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Profundizó su beso y le rodeó los hombros con sus brazos. ¿Era sano amar así? ¿Tan fuertemente? Él terminó el beso y la abrazó, y Tess tuvo que aterrizar. Estaban en el despacho de Horace, y los esperaban al otro lado de la puerta.

No podía negar que se sentía nerviosa, pero no estaba asustada. Con August a su lado, podría enfrentar lo que le esperaba al otro lado, y por el resto de su vida. Además… esto sólo era una devolución. No era capaz de verlo de otra forma, a Adam le estaban devolviendo todo lo que una vez tuvo, sólo que en el cuerpo de August. Ella sólo estaba siendo el medio.

—Entonces… —preguntó él—. ¿Aceptarás? —Tess suspiró.

—Qué suplicio tener que aceptar miles de millones de dólares.

—Te compadezco tanto. La vida a veces es tan cruel

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