La decisión de un padre

Chris Beaumont se sirvió una copa, estaba molesto, dolido. Su esposa Sarah ingreso en ese momento a su oficina.

— ¿ Despediste a nuestro hijo?, pregunto ella sorprendida.

— No me dejo otra opción, se lo había advertido hace unos días. — Al ver la decepción en el rostro de su esposa, Chris enfureció. — No te atrevas a juzgarme como si yo fuera el villano del cuento, ¿es que no has visto a esas ancianas llorando en televisión?, mi padre debe estar retorciéndose en su tumba, somos hombres de negocios no malandras. A ningún hombre de la familia le tiembla la mano a la hora de tomar decisiones duras con respecto a los negocios, pero lo que Dante hace no tiene nombre. Es deliberadamente cruel y esas mujeres con las que se involucra un completo desastre.

— Es soltero y no creo que andar con mujeres lo consideres un pecado serias un hipócrita si pensaras eso.

Chris Beaumont se sirvió otra copa.— No, pero las mujeres que tú hijo se lleva a la cama lo acusen por cadena nacional de ser un cretino si lo es.

—Él asegura que esa mujer miente no está embarazada y si lo está no es de él, al igual que esa niña.

— Tal vez, pero si es responsable de como se maneja, no es la primera vez que lo acusan de agresivo y ser ruin. Tal vez él no manejara el coche de Colette Dupont, ni la obligará a beber, pero si es responsable de que ella estuviera en ese estado. No lo hago como un castigo, pero es obvio que lo has mimado hasta límites insospechados y lo único que has conseguido es que no le importen nada los sentimientos de los demás...

-Eso no es cierto... -se defendió Sarah destrozada.

—En vez de pelear conmigo por una vez apóyame con respecto a nuestro hijo exclamó Chris dejando la copa sobre el escritorio, tomó su chaqueta y salió de la casa conduciendo su coche a alta velocidad.

Sarah se acercó al escritorio y tomó la fotografía de la familia entre sus manos los cuatro posaban como la feliz y unida familia que habían sido.

Constantine Pallis observó a su cuñado ingresar, era demasiado temprano para Dante.

Su cuñado lo saludo y se sentó junto a él.

— ¿ Mal día?, pregunto Constantine a ver qué Dante comenzaba a beber.

— Para nada solo tengo ganas de celebrar, esta demasiado tranquilo el bar.

— La cantante está algo retrasada exclamó Constantine.

— A si, la chica con expresión de cachorro en su rostro exclamó Dante en un tono burlón.

— Es muy bonita, no se porque dices eso.

— No me digas que le has sido infiel a mi hermana con tu bonita cantante.

— No digas tonterías exclamó Constantine.

Allegra salio en ese momento al escenario y comenzó a cantar.

Constantine se fue a hablar con alguien y Dante siguió bebiendo ahi mientras miraba el show de Allegra.

Allegra cantaba muy animada cuando al pasar su mirada por la mesa de Dante se fijo en su expresión de disgusto. No entendia que era pero por lo visto su show no era de su agrado en cuanto termino su primera media hora bajo del escenario y se dirigió al baño. Se miró al espejo y se arrepintió de haber dejado que su amiga la convenciera para ponerse aquel top blanco y aquella falda tan corta.

Aunque solía vestirse con conjuntos atrevidos, luego apenas se los ponía se arrepentía.

Luego Allegra se dirigió al camerino y busco algo para cambiarse, luego ayudo a atender las mesas, había tres empleadas que habían faltado.

Llevando una bandeja de bebidas, Allegra pasaba por delante del baño cuando oyó a un grupo de chicas cuchichear sobre el escándalo de Dante. Las conversaciones son vagas, pero suficientes para darle un toque de curiosidad y sospecha sobre el hombre.

—¡No me puedo creer que Dante haya tenido la poca vergüenza de venir esta noche!

-Eso demuestra lo malo y despiadado que es...

—¿Cómo pudo tratar a así a Sofia? Con lo divertida y que es...

Allegra caminaba hacia la mesa de Dante con una bandeja de vino en la mano, esperando en su mente que esta vez no se equivocara. Sin embargo, justo al pasar, un par de chicas que salían tambaleándose del baño chocaron con ella. Su mano resbaló y el líquido de su copa de vino se derramó sobre el caro traje de Dante sin previo aviso.

El corazón le dio un vuelco y levantó la vista para encontrarse con los fríos ojos de Dante. Aquellos ojos profundos desprendían una frialdad helada que la hizo sentir una opresión que no pudo ignorar. Pero lo que la sorprendió aún más fue lo claramente que él la hacía sentirse a la defensiva, aunque de algún modo atraída por él.

......Este hombre realmente tiene un carisma frío que es imposible ignorar ...... Pero no debería sentirme atraída, es sólo alguien que está en un mundo muy diferente al mío. Allegra se amonestó interiormente, pero no pudo controlar el aleteo de su corazón.

Dante la miró fijamente, frunciendo ligeramente el ceño, con los ojos fríos por el escrutinio. Quiso arremeter de inmediato, pero la camarera que tenía delante, que había chocado accidentalmente con él, le sorprendió un poco. En lugar de dejarse llevar por el pánico o adular y disculparse como las aspirantes, le devolvió la mirada con una mezcla de emoción. 

Una camarera descuidada, pero inesperadamente me causó un poco de curiosidad.

...... Esta mujer parece ser diferente a esas fervientes admiradoras.  Un destello de inesperado interés le inundó.

Dante habló con frialdad,

——Parece que necesitas aprender a mantener firme una bebida.

Allegra resopla y no puede evitar replicar,

——Quizá no deberías estar en un lugar tan peligroso.

El comentario hizo que Dante se quedara ligeramente helado, no había esperado que la aparentemente sencilla camarera tuviera las agallas de replicar. Una imperceptible sonrisa apareció en la comisura de sus labios, su interés en ella profundizándose en su mente. Allegra, por su parte, estaba un poco nerviosa, pero no se echó atrás, sino que levantó la cabeza para encontrarse con su mirada con un atisbo de desafío en los ojos.

Unos instantes después, Dante le dijo débilmente al camarero que estaba a su lado,

——Tráigame otra copa.

Unos minutos después, Allegra volvió a acercarse a él con su copa. Esta vez fue más cuidadosa que antes, tratando de ocultar su agitación interior en la medida de lo posible, y haciendo todo lo posible por mantener una expresión tranquila en su rostro. Cuando colocó el vaso delante de Dante, él sonrió ligeramente y susurró,

——Espero no mojarme la camisa esta vez.

Su mirada tenía una pizca de picardía, lo que hizo que Allegra sintiera al instante que sus mejillas ardían ligeramente, y una vaga vergüenza e inquietud se mezclaron en su mente. Respondió en voz baja: «Lo intentaré».

Dante fruncio el ceño.¿Cuántos años tendría? Parecia una adolescente. Estaba vestida de negro, con grandes botas y maquillaje de vampiresa. Dante sonrió. Una vampiresa muy atractiva. ¿Aúnque como se iba a sentir atraído por una chica con apariencia de adolescente y que trabajaba en un bar como mesera?.

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