P.O.V. Mia Abro los ojos al sentir un movimiento brusco, miro a todas direcciones, algo asustada y aturdida. —Tranquila, estamos por aterrizar. —Adriano me habla; yo lo veo de reojo, aunque no le digo nada. Volteo hacia la ventana corroborando lo que él me acaba de decir. La vista empieza a cambiar; antes se veían solo nubes y mar. Ahora se vuelve verde con algunas montañas y árboles. Cada vez estamos más cerca de la tierra y justo cuando menos me lo espero, se siente como el jet ha tocado tierra. Bajando cada vez más su velocidad hasta quedar completamente quieto. Adriano se levanta y miro cómo sus hombres pasan rápidamente abriendo la puerta. —Andando —habla Adriano de nuevo. Desabrocho el cinturón poniéndome de pie. Él me da el pase primero y me dirijo hacia la puerta. La luz empaña mis ojos; intento acostumbrarme a la luz teniendo por fin claridad. Contemplo la enorme pista de aterrizaje con varios autos oscuros al pie del jet y con bastantes guardaespaldas armados
P.O.V. Adriano. Me dirijo hacia la casa de mis padres; después de unos minutos, por fin hemos llegado. Bajo rápido para terminar rápido con esto y poder regresar con mi querida Mia. Voy por el pasillo de la mansión hasta llegar a la oficina de mi padre; entro sin tocar y lo veo ahí sentado, a mi viejo, teniendo la vista fija en sus documentos. Noto cómo su cabello cada vez se torna más y más blanco. Recuerdo cuando era niño que jugaba con él en el jardín y su cabello era de un mismo tono, pero bueno, eso fue hace muchos años. —Llegaste rápido —dijo mi padre mirándome por encima de los ojos. —Sí, decidí llegar a tiempo —mencionó con tranquilidad. —Ya veo —declaró en un tono bastante seco, es como si estuviera molesto conmigo. —¿Ocurre algo? Te noto algo raro —indagó tomando distancia. —No lo de tú dime —dijo—. Vi que compraste una nueva casa y que sacaste una cantidad exuberante de la cuenta, además de que me acaba de mandar esto —saca la hoja de divorcio. Y me hace
Cuando mi hijo se ha ido, salgo de mi habitación y voy directamente hacia la oficina de mi esposo. Entro sin tocar porque no lo necesito. Al abrir la puerta rápido, veo cómo él levanta la vista. —¿¡Qué demonios tienes en la cabeza!? —gritó furiosa. —¿Qué te pasa, cariño? —Todavía lo preguntas, ¿cómo te atreves a decirle eso a Adriano, decirle que tiene que darse con esa mujer que no ama? —Ya veo que te fue con el chisme —menciona, bajando la vista a sus papeles. —No me fue con ningún chisme, solo fue sincero conmigo y te advierto que no dejaré que te interpongas en esto. Recuerda que quedamos en algo: si él quería divorciarse, lo apoyaríamos —le recuerdo lo que hablamos. —Sí, lo sé, pero creí que sería con el tiempo, no a pocos meses de haberse casado. ¿Cómo crees que afectará eso a su imagen, que ya está totalmente manchada por Sara? —protestó, molesto. —A mí no me importa nada de eso, deja que él sea feliz. —Dejar que se quede con la prima de su esposa —agregó. —Si él
P.O.V. Tania —Debo de hacer esto bien, no puedo permitir que ese par estén ni un minuto más juntos. ¿Qué tal y esa zorra salga embarazada? Arruinaría mis planes y además que no sé si tendría el valor para asesinar a un bebé —digo mientras doy vueltas alrededor de mi habitación, pensando con claridad lo que haré. Y es que con toda la información que me dio ayer Ned, estoy más que segura de que tengo que viajar a Alaska y encontrarme con ese tal Bastian. He preparado todo; tengo lista mi mochila con lo más necesario porque solo sería un viaje de ida y vuelta. No me quedaré mucho tiempo; solo tengo una noche para convencerlo porque, si me quedo más tiempo, todos pueden sospechar. Ned me consiguió un vuelo para mañana temprano; solo tengo que esperar a que Nicola se vaya, y es que me dijo que se iría unos días con su madre, ya que está enferma. Sí, me dijo de qué, pero no le tomé importancia. Así que me quedo aquí en mi habitación leyendo la información que Ned me envió sobre
