La lluvia caía fina sobre la tierra. La poca luz solar que se colaba entre las nubes negras era de un pálido mortecino. Cada rayo de sol escalaba las frías piedras de mármol pulido hasta alcanzar la madera de roble color champán que protegía a la joven pálida que no respiraba desde hacía un par de días.
Todo era perfecto para la ocasión, o al menos eso le parecía a la figura encapuchada que miraba desde la lejanía el funeral. Se recreó en la joven que subía al atril a decir unas palabras. Su piel pálida, con un leve rubor que la declaraba en vida, los ojos azules como el cielo y el pelo rubio oscuro corto que apenas le llegaba a los hombros. -La verdad es que no soy la más indicada para esto, hablar en público nunca me gustó y tampoco se me dio bien jamás, pero... no puedo dejar que la persona que más he amado en mi vida se vaya de este mundo así sin más, sin despedirme... -La voz y el cuerpo de la joven temblaban por varias razones. Llevaba un rato llorando, la rabia de perder a su pareja, la impotencia por no haber podido hacer nada, los nervios de hablar frente a todos. La sombría figura del fondo sonreía mientras agudizaba el oído por ver lo que había causado. No le gustaba el sufrimiento sin sentido, pero disfrutaba enormemente cuando ese sufrimiento era como pago por algo que se había hecho anteriormente. -Ema no era la persona más amable y cariñosa del mundo, pero no merecía ser asesinada. Había cometido sus errores en el pasado, errores que admitía y que hacía de todo por cambiar... -Eso hizo que la gárgola se riese, sabía de sobra que esos intentos por arreglar sus errores del pasado eran "postureo", en palabras de la misma muerta, sabía que eran palabras sin acciones-. Me hizo la chica más feliz del mundo desde hacía tres meses... cuando aceptó salir conmigo, pero ya me hacía inmensamente feliz solo por ser mi amiga desde que tengo uso de razón... No sé la razón de este crimen: homofobia, machismo, una agresión aleatoria, un robo que salió mal... lo único que sé es que no pienso descansar hasta que quien haya hecho esto esté entre rejas. La sonrisa se unió a un brillo de ojos delirante y deseoso al recordar todo lo que había hecho con esa pálida adolescente que ahora yacía muerta en la suave seda blanca que recubría el ataúd por dentro. ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ Unos días antes ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ -¡Suélt...! -en ese mismo momento una mano cubrió la boca de la joven. -Ambos sabemos que si te resistes será mucho peor... -Una hoja afilada rozó la piel de porcelana de la joven una vez atravesó la fina ropa que llevaba por ser principios de septiembre. -Por favor... ten piedad... no me violes... no me hagas daño... te daré todo mi dinero... -¿Violarte? No, las lesbianas no sois de mi agrado... Es más, creo que solo hay una persona en el mundo de mi agrado en el ámbito sexual... -Aún después de lo que acababa de oír, Ema sintió una lengua pasar lentamente por su cuello hasta llegar a su oído-. Y tu dinero me repugna, igual que el de todo el mundo... Pero a lo de hacerte daño, voy a hacer que pagues por todos tus pecados... Antes de que la joven reaccionase sintió el cuchillo clavándose en su espalda. La sombra agresora se ensañó con ese pequeño cuchillo. La biología no se le daba bien así que, aunque la quería mantener viva todo lo posible sin dejar de apuñalarla, no consiguió mantenerla despierta más de diez segundos y murió al minuto y medio de empezar la agresión. La sangre cubría el cuerpo de la víctima y de su criminal. Una de las dos partes disfrutaba enormemente de la situación, habiéndose recreado en las últimas palabras de su joven víctima: "lo siento, Ane". Esas palabras causaban su risa. Esa arpía con cara de niña buena no sentía nada en vida, mucho menos en muerte. Se alejó del cadáver dejando el arma ahí mismo, llevaba guantes, no habría ninguna huella dactilar. Las primeras gotas de la torrencial tormenta que borraría su saliva del cadáver empezaron a caer del cielo, con suerte hasta se llevaría el arma. Le encantaba la época de lluvias, las pruebas desaparecían rápido sin necesidad de hacer absolutamente nada más que esperar y coordinar todo para que la policía no se enterase de donde está el cuerpo antes de que empezase a llover. ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ Presente ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ ★ ☉ De vuelta al funeral, aquella figura humanoide empezaba a sentir una leve excitación cuando vio a la oradora besar la frente de la muerta. No le gustaban las lesbianas, pero esos recuerdos sumados al dolor que había y el erotismo que había implementado su mente en la escena consiguieron sacarle una perturbadora sonrisa y subirle la líbido. El ataúd se cerró, la tumba se cubrió y la gente empezó a irse. Unos pocos se quedaron un rato más, dándole el pésame a la familia y a Ane una vez más. Cuando la tumba quedó desierta se acercó despacio hasta el lugar y acarició la fría piedra mientras leía la inscripción. "Hija, amiga y pareja querida. Siempre te querremos y nunca te olvidaremos" Aguantó una arcada por la cursilería de esa frase y se alejó levemente de la piedra para dedicarle una última mirada antes de alejarse por el cementerio de Polloe en dirección a su nuevo hogar, pensando en si era mejor librarse de la excitación que sentía de camino sin masturbarse o esperar a casa para pensar en su objeto de placer y explotar nada más empezase a tocarse pensando en todo lo que haría.Las vacaciones de verano... esa época de ocio, esparcimiento y descanso... una época que acababa de acabar.El despertador hizo que Ibai abriese los ojos y viese el techo de su piso. Hacía ya tres años que había empezado la universidad, era su último año en ese infierno que otros llenaban de fiestas.Se levantó despacio de la cama, no tenía nada que hacer antes de la universidad, no desayunaba, no tenía nadie a quien saludar y nadie se le acercaba demasiado en el día a día, así que no importaba mucho si ducharse le daba algo de pereza y lo dejaba para después de comer.Pululó por las habitaciones de la casa buscando su ropa y sus deportivas, perdiendo el tiempo en hacer varios viajes de un lado a otro antes de por fin meterse en el baño y abrir la ducha. Dejó que el agua cayese por su espalda, sin meter la cabeza bajo el chorro, no quería despejarse, no aún, no quería meterse en la realidad aún.Cuando terminó de ducharse, cogió la toalla y se la puso a la cintura mientras salía al f
------PRESENTE------—S-sí... ¿Han vuelto a atacarte? —Ibai negó, tampoco había tenido mucha interacción social desde que dio la charla para los nuevos.Miró lo que traía entre los brazos, un archivador verde, de plástico semitransparente, con los bordes de tela negra, parecía hecho por ella. Llevaba una hoja cuadrada de unos cinco por cinco perdida por la zona que se veía a través de la tapa traslúcida. En la hoja había un garabato al que no le dio importancia.Dejó a la chica sola en el pasillo sin tiempo a que ella dijese otra cosa, no quería que le hiciese preguntas sobre lo que pasó, no quería hablar con una chica que no conocía, no le gustaba casi hablar con la gente que sí conocía de la universidad.Subió al segundo piso y miró por la ventana antes de meterse en el aula y ponerse en su sitio de siempre, al fondo en la esquina más alejada de la puerta. Tardó poco en sacar el portátil, no iba a pasar muchas horas en la universidad, solo tenía que estar para un par de asignaturas
