Dante miro hacia el techo.—¡Cállese! –le repitio él.–¿Usted y qué ejército van a mantenerme callada? –replicó Allegra, poniéndose muy recta.–¿Qué quiere? –le preguntó Dante a su jefe de seguridad, como si ella no estuviese allí.–Le sugiero que hablemos del tema en su despacho –respondió Roberto Marino jefe de seguridad.–Siento haberle insultado –mintió Allegra haciendo un esfuerzo con la esperanza de ganarse la posibilidad de una conversación –. No tenía que haberlo hecho...–Ha sido muy grosera –le respondió él antes de dirigirse a los guardias de seguridad–. Suéltenla. Y sáquenla de aquí en cuanto haya terminado con ella.Allegra apretó los dientes, se estiró la chaqueta y se pasó las manos por los vaqueros.Dante estudió brevemente su rostro ovalado, fijando la atención en los labios generosos, rosados y no pudiendo evitar pensar en lo que podría hacer con ellos. Se le encogió el estómago y eso lo puso todavía de peor humor. — Le daré cinco minutos de mi valioso tiempo.—Qué g
Al cabo de un par de minutos la vio, caminando con la cabeza gacha y los hombros caídos, como si estuviera a punto de desmayarse.–Para aquí. Dante bajo del coche,¿Quiere morir?. Se va del hospital en contra de las instrucciones de los médicos. ¿Qué le pasa? ¿Por qué tiene que hacer lo contrario de lo que le dicen?–¿Dante ?Al darse la vuelta, Dante vio su pelo manchado de sangre y una marca morada a un lado de su cara.–Maldita sea ¿La han golpeado? Desorientada, lo miró a él y luego a la limusina.–¿Qué está haciendo aquí?, pregunto Allegra confundida.–Me dijeron que había tenido un accidente.–¿Y qué tiene que ver con usted?.–Naturalmente, me fui de inmediato al hospital.–¿Por qué naturalmente? ¿Por qué iba a preocuparle que fuera al hospital? No es familiar mío.Molesto porque se cuestionara su decisión, Dante se pasó la mano por el pelo.–Tuvo un accidente en la puerta de mi edificio y no podía dejarla sola después de lo que le ha ocurrido.–Suelo ocuparme de las cosas yo so
–No cierre la puerta. Si se desmaya, quiero enterarme.Sintiéndose peor que nunca, Allegra entró en el cuarto de baño, cerró la puerta y echó el pestillo.Mojó el borde de la toalla y se la llevó a la cabeza, tratando de analizar por qué se sentía tan deprimida. Estaba acostumbrada a cuidarse ella sola, ¿no? Siempre lo había hecho. No necesitaba que Dante Beaumont acudiera en su rescate.Cuando salió, la habitación estaba vacía. Sobre la cama estaba su bolso, en la que estarían las cosas que había anotado en la lista. Aquel Roberto trabajaba rápido. En la mesilla de noche había una jarra de agua y un bote de analgésicos. El que se lo hubiera dejado lo hacía más considerado.Se tomó un par de pastillas y se puso los pantalones cortos y la camiseta de algodón que solía usar para dormir.Con una copa de whisky en la mano, Dante vio el reportaje de las noticias desde el hospital. Mostraron unas imágenes de Allegra llegando en una ambulancia, con sangre en la cara, y una entrevista con la
Allegra observaba a través de la ventana, perdida en los recuerdos del beso de Dante lo cierto es que no lo entendía.Dante Beaumont era un montón de contradicciones. Doce horas antes se había negado a ayudarla, y luego la había ayudado. Había cuidado de ella y la había besado.Estaba seguro de que sería más fácil entender un libro de Física Nuclear que a Dante Beaumont.****************Mientras zigzagueaba por las calles de Londres, Dante pensó en lo ocurrido en el ascensor. ¿Es que había perdido la razón?, ahora ojos de cachorro pensaría que tenía una oportunidad con él, debía cortar el asunto de una vez por todas ...Él llegó a su nueva oficina, le esperaba un día lleno de reuniónes.—¿Dante? –uno de sus directores ejecutivos entró con un ordenador portátil bajo el brazo–. Tengo algo divertido que enseñarte, ¿estás de humor?Él no estaba de humor, pero Richard era un buen amigo, Dante enarco una ceja al ver una caricatura de él junto a sus custodios golpeando al tal Andrew...Esa
