P.O.V. Tania Mi regreso a casa se ha vuelto crudo y con un sabor amargo. Pero me quedo más con la ira de saber que ese tal Bastian sería un hombre con más valentía, pero me he equivocado; solo es una gallina que se esconde en los temores del pasado. Creí que le interesaba Mia, pero no; además, creí que él estaría encantado de vengarse. Sin embargo, no entiendo si son mafiosos, a qué le temen. Pensé que ellos estaban acostumbrados a los disparos, muertes y que les encantaba la violencia; sin embargo, ahora opino que yo tengo más huevos que ellos juntos. Aunque hay algo que no logré comprender, dijo que no conocía la verdad; no sabía en qué acuerdo quedaron ellos. —¿Qué pasó realmente con esa mujer? —murmuro para mí misma mientras el auto continúa en movimiento—. ¿Qué pasó para que él se niegue a hacerlo? Sin embargo, no sé a quién le puedo preguntar eso; seguro lo saben la familia Borbon y Russo y quizá todo lo que me digan otras personas sean simples rumores. Metido con calm
P.O.V. Mia Después del pequeño y vergonzoso incidente con esa serpiente, no he intentado escapar de nuevo; sé que tal vez no logre hacerlo, además de estar rodeada por miles de hombres que no pierden de vista ninguno de mis movimientos. No he visto a Adriano; lo evado a toda costa. Sé que él intentará retomar de nuevo en donde nos quedamos y la verdad no sé si esta vez tenga las mismas oportunidades de salir ilesa. Aunque la verdad, no sé por qué me niego tanto al placer que él me puede dar y que mi cuerpo sin duda desea con todas las fuerzas. Sentir sus manos, rozar la piel de mi cuello, sus labios sobre los míos y percibir su sabor tan masculino. Tener su ancho, musculoso y duro cuerpo sobre el mío. Y lo más hermoso, sentir esa parte llena de venas entre mis piernas, entrando y saliendo de mí mientras me aferro a él como si no hubiera un mañana. Un sonido constante y ruidoso me trae a la realidad tirando un poco de mi té. Me recorro un poco en el sofá hasta alcanzar e
—¿Todo anda bien? —preguntó confundido. —Sí, porque no debería —dice acercándose a mí hasta llegar a estar a pocos centímetros de mí y colocando sus manos en mi pecho. —Te recuerdo que estos días has estado evitándome como si yo fuera la peste —le recordó, mirándola con seriedad. —Ah, te refieres a eso —mencionó—. Solo estaba muy confundida y comprendí que no debía negarme a lo que es más que evidente. Sus palabras suenan como una invitación tan evidente, sonrió, y es que, desde que vi a mi linda Mía, he querido estar con ella. Sin embargo, tengo la duda de que algo pasó en estas horas; no soy tan tonto para creer en eso. No obstante, si ella quiere jugar, entonces juguemos. —¿Y a qué te refieres con evidente? —indagó con malicia, aunque dentro de mí sé qué es. —Me refiero a esto —mete sus manos dentro de mi pecho, jugando con algunos vellos de esa zona, bajando poco a poco, abriendo cada uno de los botones de mi camisa hasta dejar mi torso al descubierto. Ella continúa
P.O.V. Mia No pierdo de vista ninguno de los movimientos de ese español corpulento, atractivo como todo un dios griego; me doy cuenta de que ese siempre tema es para nada agradable y lo sé porque se ha alejado de mí, evadiendo mis preguntas o cambiándolas por otras. Sé que es muy arriesgado ser tan directa, sé que existe la posibilidad de que él desconfíe de mí y corro el riesgo de que tal vez se vaya y ahora sea él quien no quiera hablar conmigo y que todo mi plan se venga abajo. Pero no me siento tan mal porque sé que también deseaba estar con él, tenerlo de nuevo dentro de mí. Dejo de pensar en eso o volveré a ponerme cachonda. Debo de seguir y averiguar lo que pasó con esa mujer, ya que Tania está más empeñada en saber eso que ayudarme a salir. Noto cómo él sigue dudando de lo que le estoy preguntando. Así usaré mi ingenio para que él logre estar de mi parte y crea en mis palabras. Cubro mi cuerpo desnudo con la sábana para que no sea una distracción y es que no ni
