Rieron un poco, pero el humor de Dominic se volvió a tornar oscuro después de un rato al ver a Adella y Elliot tomar sus cosas. Se acercó a Elliot sin poder evitarlo. Necesitaba saber si se irían juntos. Joel lo siguió.
— ¿Ya te vas?
— Si, Adella quiere irse a casa, así que voy a dejarla – Dominic frunció el ceño, su amigo estaba muy animado.
— Aún es temprano para irse - se oyó a Ren decirle a Adella – vives cerca, no te puedes ir a esta hora.
En ese momento apareció Jane, con una castaña y una pelirroja, estas últimas estaban claramente disfrutando del lugar y la música al verlas estar un poco sudadas con cervezas en mano.
— ¿Cómo es eso que te vas? – Jane preguntó no muy feliz.
— Debo irme, mañana pienso ir a visitar a mi madre. Lo sabes.
— No me jodas, Adella. No nos hemos divertido juntas en tres largos meses ¿Y ahora piensas en irte a casa a dormir? No bromees. Además, puedes ver a tu mamá en la tarde, no pongas esa excusa.
— Perdóname, no pensé en eso…- lamentó Adella.
Las vio abrazarse y reconciliarse. Sonrió, la escena era conmovedora.
— No te preocupes Adella, luego puedes irte con Dominic, la mayoría hemos bebido así que es el más recomendable.
Frunció el ceño. Jane no podía tomar esa decisión sin preguntarle.
— ¿Qué… - empezó a replicar la rubia.
— Lo mejor es que viven en el mismo edificio, así que creo que es grandioso. ¿Estás de acuerdo, Brynmor?
Jane no le dejo opción a negarse, había una amenaza implícita en sus ojos por lo que accedió. Lo raro del caso era que no estaba molesto, más bien aliviado.
— Yo me hago cargo, calma.
— Pero Elliot ya quedó en llevarme – insistió Adella.
— Pero Elliot vive en dirección contraria – la morena miró a mi amigo, quien volvió a su actitud de normal seriedad.
— Adella, si Dominic vive en el mismo condominio que tú creo que es mejor que vayas con él – Elliot suspiró.
— Bien, tema arreglado. ¿Podemos seguir la fiesta? – preguntó la pelirroja mientras se agarraba del brazo de Joel para mantenerse estable. Dominic supuso que estar estable en esos zapatos no sería nada fácil.
— Sí – aceptó Adella sonriendo a su amiga. Dominic se quedó idiotizado al verla. Decidió que era mejor tratar de llevarse bien con la cantante ya que eran vecinos (tenía que averiguar en qué piso vivía) y eran amigos de un grupo de personas en común.
— ¿Podemos hablar? – escuchó a Elliot preguntarle a Jane. Ella acepto.
— Ya volvemos – avisó la morena. Dominic supuso que irían a la azotea o a su oficina.
Dominic se acercó a la cantante y se sentó a su lado no muy seguro de lo que estaba haciendo o tratando de hacer.
— Me preguntaba si querrías agua para pasar un poco el alcohol.
Ella enderezó la espalda como si estuviera tensa y nerviosa.
— Estoy bien, pero gracias por el ofrecimiento.
Si tan solo se acercara más a ella podría olerle el cabello - pensó. Se apartó unos centímetros.
— De nada… ¿Trabajas para ACET Record, cierto?
Ella por fin volteo a mirarlo rehabilitando sus ánimos.
— Sí, pero la sede en la que trabajo está en Los Ángeles, California.
— Mi banda también trabaja para ACET Record.
— Así que por eso sabias que era una de sus adquisiciones.
— Sí, me gusta estar bien informado.
— ¿No es eso muy avaricioso?
— ¿El tratar de no ser un ignorante? No, por lo menos para mí no lo es.
— Eso dice muchas cosas de vos.
— ¿Cómo cuáles? – se interesó.
— Además de atractivo, inteligente e inconformista. – La vio arreglarse el cabello, lo cual desprendió un dulce olor a shampoo fresco y frutal. Se perdió en aquel momento acercando como autómata la cabeza al cuello de Adella.
