POV : LIZZIE. — ¡Bueno, mis narices! — Exclamé disgustada mientras esperaba con impaciencia el momento para confirmar si James era el culpable de la mala suerte que últimamente me precedía en todo lo relacionado con los chicos en los que me sentía interesada. Primero fue Jack, víctima de una inoportuna indigestión, después fue Richard, con su desafortunado incidente por el que se quedó encerrado en los vestidores. Justo el día que me invitó almorzar en la cafetería de la prepa.Después de eso se negó rotundamente a volver a quedar conmigo. También estaba Noha, Chase, Nick y Loyd. Chicos que siempre me cortejaban, hasta que un día dejaron de hacerlo y comenzaron a huir de mí por los pasillos. Es así como resultado de todos esos acontecimientos, algunas malas lenguas esparcieron el rumor por el instituto de que yo estaba maldita y que la mala suerte recaería sobre cualquiera que pensara en salir conmigo. Dado que estaba segura de quién había sido el incitador de todo esto y más
— Ciro Marshall, ¿acepta usted, a esta mujer Isabella Miller.... — Preguntó el padre Mauricio, mientras me mantenia en el altar de aquella iglesia enfundado en mi fluyente esmoquin negro. — ... Para ser tu verdadera y legítima esposa, para amarla, cuidarla y respetarla, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para mejor o peor, renunciando a otras mujeres y serle fiel hasta que la muerte los separe?.— Parpadeé un par de veces al escuchar sus palabras. ¿Que fue lo que dijo? ¿Renunciar a otras mujeres? Si todo fuera real, estoy seguro que decir "Si, acepto" sería mucho más fácil. Las palabras saldrían de mi boca con más fluidez y menos toscas, después de todo, es la mujer que amo. La que elegí para compartir el resto de mi vida, pero resulta que la mujer que está a mi lado no debería estar ahí. La novia era una sensual y encantadora desconocida a la cuál le iba a pagar varios miles de dólares para casarse conmigo y ayudarme a mantener mi fortuna. Pero ¡por
POV : CIRO[Tres meses antes...]— Tiene que estar bromeando...— Digo antes de arrancar el documento de las manos de Alexandre Hard, quién aparte de ser mí socio compartíamos una amistad laboral desde hace mucho tiempo.— ¿Un hijo? — Me burlé al releer la diminuta letra de aquella cláusula que apuntaba para ser el siguiente sucesor de la constructora de mi familia.— ¿De dónde carajos se supone que voy a sacar un niño? aquí dice que debo cumplir con ésta condición antes de mi cumpleaños número cuarenta. — Tiré el documento con enojo sobre mí escritorio mientras que me levantaba para servirme un trago del mini bar.— Más que la última voluntad de mi abuelo parecen los deseos de mi difunto padre a quien "quiero y respeto mucho".— Hice comillas en ésta última frase".— Es más, estoy seguro de que el tuvo que ver con ésto.— Alex sonrió y negó con la cabeza.— Tu odias a tu padre y aún sigue con vida, lo he visto hace dos semanas en los angeles dirigiendo una conferencia. — No lo odi
*********** — ¿Señor Marshall? Un placer soy la directora del centro de acogida. Danna Riddick.— Una mujer regordeta de mejillas rosadas y cabello rizado se acercó hasta mí.— Si, si el gusto es mío.— La saludé y comencé a seguirla por el lugar mientras que escuchaba su pequeño discurso.— Más de medio millón de niños están en centros cómo éste, normalmente han sufrido abusos toda su vida o fueron abandonados a su suerte.Pero no podemos quedarnos con todos ellos, el sistema está desbordado, por eso cuando surge una oportunidad cómo la que usted y su esposa desean brindarle a uno de nuestros pequeñitos, nos sentimos muy felices de poder guiarlos y ayudarlos a crear el vínculo entre ustedes y su futuro hijo...— Se queda en silencio observandome.— ¿Disculpe y su esposa? — Indagó.— En este momento ella se encuentra fuera del país, pero yo estoy aquí para encargarme de todo.