Capítulo 87

Kimberley le sonrió al hombre y bajó del vehículo, miró a su alrededor por sentirse desorientada hasta que divisó el lugar donde tenía la oficina su abogada. Ingresó cabizbaja a pesar del buen momento en el taxi, y Amelie se levantó de su asiento para abrazarla.

La asistente la había hecho pasar sin anunciarla.

—¡Estás fatal, cariño! —exclamó al ver el rostro de la joven—. Siéntate y cuéntame todo.

—De acuerdo. —La joven obedeció.

—¿Quieres algo para tomar?

—Solo un vaso de agua.

—¡De acuerdo! —La abogada

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