— ¡¿Crees que soy atractivo?! – Dominic susurró mientras olía su cabello.
— ¿Qué haces?
— Responde – susurró sobre su oreja. Ella se estremeció y él sonrió complacido de no serle tan indiferente.
Ella estaba afectada por su cercanía, su cuerpo era muy sincero, y eso le sobrecogió de calor.
— No seas idiota, apártate… alguien podría sacar una foto de ambos y provocar rumores.
En ese punto ella tenía razón, Dominic no podía arriesgarse a levantar chismes, tenía novia, aunque se le había olvidado en el último par de minutos, y ella también tenía novio, según sabia.
Tomó una distancia razonable para proseguir con la conversación.
— Gracias – titubeó la rubia recostándose en el mullido mueble de cuero. Él también apoyó la espalda para más comodidad y se miraron.
— Al igual que tú, tampoco necesito falsos rumores.
— ¿No te gusta llamar la atención? – le preguntó con curiosidad.
Él negó.
— Solo en el escenario.
— No todos son así. Mira a los Osboure, hasta reality hicieron.
Rieron. Ozzy y su familia estaba loca, pero Ozzy era un icono respetable del heavy metal, por lo que estaba en su derecho ser controversial.
— No todos somos tan valientes.
— Es verdad. Mucha atención suele dar vértigo… - la miró fijamente, ella estaba distraída en sus pensamientos.
— ¿Cómo aguantas esa vida, si parece que aún no logras estar acostumbrada?
Encendió un cigarrillo esperando una respuesta en la abstracción de la mente de la cantante.
— Me gusta cantar… me gusta ver a mis fans coreando mis canciones y llenando coliseos y teatros solo para verme.
— Ese es el pensamiento de una artista. No está mal tu forma de pensar, solo… trata de ser natural, sin poses, solo así podrás dormir tranquila – le aconsejó recordando las palabras de ella en aquel cuarto de baño.
— No es tan fácil.
Guardaron silencio un largo rato. No tenía más que decir y le parecía que ella tampoco. Le ofreció un cigarrillo para aliviar el silencio, ella lo aceptó sin miramientos, sacó el encendedor y ella se acercó con el cigarrillo en la boca en una postura inclinada tan sexy que se relamió los labios bajo aquella mirada gris que lo observaba con diversión.
Ella sopló el humo en su cara, Dominic sonrió.
— ¿Ya no te soy tan indiferente? – le preguntó en un suave susurró moderado para escucharse a través de la música y seguir siendo privado.
— No eres un tipo que pueda serle indiferente a ninguna mujer heterosexual con un buen gusto en hombres.
— Entonces debo preguntar si eres heterosexual.
— Lo soy.
— Eso responde la pregunta de si te parezco un tipo atractivo.
— Pareces necesitado de halagos – comentó ella mordazmente.
— Y tú necesitas unas nalgadas en el culo para controlar ese carácter que tienes.
Ella jadeó sorprendida, mientras él se imaginaba la retrospectiva de tenerla boca abajo en su regaño recibiendo su castigo por ser tan malditamente difícil y dura con él.
— ¡Maldito pervertido! – le espetó para luego pisarle el pie con un zapato de tacón de incalculables centímetros.
Dominic gimió de dolor. Estaba molesto, furioso. Ella no podía tratarlo así. Ninguna mujer lo trataba así.
— Me has agredido físicamente – le reprochó.
— ¿Me demandaras? – ella rió – que delicado eres. ¿Así te haces llamar hombre?
Él sonrió malicioso, aquella mujer se estaba metiendo con sus pelotas y pensaba demostrarle cuan hombre podía ser, y eso no era para nada una mala idea.
— ¿Qué tal si lo comprobamos? Tal vez te sorprendas de los resultados.
La vio alzar una ceja para luego bajar la mirada a su entrepierna y reacomodarse en el mueble. Ella había visto cuan preparado estaba. Su amigo siempre listo para jugar, todo era cuestión de que ella diera carta blanca.
— No soy una cobarde, así que acepto.
Y así se cerró el trato.