—Ayúdame a quitársela y Mia será para ti. Oigo las palabras de esa mujer. Habla de su prima como si se tratara de un animal en venta. No sé si sea buena idea ayudarle; ¿qué tal si es una trampa para ir de nuevo a España y, cuando me tengan donde quieren, me matan para que no siga con mi investigación de la verdad?—No lo sé, sigo creyendo que todo esto es una trampa, porque si tú eres su esposa, como lo dices, ¿por qué estás aquí y no estás allá peleando por él? Y si te amara de verdad, no creo que te haya cambiado tan fácil —agregó, mirándola con atención para averiguar lo que trama. —Él y yo tenemos algunos problemas, pero nada que no podamos superar, solo que no sé qué mosca le picó para llevarse a mi prima, así que ahora mismo te pido que me ayudes, así tú te llevas a Mia y yo podré estar con mi esposo. Estoy segura de que al quitarla del camino, él regresará a su normalidad —me sigue intentando convencer, pero sigo creyendo que hay algo extraño aquí.—No es que defienda a ese
P.O.V. Bastian Llego a mi departamento sintiéndome tan frustrado, molesto y lleno de dudas. Tiro algunos floreros de cristal que están en la mesa de centro, rompiéndolos en mil pedazos para intentar combatir mi estrés. —¡Ah! —grito, haciendo que mi voz resuene en cada rincón del departamento. Y es que no puedo creer que Mia, mi dulce Mia, esté en los brazos de Adriano Borbon, el hombre que me quitó lo que más quería, la única persona que me entendía, mi hermosa hermanita Sara. Aunque también tengo parte de culpa por dejarme influenciar por Félix, su padre, que tanto me insistió en que ellos debían de conocerse, que sería muy bueno que la familia Russo y los Borbon estuvieran unidos. Y que así nadie podría estar en su contra. Mi estúpida ambición me cegó; todavía recuerdo cuando le conté a Sara lo que había decidido. (Flashback) Era una tarde de verano; me había encontrado con Félix, discutimos un poco de cómo sería el encuentro entre ellos y al final citamos que todo
P.O.V. Tania Mi regreso a casa se ha vuelto crudo y con un sabor amargo. Pero me quedo más con la ira de saber que ese tal Bastian sería un hombre con más valentía, pero me he equivocado; solo es una gallina que se esconde en los temores del pasado. Creí que le interesaba Mia, pero no; además, creí que él estaría encantado de vengarse. Sin embargo, no entiendo si son mafiosos, a qué le temen. Pensé que ellos estaban acostumbrados a los disparos, muertes y que les encantaba la violencia; sin embargo, ahora opino que yo tengo más huevos que ellos juntos. Aunque hay algo que no logré comprender, dijo que no conocía la verdad; no sabía en qué acuerdo quedaron ellos. —¿Qué pasó realmente con esa mujer? —murmuro para mí misma mientras el auto continúa en movimiento—. ¿Qué pasó para que él se niegue a hacerlo? Sin embargo, no sé a quién le puedo preguntar eso; seguro lo saben la familia Borbon y Russo y quizá todo lo que me digan otras personas sean simples rumores. Metido con calm
P.O.V. Mia Después del pequeño y vergonzoso incidente con esa serpiente, no he intentado escapar de nuevo; sé que tal vez no logre hacerlo, además de estar rodeada por miles de hombres que no pierden de vista ninguno de mis movimientos. No he visto a Adriano; lo evado a toda costa. Sé que él intentará retomar de nuevo en donde nos quedamos y la verdad no sé si esta vez tenga las mismas oportunidades de salir ilesa. Aunque la verdad, no sé por qué me niego tanto al placer que él me puede dar y que mi cuerpo sin duda desea con todas las fuerzas. Sentir sus manos, rozar la piel de mi cuello, sus labios sobre los míos y percibir su sabor tan masculino. Tener su ancho, musculoso y duro cuerpo sobre el mío. Y lo más hermoso, sentir esa parte llena de venas entre mis piernas, entrando y saliendo de mí mientras me aferro a él como si no hubiera un mañana. Un sonido constante y ruidoso me trae a la realidad tirando un poco de mi té. Me recorro un poco en el sofá hasta alcanzar e