Capituló 49

Trago saliva al oír esa voz tan familiar que provoca que cada vello de mi cuerpo se erice de miedo. Me giro con brusquedad tirando algunas lociones que hay sobre el tocador, pero no les pongo importancia y es que sigo fija en él. Sintiendo cómo la atmósfera se vuelve fría, tensa y muy pesada, se diría que casi se puede cortar con un cuchillo. Percibo cómo sus ojos azules se clavan en mí como si fueran navajas y quisieran matarme. Sin importar la poca luz, puedo ver su rostro serio e inexpresivo, que me causa mucha más incomodidad porque no sé con claridad cómo es su temperamento ahora mismo.

Y es que recuerdo cada una de las palabras que Tani me ha dicho, lo molesto que está conmigo y, sabiendo lo que le hizo a ella, solo causa que me aterrorice más y más. Quizá vino para cobrarse por haberlo usado como un prostituto, tal vez vino aquí para matarme o matar a mi familia, aunque me alegra que ellos no estén aquí o si no, tal vez al llegar a casa haya encontrado una escena muy diferen
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