Cuando volvió a su piso, Ibai estaba muerto de cansancio, agotado física y mentalmente. Pensaba meterse en la cama, coger el portátil y ver alguna serie en Netflix, pero algo lo detuvo a mitad del salón.
La estancia era pequeña, un sofá con su mesa de café, un mueble para un televisor bastante más grande del que él podía permitirse y una zona libre cubierta por una alfombra que usaba para tirarse ahí a jugar a juegos de mesa cuando venía algún amigo que no tuviese un segundo mando para la consola.
Se acercó lentamente a la mesita de café, donde esperaba un sobre negro con un sello de lacre rojo. Se sentó en el sofá sin dejar de mirarlo, sin saber qué hacer con ello, y dejo la mochila lentamente a su la
Alicia no dejó que un contratiempo así parase su ritmo de vida. Si, era cierto, podía morir, pero también era cierto que, si paraba todos los planes que tenía para hacer, mucha más gente morirá.Tras las clases cogió el autobús 5 para ir al bulevar, descansando los 20 minutos que duraba el viaje sentada en las incómodas sillas. Se arrepentía de no haber cogido su bici esa mañana, habría sido más barato y menos contaminante haber ido en bici en vez de en autobús.Cuando bajó se fue directamente hacia el río y luego giró a la izquierda, buscando el portal en el que se encontraba la Fundación Adsis, en la que hacía voluntariado.Entr&oa
El chirrido y el gas la empezaron a atontar demasiado, no tenía ya escapatoria, estaba muerta. Esa última película que se ve de tu vida antes de morir se vio afectada y trucada por los últimos recuerdos que su verdugo le hizo tener.-------------- PASADO -----------------Mientras Alicia estaba con sus amigas en el mismo rincón del patio de todos los días un barullo se empezó a montar a lo lejos.Desde donde estaban no podían ver gran cosa, solo gente apilada alrededor de algo o alguien.Aunque sus amigas pasaron, Alicia se levantó y caminó hacia el lugar. Los barullos que se montaban a la hora del recreo no solían interesarle, querí
Ibai caminaba lentamente por los pasillos de la universidad, centrado en su cuaderno de apuntes.No había podido dormir bien anoche, el miedo impregnado hasta los huesos por la situación en la que un homicida le acechaba por las sombras de la comisaría le había hecho mantenerse alerta toda la noche.Al ir a por un café a la máquina sintió un tirón del brazo y vio como todo alrededor se oscurecía. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad pudo ver que se encontraba en el armario de conserjería y se asustó.Le vinieron a la mente todas esas veces en las que fue objeto de burla y le encerraban en uno de esos para retenerlo durante horas o estiraban de él al interior para darle una pali
La situación era cada vez más sombría, se avecinaba el desastre y no había nadie que lo detuviese. Garikoitz se acercaba cada vez más al empollón que no había sabido dejar su orgullo de genio atrás para mantener su integridad física.—Quedamos en que si no cumplias desearías ir al infierno porque te torturarían menos de lo que haré yo... así que, dime... ¿Por qué lo has hecho? —Son iguales... lo que piense el profesor de cada uno de los dos también afecta.... —Ah... así que es eso, ¿No? —Gari cogió una bar
--------------------- PRESENTE ----------------Tras terminar las clases de la universidad, ya de noche, Gari salió del edificio cansado, deseando coger la moto para largarse a casa y descansar junto a su chica.Al llegar al parking de estudiantes buscó su moto entre todas las demás y no pudo evitar soltar una maldición al verla. Tenía las ruedas pinchadas y los guardabarros medio soltados.Sacó el teléfono móvil y llamó a la asistencia, no llegarían hasta dentro de media hora. Se encendió un cigarro y se apoyó en la moto para enviarle un mensaje a Maite diciéndole que llegaría tarde por ese contratiempo, adjuntando también unas fotos de la moto para no perderlas en e
Los gritos salían de la oficina del teniente. Tanto él como Yerai gritaban al otro. El primero decía que había que sacar a Ibai del caso, que era un problema tener becarios en casos así y que ya había causado el retraso de la investigación y, con ello, mínimo la muerte de una persona, además de haber colaborado con el asesino. Yerai, en cambio, defendía que su becario se quedase. Decía de todas las veces que había sido de utilidad y que ahora más que nunca necesitaba estar en la comisaría el mayor tiempo posible por estar bajo la amenaza de un asesino.Llevaban horas discutiendo allí. Ibai se calmaba poco a poco, mientras recibía malas miradas de otros agentes e inspectores. Incluso el hombre de la limpieza lo miraba mal.
Justo antes de golpear la puerta con los nudillos algo dentro se le encogió y empezó a recordar todas las cosas que le habían pasado durante el bachiller cuando fue el nuevo.--------------PASADO--------------Nada más entrar al instituto respiró hondo. había sido el nuevo antes, aunque a los siete años no importaba mucho eso, ya que los amigos se hacían con facilidad, pero ahora tenía 16 y estaba a punto de entrar en un edificio que no conocía, lleno de gente que no había visto jamás.Respiro hondo de nuevo y dio un paso al interior. Se dio cuenta de lo diferente que era a su antigua ESO, lo diferente que era al bachillerato al que habían ido sus compañeros... Cogió
Tras salir del despacho del rector, Ibai se dirigió a la comisaría. Sabía que ya no era becario allí y que no podría colaborar en el caso, pero no era eso lo que buscaba. No, ahora mismo solo quería hablar con alguien, y Yeri le parecía la mejor opción, siempre era la mejor opción.Una vez llegó, vio como el inspector se sorprendía de verlo, y era normal, había dimitido de ser becario en el lugar el día anterior para que él no perdiese su puesto de trabajo remunerado.—Pensé que habías dejado las prácticas aquí...—Ya... no vengo como becario... si no como amigo... quiero compañía... no estoy muy bien...