Allegra observó a Andrew caminar hacia ella.
— Te estaba esperando, podríamos ir a tomar algo exclamó Andrew. Allegra sonrió, no consideraba que Andrew tuviera que seguir bebiendo. — Estoy algo cansada tal vez en otra oportunidad. — No estabas muy cansada para beber con ese idiota dentro del bar. — No bebí con él y no tengo por qué excusarme dijo ella pasando a su lado pero alargó su mano y la tomo con fuerza del brazo, Allegra comenzó a forcejear en ese momento dos custodios del bar salieron en su defensa. Advirtiéndole a Andrew que no debía regresar. Al día siguiente bien temprano Allegra salió a correr, lo último que quería era apartarse de su rutina. El médico le había advertido que si bien su enfermedad no tenía cura de momento, ya que solían haber constantes ensayos si ella mantenía una alimentación sana y ciertas conductas sería más llevadero. Así que corrió hacia el Tamessis. A su regreso paso por el mercado, iba caminando cuando la portada de una revista llamó su atención. Era él con esa mirada tan fría y distante que solía tener. Era extraño, pero pese a lo joven que era rara vez sonreía. Y observando detenidamente el título de la revista estaba metido en algún lío de faldas, solían llamarlo el soltero de oro, uno de los pocos que quedaban solteros en su familia. Los herederos Beaumont eran considerados los hombres más codiciados, si hasta príncipes del Golfo Pérsico había entre ellos. Pero ninguno era tan propenso al escándalo y llamar la atención como Dante Beaumont. Hijo mejor de Chris Beaumont, quien había labrado su propia empresa de informática dejando de lado la tradición familiar del petróleo. Convirtiendo Beaumont Enterprises en una de las empresas más importantes del mundo, diversificando sus inversiones, poseían varios resorts turísticos en diferentes países. **************** Chris Beaumont miró las noticias una vez más Dante salía en primera plana, la campaña de desprestigio había llegado a niveles insospechados. Chris Beaumont tomó el periodico <Chris Beaumont se sirvió una copa, estaba molesto, dolido. Su esposa Sarah ingreso en ese momento a su oficina.— ¿ Despediste a nuestro hijo?, pregunto ella sorprendida.— No me dejo otra opción, se lo había advertido hace unos días. — Al ver la decepción en el rostro de su esposa, Chris enfureció. — No te atrevas a juzgarme como si yo fuera el villano del cuento, ¿es que no has visto a esas ancianas llorando en televisión?, mi padre debe estar retorciéndose en su tumba, somos hombres de negocios no malandras. A ningún hombre de la familia le tiembla la mano a la hora de tomar decisiones duras con respecto a los negocios, pero lo que Dante hace no tiene nombre. Es deliberadamente cruel y esas mujeres con las que se involucra un completo desastre.— Es soltero y no creo que andar con mujeres lo consideres un pecado serias un hipócrita si pensaras eso.Chris Beaumont se sirvió otra copa.— No, pero las mujeres que tú hijo se lleva a la cama lo acusen por cadena nacional de ser un cretin
Dante salio del bar esa noche en particular lo hizo solo, no era de los que se deprimian ante dificultad alguna... sencillamente porque las dificultades no existían para él.Llevaba una existencia tranquila y bien organizada. Cualquier problema, cualquier incomodidad se evitaba con una buena inyección de dinero. Y el dinero no era obstáculo para un hombre como él.Sabia que la prensa siempre iba detras de el porque adoraba ponerlos a comer tierra burlándose de ellos obstaculizando su trabajo y con respecto a cuestiones más personales, ninguna mujer le había interesado durante más de una semana. Su poderosa libido y sus emociones estaban férreamente controladas por una mente ágil y bien disciplinada.No era un hombre que se dejara gobernar por las emociones; de hecho, la prensa lo había acusado de ser de hielo por su trato con las mujeres, pero acaso no era un trato justo el las utilizaba asi como ellas lo utilizaban. Orgulloso de su cuadriculado cerebro, sabía que algún día tendría q
Escándalo"Millonario Dante Beaumont Acusado de Brutal Agresión: ¡La Violencia de los Poderosos!"Un testigo presencial denuncia que Dante Beaumont, acompañado de sus custodios, golpeó brutalmente a un hombre inocente en la noche de ayerLa prensa londinense se llenó de titulares escandalosos sobre el millonario Dante Beaumont, conocido por su fortuna y su estilo de vida lujoso y lleno de excesos. Sin embargo, hoy su imagen se ha visto nuevamente empañada por una acusación grave.Según un testigo presencial, Dante y sus guardias agredieron brutalmente a un hombre en la noche de ayer en el centro de Londres. La víctima, identificada como Andrew Martins, fue llevada al hospital con heridas graves."Vi cómo Dante y sus hombres golpeaban a ese pobre hombre sin piedad", declaró el testigo anonimo. "Era como si disfrutaran de la violencia."La policía ha iniciado una investigación sobre el incidente y ha solicitado a Dante que se presente para declarar.¿Sera esta el tipo de impunidad de la