Adella estaba atrapada en su propia trampa. Ella sabía que no debía jugar con el orgullo de un hombre porque conseguiría una declaración física de hombría y orgullo. Predecible a simple vista. Lo peor era que no sabía porque estaba dejándose llevar por la propuesta de aquel hermoso hombre. Dios, ella estaba caminando en medio de arenas movedizas, pero no podía detenerse… al menos no ahora. Caminaron lado a lado en silencio, un silencio envolvedor. Parecía que la distancia estaba implícita entre los dos mientras hayan miradas ajenas, las cuales estaban allí, entre las personas que los reconocían y volteaban a mirarlos sospechosamente, o solo eran ideas suyas y solo la miraban porque era lo normal ¿Quién no quiere mirar a un cantante famoso? Ella lo haría si fuese una más de ellos. Volviendo al tema de la esperada y culminante demostración del más atractivo cantante de rock que hubiera visto que caminaba a su lado dirigiéndola en el camino, llegaron al pasillo donde había estado antes
Para Dominic algo bueno de dormir en el Class era no tener preocuparse por regresar a casa. En el pasado este hubiera sido uno de sus momentos memorables, estaría en la cama con alguna especie de groupi a la cual tendría que sacar de la manera más fría y a veces despiadada – cosa que ocurría cuando se iba de gira y su equipo de seguridad cumplía felizmente con su trabajo. Ahora estaba allí solo entre las sábanas preguntándose cuando demonios cambio todo, desde cuando su vida era tan aburridamente rutinaria, y lo más importante, amaba o no a Luna.Las contradicciones habían llegado luego de haber hecho puré la cara de su mejor amigo y haber dejado a la hermosa cantante rubia por su cuenta. ¡¿Que si era remordimiento de conciencia por lo que casi estuvo a punto de hacer con ella?! No, no sentía eso para nada, esa había sido la principal razón, un atisbo de la persona que una vez fue, eso sí le shockeó, porque se sentía fuera de sí mismo.Mentía.Ese era él. Entusiasta cazador de presas
— Vivir juntos… - murmuraba pensando en el significado de esas palabras.— No quieres. – Concluyó ella deprimida.— No. Sí. No. Es que no sé si sea una buena idea.— Lo entiendo, te gusta tu espacio.— Sí, me gusta – fue sincero, pero no quería hacerla sentir mal – pero tal vez si probamos no sea tan malo.— Te amo – ella empezó a repartirle besos en la cara para después ponerse de pie repentinamente – Prepararé todo para mi estadía aquí.— Adelante.— Nos vemos mañana entonces.Suspirando se recostó en el sofá una vez Luna se hubo retirado de su casa. Pensó en que esto les haría tener más dificultades de las que ya tenían. Más cuando no pasaba en casa y menos en la ciudad, era desordenado y sus amigos lo visitaban siempre que querían para beber y comer todo lo que encontraban sin ningún respeto.Esperaba que Daniel se lo tomara bien, a su hermano no le caía muy bien Luna y no entendía por qué. Bueno, a su
Entraron al parqueadero subterráneo del condominio, un lugar grande con algunos vehículos dispuestos en sus lugares por parte de los vecinos, la mayoría solteros, le había dicho Tony, quien había investigado a cada uno como parte del requisito de seguridad. Eso estaba de más teniendo en cuenta que el edificio era propiedad de su productora.Entraron en el ascensor, no tardaron en llegar a su piso. Esta vez no se topó con nadie a su llegada, la decepción se encendió en su pecho. Se sentía tonta al pensar en eso. Claro que no se lo iba a encontrar cada vez que se abriera el ascensor, pero una parte dentro suyo deseaba volver a verlo.— Parece que te perdiste en algún pensamiento- comento su hermano mientras la sacaba de su nube de pensamientos y del ascensor también.— Algo así- sonrió – ¿y qué apetece almorzar? – preguntó cambiando el tema.— Hmm… estoy harto de la comida chatarra por lo que mis opciones están en algún restaurante francés o uno japonés – r