— Le respondí con tranquilidad mientras escaneaba el lugar con la vista, habían niños corriendo por doquie
POV : BELLA. Un mechón de cabello se soltó de mi cola de caballo. Enseguida aparté el pelo de mis ojos y me levanté para ver mi obra de arte. Bueno, en realidad no era una obra de arte, era un exhibidor de productos de supermercado, distribuidos por color y tamaño.— ¡Excelente trabajo, Isabella!.— Levanté la vista para ver a mi jefe, parado muy cerca de mí.— Gracias señor Lambert. — Respondí distraídamente mientras limpiaba el polvo de mis manos.— Me gustaría hablar contigo en privado, podrías acompañarme a mi oficina.— Puso una mano en mi hombro y no pude evitar preocuparme, eran pocas las veces en que el gerente de la tienda me dirigía la palabra.— Si, señor.— Concedí.—Me senté temblorosa en la pequeña silla viendolo cruzar sus manos por encima del escritorio.— Sabes que no es ningún secreto que la tienda presenta graves problemas financieros, el mercado de valores ha tocado fondo y nosotros nos hemos tenido que apañar para poder salir adelante. — Traté de suavizar mi
POV : CIRO.Cuándo volví a mi hogar eran más de las nueve de la mañana, lamentaba haber perdido mi tiempo cómo lo hice, estába cansado hasta los huesos y ahora era demasiado tarde para descansar, debía ir a la constructora y organizar que hacer con mi vida, el engaño de Astrid lo cambiaba todo, haciendo más complicada mi situación.Había perdido el norte de mi estable y cómoda relación, cómo es que no lo ví venir. Nunca pensé que esto podría pasarme a mí. Mientras subía por las escaleras sin prestar atención a mi entorno, la voz de James me hizo entrar en razón.— ¿Y ahora que hago, esperar de nuevo en el sofá?— Estuve tan hundido en la maldita traición de Astrid que me había olvidado del chico. — Si... No... ¡lo siento!.Ven conmigo, te mostraré tu habitación. — Le hice seña para que me siguiera. — Bien chico, te presento tu nueva habitación.— Dije con un tono de voz de bajo, realmente me sentía agotado.James entró en la habitación observando cada detalle con cautela, colocó
POV : BELLA.[En la actualidad]Agarré a Ciro de su mano y lo sostuve halándolo a través de los invitados, tenía muchas ganas de irme de este lugar pero sabía que ya no podía hacerlo.En lugar de eso nos detuvimos en el centro del salon para realizar nuestro primer baile como indicaba la tradición. De nuevo colocó sus manos en mi cintura tal cómo lo hizo en el altar para besarme frente a todos, realmente era un hombre encantador. La música de fondo comenzó a sonar haciendo que desconectara mi mente, otra vez las mariposas alzaban vuelo en mi estómago y mis pezones se endurecían bajo mi vestido. Bailamos con gracia y el calor que irradiaba nuestros cuerpos se sentía cómo fuego.Sabía que nada de ésto era real, que no habían sentimientos de por medio pero no podía contenerme, los pensamientos se agolpaban en mi cabeza con la duda de que el sintiera lo mismo por mí, o bueno, era una «posibilidad».Me gustaba creer que bajo la fachada de gruñon malhumorado existía un hombre de buen cora
POV : CIRO.Para ser honesto, por hoy no tenía nada mas que decir y creo que Isabella tampoco. Así que subimos abordo a la cabina y recliné el asiento.Después de dejar a los chicos, la limosina vagó sin rumbo, hasta que por fin ordené al chofer ir directo a la pista de despegue.Me recordó a mi mismo, sin rumbo y sin saber mi destino. No podía creer lo que había sucedido en los últimos días. Sin saber más, cerré los ojos y deseé que cuándo los abriera encontraría que todo sería un sueño, pero no fue así, todavía tenía mi esmoquin puesto y mi falsa esposa seguía dormida a mí lado con su vestido de novia. Me Incliné para mirarla, pero sentí que una mano cálida está sobre la mía, cuándo echa la cabeza a un lado me doy cuenta de que sigue dormida así que lentamente aparté su contacto.— ¿Señor Marshall? — Una azafata me dio un toquecito en mi hombro. — Ya estamos por aterrizar. — Desperté a Isabella para que se preparara, la ayude con su cinturón y a ordenar las capas de su vestido.