CAPITULO 01

POV : CIRO

[Tres meses antes...]

— Tiene que estar bromeando...

— Digo antes de arrancar el documento de las manos de Alexandre Hard, quién aparte de ser mí socio compartíamos una amistad laboral desde hace mucho tiempo.

— ¿Un hijo?

— Me burlé al releer la diminuta letra de aquella cláusula que apuntaba para ser el siguiente sucesor de la constructora de mi familia.

— ¿De dónde carajos se supone que voy a sacar un niño? aquí dice que debo cumplir con ésta condición antes de mi cumpleaños número cuarenta.

— Tiré el documento con enojo sobre mí escritorio mientras que me levantaba para servirme un trago del mini bar.

— Más que la última voluntad de mi abuelo parecen los deseos de mi difunto padre a quien "quiero y respeto mucho".

— Hice comillas en ésta última frase".

— Es más, estoy seguro de que el tuvo que ver con ésto.

— Alex sonrió y negó con la cabeza.

— Tu odias a tu padre y aún sigue con vida, lo he visto hace dos semanas en los angeles dirigiendo una conferencia.

— No lo odio, sólo no comparto sus ideales por eso me distancie un poco de mi familia.

— Me mira divertido sin creer ni una sola palabra.

— ¿Un poco? han pasado años desde que no los ves.

— Lamentablemente, Alexandre, dirigir esta compañía tiene un costo, no me queda tiempo para nada más.

— Se da cuenta de que no estoy dispuesto a ceder sobre el tema familiar, así que decide concentrarse de nuevo en el documento.

En realidad uso la misma excusa para evitar hablar de mi padre, siempre me trató cómo si no existiera, sin mencionar el hecho que desaprueba todo lo que hago.

«Es un cabrón sin corazon»

— Cláusula décimo tercera: Es importante que el nuevo propietario de OMEGA CORP, mi nieto Ciro Marshall, se haya establecido siendo un hombre de familia.

«tener hijos y estar felizmente casado... »

— Alexandre hizo una breve pausa frunciendo el entrecejo.

— Ésto ni siquiera tiene contexto.

¿Quién utiliza la palabra felizmente casado para un contrato legal?

— Se echó a reír soltando una carcajada dirigida totalmente hacía mí.

Se oía divertido pero yo estába muy seguro de que Vladimir Marshall, «mi abuelo» hablaba en serio.

Recuerdo claramente sus palabras antes de morir y su empeño en hacerme saber que de no cumplir con su última voluntad, no sería yo quién llevará el mando de «OMEGA CORP» sino que pasaría el cargo a mi hermano menor, Luciano.

Fue en ese momento dónde decidí casarme con Astrid, mi bellísima novia, para cumplir los deseos del viejo.

De eso ya han pasado nueve años pero jamás me imaginé que lo del niño venía incluído en el contrato, aún después de muerto todavía sigue siendo un manipulador de primera.

La vida junto a mi esposa era perfecta, ella era la mujer adecuada para mí, era hermosa de pies a cabeza y en la cama una completa maravilla, algo que realmente me gustaba y me hacía sentir satisfecho, nuestra relación había marchado bien durante los últimos años, sólo existía un único detalle: Para la tranquilidad de ambos decidimos no tener hijos.

El motivo; ella era una diseñadora de modas con una agenda extensa a tiempo completo, al igual que yo siendo Director de la constructora más influyente del país, ser padres nunca estuvo en nuestros planes y somos felices siendo una familia de «dos»

— ¿Y ahora que haré?

— Hice una pregunta al aire, más para mí mismo que para Alexandre.

— ¿Dónde conseguiré un hijo? Porque Astrid no aceptaría un embarazo, y aunque lo aceptara, sólo tenemos tres meses para concebír...

— Negué con mi cabeza y bebí mi trago de un sorbo, todo éste asunto me había tirado por un voladero.

— Voy a perder todo por lo que he trabajado, durante años ésta constructora ha sido mi vida, desde que tengo memoria sólo me dediqué a trabajar en lo que más me apasionaba, hasta formarme una carrera y un camino en el mundo empresarial.... ahora estoy a punto de perderlo por algo tan absurdo. ¡Joder!

— Alex me dió una mirada de entendimiento.

— Hay otras formas de conseguir un niño, Ciro.

— Musitó. —

Lo miré sorprendido, pensando en que me ofrecía algo totalmente inaceptable.

— ¡De ninguna jodida manera! No voy a comprar un....

¡Eso es ilegal!.

— Repliqué en voz alta, a lo que el se burló de nuevo.

— Estoy hablando de la adopción. ¡Por Dios!

— Bufó.—

— Oh, ya entiendo.

— Respondí en cuanto en entendimiento vino a mí y me sentí aliviado.

— Pero no sería realmente un Marshall...

— Hice una pausa pensando en su idea, que justo ahora ya no me parecía tan descabellada.

— Si lo sería.

— Contestó.—

— Además en el contrato tu abuelo no especifica que el niño deba llevar tu misma sangre.

— Dijo, dándome una idea.

— Si lo piensas bien, adoptar, es lo mejor que podrían hacer tu y Astrid.

Eso cambiaría la visión frívola que tienen muchas personas sobre su matrimonio.

— Hice una mueca con mi rostro.

— No hay nada extraño con nuestro matrimonio.

Es elegante, preciso y muy adecuado para los dos, pero el tema de los niños me parece algo que inquiere demasiada responsabilidad.

— El negó con su cabeza.

— Si. Bueno, parece que estás describiendo un puto reloj, con respecto a los niños son pan comido. Deja de ser tan cuadrado, es tiempo que dejes entrar a otras personas en tu vida, ya hasta pareces un jodido ogro.

— Eso es jodidamente cruel.

— Dije haciendome el ofendido y el hizo un gesto con su mano restando importancia.

— Escúchame, tengo un contacto que puede ayudarte para acelerar el proceso de adopción y todos los trámites legales.

Ve a casa y consúltalo entre éstos días con tu esposa, estoy confiado de que te apoyará, seguramente es el impulso que necesita su matrimonio.

Los niños siempre traen alegría a los hogares y en cuanto Astrid conozca al pequeñin o la pequeña despertara su instinto.

— Pronunció con seguridad y por primera vez estoy completamente de acuerdo con éste plan.

«La adopción es la solución a mi problema.»

— Tu encárgate de hablar con tu contacto en servicios sociales, por mi parte le daré la sorpresa a Astrid cuándo haya adoptado al niño.

— Alexandre abrió los ojos cómo platos.

— Espera, Ciro.

¿Que es lo que estás tramando?

Los niños no son un objeto, existe un proceso de evaluación por el cuál ambos deben pasar.

— Se alarmó un poco pero me encargue de tranquilizarlo.

— ¡Lo sé! Y también sé que puedes encargarte de ayudarme en ese aspecto.

Ya lo he decidido. ¡Adoptaremos! tu mismo lo acabas de decir necesito dejar entrar a más personas en mi vida, que mejor manera de hacerlo que ésta.

— Respondí convencido de que era la mejor solución, también se me ocurrió que sería una buena sorpresa para Astrid.

Era una gran mujer, tenía la certeza de que ella entendería mi posición.

— Será mejor que lo pienses bien...

— No hay nada que pensar Alex.

Justo ahora Astrid se encuentra trabajando en París, pero apenas tenga al chico, iremos a darle la noticia personalmente.

Alexandre me aconsejó cómo amigo, pero en el fondo sabía que era la idea perfecta.

¿Que podría salir mal?

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