— ¡Ah! El placer es mío – dijo no muy convencido.— Me alegra, aunque eh sido un poco atrevido. – Dijo avergonzado.— No pasa nada – desestimó más relajado y recordó que lo habían llamado por su nombre - ¿Adella ha hablado de mí? Digo, usted sabia mi nombre y eso me lleva a pensar que ella tal vez me haya mencionado- preguntó inquieto no queriendo verse muy curioso y emocionado.— Si, lo ha mencionado. ¿Qué tal si lo invitó a pasar? Anda un poco triste y tal vez usted pueda ayudar a reanimarla – dijo Boris rápidamente dejándolo captar solo lo más importante.Ella está triste.— Tenemos suficiente comida. – Comentó Boris terminándolo de convencer.— Pasare allí en un momento. – El chico sonrió complacido.— Perdona la demora, estaba cambiándome la ropa y llamando un taxi. – Dijo Luna disculpándose.— ¿No te hace falta nada? – le preguntó con una sonrisa triste.— No. Ya tengo todo.— Bor
— Sí, pero sé que es solo una estrategia publicitaria – se defendió Dominic.— ¿Ella te lo dijo? – preguntó extrañado el rubio.— No… lo supe por accidente. - Explicó.— Bien, esto lo facilita todo.— No entiendo.— Sé que suena mal de mi parte hacer esto. Es como si estuviera arrojando a mi hermana a tus brazos – frunció el ceño -, pero lo que quiero es que la enamores, solo de esa forma no se dejara manipular por Jett.— Esto es ridículo… - dijo Dominic comenzando a cabrease.— No, no lo es. Conozco a Jett y conozco a mi hermana. Cuando decidí preguntarte esto lo hice tomando la responsabilidad. ¿Qué te detiene? ¿No es mi hermana lo suficiente mujer para ti, o tienes a alguien más que quieras?— Adella es del tipo de chica que no se enamoraría de un idiota, menos de alguien como yo. Y yo me estoy dando un tiempo con mi novia, no va bien la relación, pero eso no significa que haya acabado…—
“La cualidad más notable de la suerte es que puede ser buena o mala.” – la frase se dibujó en la mente de Adella. Dejando a un lado lo referente a la suerte, desempacó lo indispensable, luego se unió con las chicas en el sofá para ver la película que Andrea eligió anticipadamente. Nadie pudo decir que no a “Pesadilla antes de Navidad” pero la tarde se puso mejor con “El Padrino”. Más tarde se detuvieron en una gasolinera, Ren y Eric tenían una cámara de video lo cual le pareció curioso cuando entraron a la pequeña tienda a comprar chucherías. Ren se posesionó de la cámara y Eric se convirtió en el entrevistador en el momento en que ella tomaba una soda dietética de la nevera. — Déjenme presentarles a esta hermosa chica, que se nos unió a nuestro viaje. Y aquí tenemos a nada menos que a la cantante Pop del momento, Adella Howard. La cámara se acercó mucho a su cara y aunque la puso nerviosa un instante luego sonrió. — Hola chicos – dio un beso volado a la cámara
Derek se sentía observado, una observación que en vez de molestarle le gustaba. No era que fuera un ególatra ni nada por el estilo, pero cuando Andrea lo miraba se sentía de alguna manera importante, ella lo quería a pesar de todo. Esto le hizo sonreír. Ella era tan dulce y hermosa, pero se merecía alguien mejor que él mismo, y duramente se dio cuenta que lo tenía. Sintió celos, pero jamás haría algo por tenerla, ella estaba vetada, estaba prohibida.Aun recordaba la tarde que llegó a su casa para cambiarse de ropa ya que saldría con una amiga a disfrutar de lo que quedaba del día. Se había encontrado a Andrea en el pasillo de las habitaciones cuando de manera súbita le había dicho que estaba enamorada de él y lo quería. Egoístamente lo tomó como algo pasajero, ella se olvidaría de él pronto, se dijo, pero las cosas fueron complicadas desde ahí. Era consiente de Andrea, de su presencia, de su ausencia, de su sonrisa, de sus cabellos rojos y ese rubor natural que hacia su aparición cua