POV : BELLA.— Hay dos líneas rosas. ¡Estás embarazada!— Esas fueron las palabras de Tracy después de hacerme la tercera prueba de embarazo aquella noche. Solo de recordarlo se me empieza hacer un nudo en el estómago, un sudor frío recubre mi piel. ¡En qué lío me he metido! Durante la última semana mi cuerpo ha cambiado mucho, me siento cansada sin razón y me cuesta tanto levantarme en las mañanas. Me imagino diciéndole a Ciro que estoy embarazada y me empiezo a sentir mal físicamente. Desde el incidente con el imbécil de Liam no he vuelto a saber de él.Se que lo eché de casa de Tracy pero estaba muy alterada, había quedado como una idiota que no sabe diferenciar el bien del mal. Sin darme cuenta mis ojos estaban inundados en lágrimas. Odio sentirme así, que las emociones me abrumen de repente. A veces estoy enfadada, luego triste y de repente atontada. También echo de menos a Ciro, necesito escuchar su voz y el sonido de su risa. Extraño ver lo buen papá que era con Jame
POV : BELLA. [Parte II]Dos Meses después...— ¡Empezaremos con pasos básicos!.Esta es una clase para principiantes así que iremos de poco a poco.— Digo observando desde el otro lado de la tarima. Me encantan las clases de principiantes, siempre hay caras nuevas de mujeres que han decidido tomar las riendas de su vida y comenzar a practicar una disciplina. Me presento mientras no deja de entrar gente, es una mezcla de mujeres jóvenes tipo veinteañeras y mujeres maduras de mediana edad. Una figura familiar aparece y, cuándo me giro, veo que se trata de Margareth. La madre de Ciro. Ya había pasado un tiempo que no la veía, ella me sonríe y me saluda con la mano mientras se dirige hacía la parte de atrás de la clase. La sigo con la mirada confundida, por su ropa deportiva para entrenar. Y, si. Efectivamente se inscribió en mis clases de pole dance. Me quiero morir. Le retiro la mirada y me concentro en comenzar la clase. Cada vez que nuestras miradas se encuentran, me sonríe
POV : BELLA. [Parte III] [...] Han pasado dos días desde que Margareth habló conmigo, sus palabras no dejan de rondar mis pensamientosA las ocho de la mañana y después de dejar a Lizzie en el Santa Eduviges, ingresé como siempre a mi establecimiento, saludé con la mano a Dani y me fui directo a la oficina. Me acomodé en mi mesa y enciendo el ordenador. Entro al sistema y en el registro para ver cómo han ido mis finanzas. Satisfecha con el resultado miro mi correo y le respondo a algunos proveedores. El resto son vendedores de equipos de gimnasio. Se me ocurre mirar mi bandeja de spam y consigo el último correo de Brenda hace unos días. «Ciro entra en mis pensamientos.»Recordé que nunca revise los paquetes. Era tanto mi orgullo, que no me dejaba aceptar que todo acabo. «Él dijo que lo nuestro era de verdad y me falló» El tiempo pasa lento y decido acabar con esto de una buena vez. Abrí los últimos cajones en mi escritorio y entonces ví el montón de cajitas de regalo que B
POV : CIRO. Isabella se desplomó encima de mí, con el cabello enredado y la piel empapada en sudor, mientras me vaciaba dentro de ella la apreté con fuerza sin desear que jamás se apartará de mi lado. Luego recordé que está embarazada. Y solté un poco mis dedos de su cintura, todavía no me acostumbro que ahora lleva una personita en su interior y debo ser más cuidadoso que antes. Aquella noche que nos reconciliamos me quedé despierto en la cama, todos los pensamientos de sueño estaban lejos de mi mente, mientras trataba de procesar lo que había sucedido. Esos meses para mí se habían sentido tan surrealistas que era casi abrumador.Lo que comenzó como una torpe mentira para mantener mi estatus, se había convertido en mucho más. ¿Cómo había cambiado tanto tan rápido?¡Voy a convertirme en padre a los 40 años! «Algo que nunca pensé podía sucederme a mí» Si alguien llegara a contarme esto en el pasado, seguramente le contestaría con una carcajada hilarante, por su mal chiste. ¿Qu
