rápido el dolor en sus ojos, causando que mi corazón se apachurre y que, sin pensar, coloque mi mano en su mejilla. Su expresión cambia radicalmente; aparta su mano de su herida y se aleja de mí lo más lejos que puede, como si no quisiera que viera esa parte de él. Es como si no quisiera que lo vie