Al llegar a casa inconscientemente Dom miró la puerta vecina y con una sonrisa amarga entró a su apartamento arrastrando los pies. Estaba muy jodido, pensó cuando tomó su primer trago de cerveza, solo, sentado en el taburete de la isla con las luces apagadas, vagamente iluminado por la lámpara cálida de encima de la isla.Sentía que debía mandar todo al diablo en su segunda cerveza, pero el timbré se interpuso entre él y sus capitulaciones de “macho solitario sin esperanzas de volver con su amada”.— ¿Jodida mierda, a quien se le ocurre molestar a la media noche?¡Ding Dong!Pensó que debía ser su hermano menor al que se le habían olvidado las llaves y por eso tocaba, con una maldición. Ya había ocurrido antes.— Daniel, cuantas veces te he dicho que no pierdas las lla… —decía mientras abría la puerta sin constatar en la miradilla antes de quedarse sin palabras al ver a…— Dominic… —escuchó su dulce voz, aun sin poderlo creer.— Adella… — murmu
Eran pasados de las nueve de la mañana cuando Dereck tocó la puerta de la habitación de su hermana, venciendo su cobardía, a sabiendas que allí se encontraba descansando la pelirroja, porque Adella no había vuelto de casa del vecino, su buen amigo Dominic Brynmor. Suponía que las cosas habían terminado bien entre ellos. Él se alegraba por ello porque eso significaba que su hermana sonreiría de nuevo y brillaría como una hermosa flor de primavera.De vuelta al presente, la puerta se abrió y aquella fascinante mujer que le quitaba el aliento le regaló una hermosa vista de su cuerpo en bata de seda con encaje, demasiado corta como para poder apreciar sus desnudas piernas. Buen Dios, él estaba trapeando el piso con su lengua.— Esperé toda la noche a que golpearas la maldita puerta. ¿No te gusto? No sé a qué juegas, pero esto no puede seguir así —explotó Andrea.— Sí, no puede seguir así —estuvo de acuerdo, y le gusto ver lo directa que era con ese temperamento de recl
Su madre estaba llorando desconsolada, no sabía qué hacer para calmarla y menos cuando veía como su padre empacaba ropa en una gran maleta.Lo único que logró entender era que su padre le había pedido el divorcio a su madre, lo único que podía entender era que se iba. Los abandonaba. No los quería.- Adi, ven – dijo su hermano Derek tras ella que estaba asomada en la puerta de la habitación de sus padres.- No…- Vamos Adi. – protestando se dejó llevar por su hermano a la habitación.Adella se quedó mirando a su hermano, sentado en el suelo al final de la cama, ella hizo lo mismo cuando comprendió que su hermano quería decirle algo.- Papá se va a casar con otra mujer, por eso deja a mamá y nos deja a nosotros.- Pensé que ya nos no quería… - dijo ella llorando.- Y no nos quiere – había decepción y resentimiento en las palabras de Derek – pero debemos ser fuertes por mamá ¿Comprendes? – Adella a pesar de su
Había dos cosas que Adella Howard no toleraba: lo primero era las mentiras de la prensa y lo segundo era no tener lo que quería. Y en este momento lo que quería era ser la nueva imagen publicitaria de los MTV Award como le había prometido su Manager, pero esto no iba a poder ser porque los patrocinadores de MTV no creían que ella fuera la indicada. Ellos querían a la chica problema del momento y esa no era Adella.Así que si le preguntabas a ella como se sentía en ese momento, pues bien, te mandaría a la Patagonia.Adella odiaba no ser la número uno, pero aceptaba que como todas las cantantes del momento, tenía que poder diferenciarse de las demás y ser la mejor en ello. Tal vez no era la más polémica, pero podía ser la que mejor cantara, o las que mejor bailara o la de los mejores videos o la de los mejores conciertos, etc., y Adella era la mejor en sus conciertos.Sabía cantar en vivo como solo los mejores podían poniéndole personalidad tanto a sus movimientos como a sus canciones.
