Capítulo 44

Santiago Brin siempre salía con las suyas. Lo estaba demostrando una vez más al estar delante de la puerta de Olivia Wetter.

Cuando la puerta se abrió, sintió un inexplicable regocijo. Ella había cambiado mucho y Santiago se permitió observarla de pies a cabeza, detallando cada evidencia del paso de los años en el físico de la “señorita”. Tenía que reconocerlo, si hace seis años atrás Santiago deseaba llevarla a su cama, al verla ahora, ese deseo se intensificó. Sin embargo, él debía de mantenerse sosegado, demostrar ser un hombre maduro, hablar de manera civilizada y, bueno, después podría…

—Tú, ¿qué haces aquí? ¿Cómo conseguiste la dirección de mi casa? —Santiago tuvo que reprimir esa risita altanera tan suya y mantuvo el semblante sereno—. No puedes estar aqu&iacut

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