Su madre estaba llorando desconsolada, no sabía qué hacer para calmarla y menos cuando veía como su padre empacaba ropa en una gran maleta.
Lo único que logró entender era que su padre le había pedido el divorcio a su madre, lo único que podía entender era que se iba. Los abandonaba. No los quería.
- Adi, ven – dijo su hermano Derek tras ella que estaba asomada en la puerta de la habitación de sus padres.
- No…
- Vamos Adi. – protestando se dejó llevar por su hermano a la habitación.
Adella se quedó mirando a su hermano, sentado en el suelo al final de la cama, ella hizo lo mismo cuando comprendió que su hermano quería decirle algo.
- Papá se va a casar con otra mujer, por eso deja a mamá y nos deja a nosotros.
- Pensé que ya nos no quería… - dijo ella llorando.
- Y no nos quiere – había decepción y resentimiento en las palabras de Derek – pero debemos ser fuertes por mamá ¿Comprendes? – Adella a pesar de su corta edad de ocho años asintió.
Su hermano siempre la cuidaba así que haría lo que él decía, él era más gran que ella, tenía doce y ya iba al colegio por lo que Adella confiaba en él.
Vieron como su padre salía por la puerta de la casa regalándoles un abrazo y prometiéndoles verlos los fines de semana, pero Derek no le creía, Adella en cambio aún tenía esperanzas de ver volver a su padre.
Cuando quedaron solos con su madre corrieron a abrazarla.
- Vamos a estar bien – prometió ella – trabajaremos duro los tres, pero recuerden que no estamos solos… nos tenemos los unos a los otros… ahora prométanme que no estarán tristes – Esther derramaba lagrimas mientras veía a sus hijos con amor entre sus brazos, ellos eran su fuerza.
- Lo prometo – dijo Derek abrazándola.
- Lo prometo – dijo Adella entre sollozos.
- Ahora yo cuidare de ti mamá, también de Adi – Derek estaba determinado a ser el hombre de la familia ahora que su padre se había ido, él no quería que su madre llorara.
- Oh cariño… que haría sin ustedes… Los amo tanto… no dejen que nadie los lastime y humille de esta manera… sean fuertes y peleen por lo que quieren ¿vale?
Ellos asintieron, y se quedaron en el sofá gran rato consolando a su madre hasta que ella sonrió.
- ¿Quieren helado?
- Si – respondió rápidamente Adella.
- Bien, hora de helado, el helado siempre hace bien al corazón – Adella sonrió recordando que su madre le daba helado siempre que se caía en la bicicleta por lo que su madre tenía razón, los helados curan heridas.
Siguieron a su madre a la cocina. Adella veía a su madre de diferente manera, había algo en ella que era hipnótico y lo primero que se le vino a la cabeza a Adella fue La Mujer Maravilla.
Su madre era fuerte a pesar de haberla visto llorando por el abandono de su padre hacia una hora. Ahora ella les sonreía y los miraba con una determinación que antes no había visto. Entonces Adella creyó lo que le dijo su madre.
Ellos estarían bien.
Serian fuertes y pelearían por lo que querían. Adella quería ser ese tipo de persona, quería ser como su madre. Tan hermosa, inteligente y fuerte como ella era, y lo seria.
- Vamos a estar bien, mamá.
Su madre detuvo su vista en ella dejando el tarro de helado en la mesada un poco sorprendida por oír aquellas palabras, inspiró profundamente para luego sonreírle cálidamente reforzando sus propias palabras.
- Lo estaremos, mi amor.