POV : LIZZIE. — ¡Bueno, mis narices! — Exclamé disgustada mientras esperaba con impaciencia el momento para confirmar si James era el culpable de la mala suerte que últimamente me precedía en todo lo relacionado con los chicos en los que me sentía interesada. Primero fue Jack, víctima de una inoportuna indigestión, después fue Richard, con su desafortunado incidente por el que se quedó encerrado en los vestidores. Justo el día que me invitó almorzar en la cafetería de la prepa.Después de eso se negó rotundamente a volver a quedar conmigo. También estaba Noha, Chase, Nick y Loyd. Chicos que siempre me cortejaban, hasta que un día dejaron de hacerlo y comenzaron a huir de mí por los pasillos. Es así como resultado de todos esos acontecimientos, algunas malas lenguas esparcieron el rumor por el instituto de que yo estaba maldita y que la mala suerte recaería sobre cualquiera que pensara en salir conmigo. Dado que estaba segura de quién había sido el incitador de todo esto y más
— Ciro Marshall, ¿acepta usted, a esta mujer Isabella Miller.... — Preguntó el padre Mauricio, mientras me mantenia en el altar de aquella iglesia enfundado en mi fluyente esmoquin negro. — ... Para ser tu verdadera y legítima esposa, para amarla, cuidarla y respetarla, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para mejor o peor, renunciando a otras mujeres y serle fiel hasta que la muerte los separe?.— Parpadeé un par de veces al escuchar sus palabras. ¿Que fue lo que dijo? ¿Renunciar a otras mujeres? Si todo fuera real, estoy seguro que decir "Si, acepto" sería mucho más fácil. Las palabras saldrían de mi boca con más fluidez y menos toscas, después de todo, es la mujer que amo. La que elegí para compartir el resto de mi vida, pero resulta que la mujer que está a mi lado no debería estar ahí. La novia era una sensual y encantadora desconocida a la cuál le iba a pagar varios miles de dólares para casarse conmigo y ayudarme a mantener mi fortuna. Pero ¡por
POV : CIRO[Tres meses antes...]— Tiene que estar bromeando...— Digo antes de arrancar el documento de las manos de Alexandre Hard, quién aparte de ser mí socio compartíamos una amistad laboral desde hace mucho tiempo.— ¿Un hijo? — Me burlé al releer la diminuta letra de aquella cláusula que apuntaba para ser el siguiente sucesor de la constructora de mi familia.— ¿De dónde carajos se supone que voy a sacar un niño? aquí dice que debo cumplir con ésta condición antes de mi cumpleaños número cuarenta. — Tiré el documento con enojo sobre mí escritorio mientras que me levantaba para servirme un trago del mini bar.— Más que la última voluntad de mi abuelo parecen los deseos de mi difunto padre a quien "quiero y respeto mucho".— Hice comillas en ésta última frase".— Es más, estoy seguro de que el tuvo que ver con ésto.— Alex sonrió y negó con la cabeza.— Tu odias a tu padre y aún sigue con vida, lo he visto hace dos semanas en los angeles dirigiendo una conferencia. — No lo odi
*********** — ¿Señor Marshall? Un placer soy la directora del centro de acogida. Danna Riddick.— Una mujer regordeta de mejillas rosadas y cabello rizado se acercó hasta mí.— Si, si el gusto es mío.— La saludé y comencé a seguirla por el lugar mientras que escuchaba su pequeño discurso.— Más de medio millón de niños están en centros cómo éste, normalmente han sufrido abusos toda su vida o fueron abandonados a su suerte.Pero no podemos quedarnos con todos ellos, el sistema está desbordado, por eso cuando surge una oportunidad cómo la que usted y su esposa desean brindarle a uno de nuestros pequeñitos, nos sentimos muy felices de poder guiarlos y ayudarlos a crear el vínculo entre ustedes y su futuro hijo...— Se queda en silencio observandome.— ¿Disculpe y su esposa? — Indagó.— En este momento ella se encuentra fuera del país, pero yo estoy aquí para encargarme de todo.— Le respondí con tranquilidad mientras escaneaba el lugar con la vista, habían niños corriendo por doquie