La decisión de un padre

Chris Beaumont se sirvió una copa, estaba molesto, dolido. Su esposa Sarah ingreso en ese momento a su oficina.

— ¿ Despediste a nuestro hijo?, pregunto ella sorprendida.

— No me dejo otra opción, se lo había advertido hace unos días. — Al ver la decepción en el rostro de su esposa, Chris enfureció. — No te atrevas a juzgarme como si yo fuera el villano del cuento, ¿es que no has visto a esas ancianas llorando en televisión?, mi padre debe estar retorciéndose en su tumba, somos hombres de negocios no malandras. A ningún hombre de la familia le tiembla la mano a la hora de tomar decisiones duras con respecto a los negocios, pero lo que Dante hace no tiene nombre. Es deliberadamente cruel y esas mujeres con las que se involucra un completo desastre.

— Es soltero y no creo que andar con mujeres lo consideres un pecado serias un hipócrita si pensaras eso.

Chris Beaumont se sirvió otra copa.— No, pero las mujeres que tú hijo se lleva a la cama lo acusen por cadena nacional de ser un cretino si lo es.

—Él asegura que esa mujer miente no está embarazada y si lo está no es de él, al igual que esa niña.

— Tal vez, pero si es responsable de como se maneja, no es la primera vez que lo acusan de agresivo y ser ruin. Tal vez él no manejara el coche de Colette Dupont, ni la obligará a beber, pero si es responsable de que ella estuviera en ese estado. No lo hago como un castigo, pero es obvio que lo has mimado hasta límites insospechados y lo único que has conseguido es que no le importen nada los sentimientos de los demás...

-Eso no es cierto... -se defendió Sarah destrozada.

—En vez de pelear conmigo por una vez apóyame con respecto a nuestro hijo exclamó Chris dejando la copa sobre el escritorio, tomó su chaqueta y salió de la casa conduciendo su coche a alta velocidad.

Sarah se acercó al escritorio y tomó la fotografía de la familia entre sus manos los cuatro posaban como la feliz y unida familia que habían sido.

****************

Constantine Pallis observó a su cuñado ingresar, era demasiado temprano para Dante.

Su cuñado lo saludo y se sentó junto a él.

— ¿ Mal día?, pregunto Constantine a ver qué Dante comenzaba a beber.

— Para nada solo tengo ganas de celebrar, esta demasiado tranquilo el bar.

— La cantante está algo retrasada exclamó Constantine.

— A si, la chica con expresión de cachorro en su rostro exclamó Dante en un tono burlón.

— Es muy bonita, no se porque dices eso.

— No me digas que le has sido infiel a mi hermana con tu bonita cantante.

— No digas tonterías exclamó Constantine.

Allegra salio en ese momento al escenario y comenzó a cantar.

Constantine se fue a hablar con alguien y Dante siguió bebiendo ahi mientras miraba el show de Allegra.

Allegra cantaba muy animada cuando al pasar su mirada por la mesa de Dante se fijo en su expresión de disgusto. No entendia que era pero por lo visto su show no era de su agrado en cuanto termino su primera media hora bajo del escenario y se dirigió al baño. Se miró al espejo y se arrepintió de haber dejado que su amiga la convenciera para ponerse aquel top blanco y aquella falda tan corta.

Aunque solía vestirse con conjuntos atrevidos, luego apenas se los ponía se arrepentía.

Mientras se preguntaba por qué sería aquello, oyó a un grupo de chicas hablando.

—¡No me puedo creer que Dante haya tenido la poca vergüenza de venir esta noche!

-Eso demuestra lo malo y despiadado que es...

—¿Cómo pudo tratar a así a Sofia? Con lo divertida y que es...

Allegra se dirigió al camerino y busco algo para cambiarse, luego ayudo a atender las mesas, había tres empleadas que habían faltado.

Allegra se acercó a la mesa de Dante en cuanto el hizo señas.

— ¿ Qué le sirvo?, pregunto Allegra.

Dante fruncio el ceño.¿Cuántos años tendría? Parecia una adolescente. Estaba vestida de negro, con grandes botas y maquillaje de vampiresa. Dante sonrió. Una vampiresa muy atractiva. ¿Aúnque como se iba a sentir atraído por una chica con apariencia de adolescente y que trabajaba en un bar como mesera?.

 Lo único que tenían en común era que ambos eran seres humanos. Por fin, Dante hablo y ordeno su pedido.

— Enseguida respondió ella y se dirigió a la barra.

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>, le habían suplicado sus ojos, penso Dante. Sin embargo, Dante no lo haría porque tal como le había dicho a Constantine, su cantante tenía ojos de cachorro. El era un esnob tanto social como intelectualmente y aquella chica no pertenecía a su mundo.

Allegra regreso con su pedido lo dejo sobre la mesa y luego se dirigió otra vez al escenario.

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