Allegra miraba la fotografía mientras bebía su café, por lo visto Dante solo la había besado para burlarse de ella. Estaba realmente molesta, era la vieja historia de su vida, había sido insignificante para su madre y lo era para Dante. Molesta consigo misma por ser tan idiota tomó el periodico y lo arrojó al cesto de basura junto con la tarjeta que le había dado Roberto.— Budy si vuelvo a pensar en él me muerdes, no te regañaré exclamó Allegra hablándole a su perro. Budy se puso a su lado para que Allegra lo acariciara.Al día siguiente Allegra salió de su casa con una idea en mente si bien sabía que no la despedirían ya no quería volver a Esparta y volver a ver al cerdo arrogante. De solo saber que tendría que regresar y Kelly estaría ahí le molestaba. Así que fue a una agencia de empleos y comenzó a buscar trabajo.Mientras tanto Kelly si disfrutaba de la atención de la prensa lo había aprovechado al máximo para que su carrera como modelo despegará.****************Dante se encon
Dante ingreso a la casa de su hermana en Grecia, esa noche villa Thalassa brillaba más que nunca para recibir a la familia y amigos.En donde miraras había un Beaumont, Christopher se acercó a su primo y lo palmeo.— Pero sí llego el revoltoso de la familia dijo Christopher.— No todos podemos ser tan correctos como tú, exclamó Dante.— Pero si son dos viejas chismosas en el rincón dijo Cesare Saracco riéndose.— Cómo te gusta pasar tiempo en Grecia exclamó Dante.— Las mujeres griegas son muy linda dijo Cesare. Dante observó a su alrededor.— A decir verdad algunas son muy lindas dijo Dante mirando una castaña que estaba conversando con Ella y Anastasia esposa de Christopher.Angelos Rosaukis se acercó a su yerno Christopher.— Buenas noches dijo él.— Angelo, ¿recuerdas a mi primo Dante?, pregunto Christopher.— Por supuesto, es un gusto volver a verte dijo Angelo.— Estamos conversando de las mujeres griegas, según Cesare las mujeres griegas son muy lindas.— Estoy de acuerdo, pero
Dante miro a ojos de cachorro abrazando a Charlie y los hombres de la banda, en cuanto bajo del escenario varios jóvenes se acercaron a saludarla la vio escabullirse.Allegra salió a la terraza, odiaba ser el centro de atención, aunque estaba agradecida con sus compañeros de trabajo.Se frotó los brazos, era una noche muy fría mientras miraba las vista de la ciudad de Londres, inspiró profundamente.Estaba cansada. Había sido un día agotador, por suerte ya casi cumplia su horario.—Espero que no se le ocurra saltar —una voz masculina resono detras de ella.Allegra se sobresalto. — Casi me mata del susto, no debería estar aqui esta zona es exclusiva para empleados.—Vaya a acusarme con mi cuñado exclamó Dante.—No tengo intención de acusarlo, respondió ella.— ¿ Se escondio acá para fumar?, pregunto él, la había seguido por un impulso.— Yo no fumo, solo quería estar sola odió ser el centro de atención.¿Quiere chocolate? —preguntó ella entonces, sacando unos bombones de chocolate.—Sí,
Dante alzó la cabeza, con los astutos ojos velados y el rostro tenso de autodisciplina. Se preguntó qué diablos estaba haciendo, a qué estaba jugando. Rígido por la excitación reprimida, consciente de que habra preferido tomarla en su auto. La deseaba, hacía mucho que no deseaba así a una mujer. Se dijo, abrupto, que no había nada malo en eso. Era libido, nada más. Curioso por ver cómo vivía, la siguió. La entrada necesitaba una mano de pintura y la alfombra de la escalera estaba hecha una ruina. Era un lugar lúgubre y, por primera vez, se dio cuenta Allegra era mas pobre de lo que el había pensado. Se abrió una puerta que daba a la sala de estar y un perro diminuto salió corriendo y saltó alrededor de las rodillas de Allegra, ladrando jubiloso. Las enormes orejas peludas se curvaron sobre sus ojos oscuros y el perro gruñó al ver a Dante. Era un perro muy mono pero, a juicio de Dante, parecía una rata.–Este es Budy.–Ah, lo tienes. Estaba preocupado por ti –dijo Susan, una mujer may