La noche fue bien, una vez terminada la cena, Adella y Jett fueron a ver una presentación de Celine Dion. Al volver a la suite del hotel, Adella se dejó caer en la cama con Jett.Una hora después Adella desnuda se zafó del abrazo de su novio para apurarse a bañar. Su vuelo salía en hora y media, no tenía mucho tiempo. Se desmaquilló y se dio una ducha rápida. Cuando salió se puso la ropa que Boris le tenía apartada sobre una silla. En ese momento decidió despertar a su novio que de mal humor aceptó ponerse en pie.— ¿Por qué te vas antes? Creía que salías a Nueva York al medio día.— No tengo mucho que hacer aquí, y ya que tengo vacaciones quiero aprovecharlas.— A veces no te entiendo. Estamos en Las Vegas ¿Qué mejores vacaciones?— Mi familia está en Nueva York.— Bien. Comprendo. ¿te quedaras en casa de tú mamá o en tú departamento?— En mi depa ¿por? – Adella lo miro por medio del espejo mientras se peinaba.—
— Es Jane – explicó Ren para luego darse paso a contestar la vibrante llamada de su hermana. - ¿Dónde estás metida Jane?... por lo menos contesta el teléfono cuando te llaman, sabes que me pongo nervioso… no… aun así… se mas precavida… si, me acabo de enterar… me pareció un buen gesto por él… lo harás bien, lo sabes… me presentaras por fin a tus amigas?... si quieres les hago de conductor jejeje… bien, avísame dónde y paso por allí… ok… solo cuídate, Jane.Bien, no le era difícil adivinar de que se trataba toda esa conversación, lo más interesante que había entendido era que Jane no venía sola, traía amigas y esa era una de las razones por las que los tres sonreían. Todos sabían que la enana tenía buenos contactos femeninos, casi siempre modelos, actrices, cantantes, herederas de grandes fortunas y algunas de dudosa procedencia.No es que él se pudiera emocionar por conocer mujeres atractivas, tenía novia y una muy celosa de por sí. Luna Scott le había robado el corazón hac
Fue una suerte que Ren no se tomara su tiempo para conocerse ya que salió a toda velocidad de donde había estado estacionado.— Ahora sí. Un gusto conocerte, Adella. – la saludo mientras la miraba por el espejo retrovisor con una sonrisa. Ella se la devolvió.— El gusto es mío, Ren. Jane, tu hermano es muy lindo.Su amiga chistó, Ren en cambio sonrió tímido desviando la mirada a la carretera.Adella lo creía en verdad. El asiático tenía cierto atractivo que lo hacía parecer un hombre misterioso. Se preguntó si le hacía honor a sus raíces sabiendo artes marciales.— Katherine Fernaldi–, se presentó una castaña a su lado, de la que supuso que era la pareja de su amiga. Sonrió. – Pero dime Kate.— Adella Howard –, se presentó. - Tenía curiosidad por conocerte, Kate.— No hay mucho que conocer… estaba emocionada cuando supe que te vería – dijo la chica tímidamente, Adella sonrió, le parecía una linda chica, le guiño el ojo a Jane para que
Y ella se derritió con el sonido de su voz, tan clara, tan masculina y tan seductora.— El gusto es mío – respondió ella atrapando sus emociones para mostrarse fría indiferencia al devolverle la mirada un par de segundos.— Él es el dueño de este lugar, le dije que tienes buenos comentarios respecto al club. – comentó Elliot a su lado.— Sí, es un lugar interesante y muy cómodo.— Gracias. Espero que se convierta en una visitante habitual – y él la seguía mirando intensamente.— No creo que pasase, solo estoy de paso por la ciudad mientras disfruto de unas cortas vacaciones – Ella decía la verdad, solo estaba de paso y no volvería a ese lugar. Al menos eso creía.— Entiendo…— ¿Preciosa, quieres ir a bailar? – invitó Elliot y ella acepto con una sonrisa, estaba apurada por alejarse.— Claro, me muero de las ganas por bailar esa canción.Adella se alejó, pero no moría por bailar, más bien por fumar un cigar