Sangre bajo la piel
Sangre bajo la piel
Por: Marposta
Prefacio

La lluvia caía fina sobre la tierra. La poca luz solar que se colaba entre las nubes negras era de un pálido mortecino. Cada rayo de sol escalaba las frías piedras de mármol pulido hasta alcanzar la madera de roble color champán que protegía a la joven pálida que no respiraba desde hacía un par de días.

Todo era perfecto para la ocasión, o al menos eso le parecía a la figura encapuchada que miraba desde la lejanía el funeral. Se recreó en la joven que subía al atril a decir unas palabras. Su piel pálida, con un leve rubor que la declaraba en vida, los ojos azules como el cielo y el pelo rubio oscuro corto que apenas le llegaba a los hombros.

-La verdad es que no soy la más indicada para esto, hablar en público nunca me gustó y tampoco se me dio bien jamás, pero... no puedo dejar que la persona que más he amado en mi vida se vaya de este mundo así sin más, sin despedirme... -La voz y el cuerpo de la joven temblaban por varias razones. Llevaba un rato llorando, la rabia de perder a su pareja, la impotencia por no haber podido hacer nada, los nervios de hablar frente a todos.

La sombría figura del fondo sonreía mientras agudizaba el oído por ver lo que había causado. No le gustaba el sufrimiento sin sentido, pero disfrutaba enormemente cuando ese sufrimiento era como pago por algo que se había hecho anteriormente.

-Ema no era la persona más amable y cariñosa del mundo, pero no merecía ser asesinada. Había cometido sus errores en el pasado, errores que admitía y que hacía de todo por cambiar... -Eso hizo que la gárgola se riese, sabía de sobra que esos intentos por arreglar sus errores del pasado eran "postureo", en palabras de la misma muerta, sabía que eran palabras sin acciones-. Me hizo la chica más feliz del mundo desde hacía tres meses... cuando aceptó salir conmigo, pero ya me hacía inmensamente feliz solo por ser mi amiga desde que tengo uso de razón... No sé la razón de este crimen: homofobia, machismo, una agresión aleatoria, un robo que salió mal... lo único que sé es que no pienso descansar hasta que quien haya hecho esto esté entre rejas.

La sonrisa se unió a un brillo de ojos delirante y deseoso al recordar todo lo que había hecho con esa pálida adolescente que ahora yacía muerta en la suave seda blanca que recubría el ataúd por dentro.

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Unos días antes

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-¡Suélt...! -en ese mismo momento una mano cubrió la boca de la joven.

-Ambos sabemos que si te resistes será mucho peor... -Una hoja afilada rozó la piel de porcelana de la joven una vez atravesó la fina ropa que llevaba por ser principios de septiembre.

-Por favor... ten piedad... no me violes... no me hagas daño... te daré todo mi dinero...

-¿Violarte? No, las lesbianas no sois de mi agrado... Es más, creo que solo hay una persona en el mundo de mi agrado en el ámbito sexual... -Aún después de lo que acababa de oír, Ema sintió una lengua pasar lentamente por su cuello hasta llegar a su oído-. Y tu dinero me repugna, igual que el de todo el mundo... Pero a lo de hacerte daño, voy a hacer que pagues por todos tus pecados...

Antes de que la joven reaccionase sintió el cuchillo clavándose en su espalda. La sombra agresora se ensañó con ese pequeño cuchillo. La biología no se le daba bien así que, aunque la quería mantener viva todo lo posible sin dejar de apuñalarla, no consiguió mantenerla despierta más de diez segundos y murió al minuto y medio de empezar la agresión.

La sangre cubría el cuerpo de la víctima y de su criminal. Una de las dos partes disfrutaba enormemente de la situación, habiéndose recreado en las últimas palabras de su joven víctima: "lo siento, Ane". Esas palabras causaban su risa. Esa arpía con cara de niña buena no sentía nada en vida, mucho menos en muerte.

Se alejó del cadáver dejando el arma ahí mismo, llevaba guantes, no habría ninguna huella dactilar. Las primeras gotas de la torrencial tormenta que borraría su saliva del cadáver empezaron a caer del cielo, con suerte hasta se llevaría el arma. Le encantaba la época de lluvias, las pruebas desaparecían rápido sin necesidad de hacer absolutamente nada más que esperar y coordinar todo para que la policía no se enterase de donde está el cuerpo antes de que empezase a llover.

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Presente

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De vuelta al funeral, aquella figura humanoide empezaba a sentir una leve excitación cuando vio a la oradora besar la frente de la muerta. No le gustaban las lesbianas, pero esos recuerdos sumados al dolor que había y el erotismo que había implementado su mente en la escena consiguieron sacarle una perturbadora sonrisa y subirle la líbido.

El ataúd se cerró, la tumba se cubrió y la gente empezó a irse. Unos pocos se quedaron un rato más, dándole el pésame a la familia y a Ane una vez más. Cuando la tumba quedó desierta se acercó despacio hasta el lugar y acarició la fría piedra mientras leía la inscripción.

"Hija, amiga y pareja querida. Siempre te querremos y nunca te olvidaremos"

Aguantó una arcada por la cursilería de esa frase y se alejó levemente de la piedra para dedicarle una última mirada antes de alejarse por el cementerio de Polloe en dirección a su nuevo hogar, pensando en si era mejor librarse de la excitación que sentía de camino sin masturbarse o esperar a casa para pensar en su objeto de placer y explotar nada más empezase a tocarse pensando en todo lo que haría.

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