Capítulo 54

Leila no sabía cómo calmar a los pequeños, no paraban de preguntar por su madre. Por un instante se arrepintió de haber tomado esa decisión, pero la descartó inmediatamente. Ella debía criar a esos pequeños junto a su verdadero padre.

—Ya coman, en un rato le hablaré a su madre para saber porque no está aquí —indicó la mujer con molestia.

Pasó sus manos por la cara y cuando estaba pasándolas por el cabello, escuchó un ruido en la planta superior.

—¿Qué fue eso tía Leila? —preguntó Siena mirando hacia arriba.

—No lo sé, pequeña —espetó levantándose—. Pero iré a aver

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