Dante observó el periódico, mientras desayunaba, eso le pasaba por bajarse a ayudar lo cierto es que si no fuese porque era una mujer y estaba siendo agredida no se hubiera bajado.¿ Quién en su sano juicio podría creer que tendría un romance con la mujer ojos de cachorro?.Bueno mujer era una palabra demasiado grande, Allegra Murphy no era una mujer.Dante miró fijamente la fotografía y se dio cuenta de que detrás de aquella fachada aniñada podía haber una mujer atractiva. A él le gustaban las mujeres femeninas, muy femeninas. Y aquella era ordinaria, desaliñada y tenía ojos de cachorro, y siempre estaba mirándolo. Ya lo había notado siempre lo observaba desde la barra.Allegra tenía el pelo de color caramelo, y sus ojos verdes siempre brillaban como los de un cachorro como esperando una palmadita de aprobación.Ella era tan amistosa, tan simpática con todo el mundo, tan ingenua.Incluso sus compañeras de trabajo lo habían notado y hacían comentarios.Dante dejo el periódico sobre la
Dante miro hacia el techo.—¡Cállese! –le repitio él.–¿Usted y qué ejército van a mantenerme callada? –replicó Allegra, poniéndose muy recta.–¿Qué quiere? –le preguntó Dante a su jefe de seguridad, como si ella no estuviese allí.–Le sugiero que hablemos del tema en su despacho –respondió Roberto Marino jefe de seguridad.–Siento haberle insultado –mintió Allegra haciendo un esfuerzo con la esperanza de ganarse la posibilidad de una conversación –. No tenía que haberlo hecho...–Ha sido muy grosera –le respondió él antes de dirigirse a los guardias de seguridad–. Suéltenla. Y sáquenla de aquí en cuanto haya terminado con ella.Allegra apretó los dientes, se estiró la chaqueta y se pasó las manos por los vaqueros.Dante estudió brevemente su rostro ovalado, fijando la atención en los labios generosos, rosados y no pudiendo evitar pensar en lo que podría hacer con ellos. Se le encogió el estómago y eso lo puso todavía de peor humor. — Le daré cinco minutos de mi valioso tiempo.—Qué g
Al cabo de un par de minutos la vio, caminando con la cabeza gacha y los hombros caídos, como si estuviera a punto de desmayarse.–Para aquí. Dante bajo del coche,¿Quiere morir?. Se va del hospital en contra de las instrucciones de los médicos. ¿Qué le pasa? ¿Por qué tiene que hacer lo contrario de lo que le dicen?–¿Dante ?Al darse la vuelta, Dante vio su pelo manchado de sangre y una marca morada a un lado de su cara.–Maldita sea ¿La han golpeado? Desorientada, lo miró a él y luego a la limusina.–¿Qué está haciendo aquí?, pregunto Allegra confundida.–Me dijeron que había tenido un accidente.–¿Y qué tiene que ver con usted?.–Naturalmente, me fui de inmediato al hospital.–¿Por qué naturalmente? ¿Por qué iba a preocuparle que fuera al hospital? No es familiar mío.Molesto porque se cuestionara su decisión, Dante se pasó la mano por el pelo.–Tuvo un accidente en la puerta de mi edificio y no podía dejarla sola después de lo que le ha ocurrido.–Suelo ocuparme de las cosas yo so
–No cierre la puerta. Si se desmaya, quiero enterarme.Sintiéndose peor que nunca, Allegra entró en el cuarto de baño, cerró la puerta y echó el pestillo.Mojó el borde de la toalla y se la llevó a la cabeza, tratando de analizar por qué se sentía tan deprimida. Estaba acostumbrada a cuidarse ella sola, ¿no? Siempre lo había hecho. No necesitaba que Dante Beaumont acudiera en su rescate.Cuando salió, la habitación estaba vacía. Sobre la cama estaba su bolso, en la que estarían las cosas que había anotado en la lista. Aquel Roberto trabajaba rápido. En la mesilla de noche había una jarra de agua y un bote de analgésicos. El que se lo hubiera dejado lo hacía más considerado.Se tomó un par de pastillas y se puso los pantalones cortos y la camiseta de algodón que solía usar para dormir.Con una copa de whisky en la mano, Dante vio el reportaje de las noticias desde el hospital. Mostraron unas imágenes de Allegra llegando en una ambulancia, con sangre en la cara, y una entrevista con la
Allegra observaba a través de la ventana, perdida en los recuerdos del beso de Dante lo cierto es que no lo entendía.Dante Beaumont era un montón de contradicciones. Doce horas antes se había negado a ayudarla, y luego la había ayudado. Había cuidado de ella y la había besado.Estaba seguro de que sería más fácil entender un libro de Física Nuclear que a Dante Beaumont.****************Mientras zigzagueaba por las calles de Londres, Dante pensó en lo ocurrido en el ascensor. ¿Es que había perdido la razón?, ahora ojos de cachorro pensaría que tenía una oportunidad con él, debía cortar el asunto de una vez por todas ...Él llegó a su nueva oficina, le esperaba un día lleno de reuniónes.—¿Dante? –uno de sus directores ejecutivos entró con un ordenador portátil bajo el brazo–. Tengo algo divertido que enseñarte, ¿estás de humor?Él no estaba de humor, pero Richard era un buen amigo, Dante enarco una ceja al ver una caricatura de él junto a sus custodios golpeando al tal Andrew...Esa