—Tú eres el culpable. —Al decir esas palabras, veo cómo sus lágrimas bajan por las mejillas y, en un momento de ira, aprieta el vaso de cristal que trae en sus manos, rompiéndolo debido a la presión, causando que este se incruste en su mano, provocando que comience a sangrar. A mí me rompe el corazón porque estar escuchando todo eso, hasta yo sé que él es el que menos tiene la culpa. Así que, sin importarme que me encuentre desnuda, salto de la cama ignorando mi cuerpo adolorido debido a lo que pasó hace unos instantes y me acerco a él con un trozo de tela. Agarró su mano colocando la tela en la herida, impidiendo que se desangre. Ambos, por un leve momento, nos miramos con atención. Noto rápido el dolor en sus ojos, causando que mi corazón se apachurre y que, sin pensar, coloque mi mano en su mejilla. Su expresión cambia radicalmente; aparta su mano de su herida y se aleja de mí lo más lejos que puede, como si no quisiera que viera esa parte de él. Es como si no quisiera que lo vie
P.O.V. Adriano Hasta que por fin le he contado a alguien más de lo ocurrido ese día. Recuerdo que cuando le dije a mi padre, él se quedó con una expresión rara; sé que no me creyó. Él también pensó que yo la había matado y eso me hizo estar más molesto con él e hizo que nuestra relación se fuera a la chingada.También me sentí un tanto defraudado porque creí que él, por ser mi padre, me apoyaría, pero no solo me dejó morir. Aunque ahora, después de contarle a Mia, me siento diferente, como si un peso se fuera de mis hombros. No me imaginé lo mucho que necesitaba hablar con alguien que me comprendiera. También es de ayuda que ella sea psicóloga; siento que eso, en cierta parte, le ayuda a ella para comprender ambas partes y me siento mejor al oír que no es mi culpa, a pesar de que dentro de mí sigo sintiendo que sí lo es. Creo que eso es algo que nunca lograré superar en su totalidad. Sin embargo, esa sensación de bienestar se ha esfumado tan rápido al oír la pregunta que me está ha
P.O.V. Mia No sé qué pensar; mi cerebro se ha quedado helado y no tiene una respuesta clara para lo que él me acaba de preguntar. Además de cómo es que me ha adivinado, ¿qué acaso me estaba de leer la mente o qué? —¡CONTÉSTAME, MÍA! —eleva la voz asustándome. Pero ese grito solo ocasiona que me quede más en shock y que no sepa qué contestarle. Respiro hondo, intentando hacer que el aire fresco llegue a mi cerebro y me ayude a encontrar las palabras adecuadas. —¿Por qué crees que ella me mandó hacer eso? —preguntó, pero por la cara que acaba de poner me doy cuenta de que no fue la mejor respuesta. —Todavía lo preguntas, tú misma lo acabas de decir, lo hiciste por la lealtad a la familia, eso está más que claro para mí. —Y qué está claro porque yo no entiendo —mencionó porque todo esto solamente me confunde cada vez más. —¡Es obvio! ¡Quiere decir que aún estás de su lado, que a pesar de todo lo que te he dicho y de lo que sabes, la sigues apoyando ciegamente! —vocifera
P.O.V. Tania. Las horas han pasado y un nuevo día ha llegado. No pudo dormir absolutamente nada debido a la ansiedad de estar pensando en que si esa pequeña zorrita pudo conseguir la información que necesito. Solo espero que haya obtenido algo bueno que me indique o que me ayude a chantajear a Bastian y así poder obligarlo a que me ayude porque, sea como sea, necesito de la ayuda de ese hombre; es parte esencial de mi plan. Bajo las escaleras con calma y es que esta mañana me he puesto unos lindos tacones rojos que compré. Al llegar al primer piso, veo a Nicola, como siempre, de pie en ese sitio que se ha vuelto exclusivamente de él. Pero tengo algo pendiente que hablar con él. Así que me acerco. —Ven, necesito hablar contigo —murmuró y él asiente de mala gana. Lo llevo conmigo hasta la habitación más cercana donde podamos estar solos. Ambos entramos; él se voltea para cerrar la puerta mientras que me preparo… —¿De qué quieres hablar…? No dejo que termine, porque me lanzo dir