Había dos cosas que Adella Howard no toleraba: lo primero era las mentiras de la prensa y lo segundo era no tener lo que quería. Y en este momento lo que quería era ser la nueva imagen publicitaria de los MTV Award como le había prometido su Manager, pero esto no iba a poder ser porque los patrocinadores de MTV no creían que ella fuera la indicada. Ellos querían a la chica problema del momento y esa no era Adella.Así que si le preguntabas a ella como se sentía en ese momento, pues bien, te mandaría a la Patagonia.Adella odiaba no ser la número uno, pero aceptaba que como todas las cantantes del momento, tenía que poder diferenciarse de las demás y ser la mejor en ello. Tal vez no era la más polémica, pero podía ser la que mejor cantara, o las que mejor bailara o la de los mejores videos o la de los mejores conciertos, etc., y Adella era la mejor en sus conciertos.Sabía cantar en vivo como solo los mejores podían poniéndole personalidad tanto a sus movimientos como a sus canciones.
La noche fue bien, una vez terminada la cena, Adella y Jett fueron a ver una presentación de Celine Dion. Al volver a la suite del hotel, Adella se dejó caer en la cama con Jett.Una hora después Adella desnuda se zafó del abrazo de su novio para apurarse a bañar. Su vuelo salía en hora y media, no tenía mucho tiempo. Se desmaquilló y se dio una ducha rápida. Cuando salió se puso la ropa que Boris le tenía apartada sobre una silla. En ese momento decidió despertar a su novio que de mal humor aceptó ponerse en pie.— ¿Por qué te vas antes? Creía que salías a Nueva York al medio día.— No tengo mucho que hacer aquí, y ya que tengo vacaciones quiero aprovecharlas.— A veces no te entiendo. Estamos en Las Vegas ¿Qué mejores vacaciones?— Mi familia está en Nueva York.— Bien. Comprendo. ¿te quedaras en casa de tú mamá o en tú departamento?— En mi depa ¿por? – Adella lo miro por medio del espejo mientras se peinaba.—
— Es Jane – explicó Ren para luego darse paso a contestar la vibrante llamada de su hermana. - ¿Dónde estás metida Jane?... por lo menos contesta el teléfono cuando te llaman, sabes que me pongo nervioso… no… aun así… se mas precavida… si, me acabo de enterar… me pareció un buen gesto por él… lo harás bien, lo sabes… me presentaras por fin a tus amigas?... si quieres les hago de conductor jejeje… bien, avísame dónde y paso por allí… ok… solo cuídate, Jane.Bien, no le era difícil adivinar de que se trataba toda esa conversación, lo más interesante que había entendido era que Jane no venía sola, traía amigas y esa era una de las razones por las que los tres sonreían. Todos sabían que la enana tenía buenos contactos femeninos, casi siempre modelos, actrices, cantantes, herederas de grandes fortunas y algunas de dudosa procedencia.No es que él se pudiera emocionar por conocer mujeres atractivas, tenía novia y una muy celosa de por sí. Luna Scott le había robado el corazón hac
Fue una suerte que Ren no se tomara su tiempo para conocerse ya que salió a toda velocidad de donde había estado estacionado.— Ahora sí. Un gusto conocerte, Adella. – la saludo mientras la miraba por el espejo retrovisor con una sonrisa. Ella se la devolvió.— El gusto es mío, Ren. Jane, tu hermano es muy lindo.Su amiga chistó, Ren en cambio sonrió tímido desviando la mirada a la carretera.Adella lo creía en verdad. El asiático tenía cierto atractivo que lo hacía parecer un hombre misterioso. Se preguntó si le hacía honor a sus raíces sabiendo artes marciales.— Katherine Fernaldi–, se presentó una castaña a su lado, de la que supuso que era la pareja de su amiga. Sonrió. – Pero dime Kate.— Adella Howard –, se presentó. - Tenía curiosidad por conocerte, Kate.— No hay mucho que conocer… estaba emocionada cuando supe que te vería – dijo la chica tímidamente, Adella sonrió, le parecía una linda chica, le guiño el ojo a Jane para que