Cuando Yerai llegó a la escena del crimen vio un ambulancia, cosa poco común, dado que la gente que descubre los cadáveres no suele tener tanto miedo como para que les de un ataque de pánico o de ansiedad, pero siempre había una primera vez.Al acercarse a la muchedumbre tuvo que abrirse paso entre los estudiantes curiosos y los profesores entrometidos.Al llegar a la cinta policial y enseñar su credencial pudo librarse del agobio de la gente y se fijó bien en la escena.—¿Y el cadáver? —Miró al forense que tenía cerca, que estaba en su trabajo de buscar pistas.—¿No se lo han dicho? La chica estaba viva... a duras penas, tiene la traquea destrozada, pero esta viva —Al oír eso, Yerai se sorprendió gratamente —. Obviamente la intención era matarla, pero no sé el que ha sido lo que ha impedido que lo haga.—Vale, muchas gracias... ¿Has visto a un chaval que intente cruzar la cinta pero no le dejan?—Sí, insiste en que puede pasar... Lo tienen esposado en el coche policial, ¿Lo con
El encapuchado lanzó el cuchillo hacia su víctima sin pensárselo ni apuntar, dando justo en el blanco, atravesando su mano con el cuchillo y destrozando la palma, haciéndole gritar de dolor y terror.—Siempre vi que eras horrible con los demás... es hora de que pagues... niño rico y asqueroso...Antes de llegar a terminar la frase estaba lanzando un segundo cuchillo, también de esa misma cocina, a la otra mano, agujereándola igual que la anterior. Teniendo a su víctima indefensa, con las manos abiertas.—¿Qué pasa? ¿Con agujeros en las manos se te escapa el dinero? ¿Sin dinero no tienes poder? ... ¿O es que tienes miedo porque estás solito?
Cuando volvió a su piso, Ibai estaba muerto de cansancio, agotado física y mentalmente. Pensaba meterse en la cama, coger el portátil y ver alguna serie en Netflix, pero algo lo detuvo a mitad del salón.La estancia era pequeña, un sofá con su mesa de café, un mueble para un televisor bastante más grande del que él podía permitirse y una zona libre cubierta por una alfombra que usaba para tirarse ahí a jugar a juegos de mesa cuando venía algún amigo que no tuviese un segundo mando para la consola.Se acercó lentamente a la mesita de café, donde esperaba un sobre negro con un sello de lacre rojo. Se sentó en el sofá sin dejar de mirarlo, sin saber qué hacer con ello, y dejo la mochila lentamente a su la
Alicia no dejó que un contratiempo así parase su ritmo de vida. Si, era cierto, podía morir, pero también era cierto que, si paraba todos los planes que tenía para hacer, mucha más gente morirá.Tras las clases cogió el autobús 5 para ir al bulevar, descansando los 20 minutos que duraba el viaje sentada en las incómodas sillas. Se arrepentía de no haber cogido su bici esa mañana, habría sido más barato y menos contaminante haber ido en bici en vez de en autobús.Cuando bajó se fue directamente hacia el río y luego giró a la izquierda, buscando el portal en el que se encontraba la Fundación Adsis, en la que hacía voluntariado.Entr&oa
El chirrido y el gas la empezaron a atontar demasiado, no tenía ya escapatoria, estaba muerta. Esa última película que se ve de tu vida antes de morir se vio afectada y trucada por los últimos recuerdos que su verdugo le hizo tener.-------------- PASADO -----------------Mientras Alicia estaba con sus amigas en el mismo rincón del patio de todos los días un barullo se empezó a montar a lo lejos.Desde donde estaban no podían ver gran cosa, solo gente apilada alrededor de algo o alguien.Aunque sus amigas pasaron, Alicia se levantó y caminó hacia el lugar. Los barullos que se montaban a la hora del recreo no solían interesarle, querí
Ibai caminaba lentamente por los pasillos de la universidad, centrado en su cuaderno de apuntes.No había podido dormir bien anoche, el miedo impregnado hasta los huesos por la situación en la que un homicida le acechaba por las sombras de la comisaría le había hecho mantenerse alerta toda la noche.Al ir a por un café a la máquina sintió un tirón del brazo y vio como todo alrededor se oscurecía. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad pudo ver que se encontraba en el armario de conserjería y se asustó.Le vinieron a la mente todas esas veces en las que fue objeto de burla y le encerraban en uno de esos para retenerlo durante horas o estiraban de él al interior para darle una pali