Y ella se derritió con el sonido de su voz, tan clara, tan masculina y tan seductora.— El gusto es mío – respondió ella atrapando sus emociones para mostrarse fría indiferencia al devolverle la mirada un par de segundos.— Él es el dueño de este lugar, le dije que tienes buenos comentarios respecto al club. – comentó Elliot a su lado.— Sí, es un lugar interesante y muy cómodo.— Gracias. Espero que se convierta en una visitante habitual – y él la seguía mirando intensamente.— No creo que pasase, solo estoy de paso por la ciudad mientras disfruto de unas cortas vacaciones – Ella decía la verdad, solo estaba de paso y no volvería a ese lugar. Al menos eso creía.— Entiendo…— ¿Preciosa, quieres ir a bailar? – invitó Elliot y ella acepto con una sonrisa, estaba apurada por alejarse.— Claro, me muero de las ganas por bailar esa canción.Adella se alejó, pero no moría por bailar, más bien por fumar un cigar
Rieron un poco, pero el humor de Dominic se volvió a tornar oscuro después de un rato al ver a Adella y Elliot tomar sus cosas. Se acercó a Elliot sin poder evitarlo. Necesitaba saber si se irían juntos. Joel lo siguió.— ¿Ya te vas?— Si, Adella quiere irse a casa, así que voy a dejarla – Dominic frunció el ceño, su amigo estaba muy animado.— Aún es temprano para irse - se oyó a Ren decirle a Adella – vives cerca, no te puedes ir a esta hora.En ese momento apareció Jane, con una castaña y una pelirroja, estas últimas estaban claramente disfrutando del lugar y la música al verlas estar un poco sudadas con cervezas en mano.— ¿Cómo es eso que te vas? – Jane preguntó no muy feliz.— Debo irme, mañana pienso ir a visitar a mi madre. Lo sabes.— No me jodas, Adella. No nos hemos divertido juntas en tres largos meses ¿Y ahora piensas en irte a casa a dormir? No bromees. Además, puedes ver a tu mamá en la tarde, no pongas esa ex
Adella estaba atrapada en su propia trampa. Ella sabía que no debía jugar con el orgullo de un hombre porque conseguiría una declaración física de hombría y orgullo. Predecible a simple vista. Lo peor era que no sabía porque estaba dejándose llevar por la propuesta de aquel hermoso hombre. Dios, ella estaba caminando en medio de arenas movedizas, pero no podía detenerse… al menos no ahora. Caminaron lado a lado en silencio, un silencio envolvedor. Parecía que la distancia estaba implícita entre los dos mientras hayan miradas ajenas, las cuales estaban allí, entre las personas que los reconocían y volteaban a mirarlos sospechosamente, o solo eran ideas suyas y solo la miraban porque era lo normal ¿Quién no quiere mirar a un cantante famoso? Ella lo haría si fuese una más de ellos. Volviendo al tema de la esperada y culminante demostración del más atractivo cantante de rock que hubiera visto que caminaba a su lado dirigiéndola en el camino, llegaron al pasillo donde había estado antes
Para Dominic algo bueno de dormir en el Class era no tener preocuparse por regresar a casa. En el pasado este hubiera sido uno de sus momentos memorables, estaría en la cama con alguna especie de groupi a la cual tendría que sacar de la manera más fría y a veces despiadada – cosa que ocurría cuando se iba de gira y su equipo de seguridad cumplía felizmente con su trabajo. Ahora estaba allí solo entre las sábanas preguntándose cuando demonios cambio todo, desde cuando su vida era tan aburridamente rutinaria, y lo más importante, amaba o no a Luna.Las contradicciones habían llegado luego de haber hecho puré la cara de su mejor amigo y haber dejado a la hermosa cantante rubia por su cuenta. ¡¿Que si era remordimiento de conciencia por lo que casi estuvo a punto de hacer con ella?! No, no sentía eso para nada, esa había sido la principal razón, un atisbo de la persona que una vez fue, eso sí le shockeó, porque se sentía fuera de sí mismo.Mentía.Ese era él. Entusiasta cazador de presas