El regreso a clases después de pasar tres días fuera no era muy lindo que digamos. Como una escuela humana, se esparcen rumores de todos, sobre todo de una chica que paree demacrada y falto, con falta de apetito, caso enferma. Cualquiera podría decir que estaba al borde de la muerte o… podría tener una vida más en mi cuerpo. Cosas estúpidas que incluso yo siento qué son demasiado exageradas.
Lo que si se es que hoy tengo examen y no estudie. Además de que el dolor de cabeza que nació anoche aún no se ha ido. Me siento demasiado tensa o irritada todo me molesta. Espero poder tener un día libre de moscas o insectos que me busquen. Ya no lo hacen como antes pero aun escucho sus malos chistes de mí a mis espaldas. Es fastidioso.
Por suerte para mí, a la hora del almuerzo tuve que salir a la cacha para no estar encerrada, quería algo de privacidad. Cosa que no conseguir gracias a cierto chico que se acercó. Me dolía aun verlo cerca, pero debo aceptar que su pensamiento jamás cambiara y que yo merezco algo mejor además de él. No será fácil, pero debo hacerlo.
—¿tienes tiempo? —Con un movimiento de cabeza señalo el bosque—. Quiero hablar contigo —giro, no hice ningún movimiento a pesar de verlo caminar, a media cancha volteo a mí, leí sus labios—. Sígueme.
No tuve de otra más que hacer lo que me dijo. Analizando todo lo que siento, creo que la decisión que ambos tomemos en ese momento nos dará un giro a la vida. Nos separara para que cada uno luche sus propias batallas o nos juntara para que las luchemos juntos. El camino probablemente será más difícil o más fácil, seremos más felices o más infelices de lo que ya somos. Todo dependerá de que digamos.
Y yo no quiero seguir sintiéndome así como me siento ahora con él. Quiero algo mas, nada de esto es como me dijeron que seria. Nada.
Creo que jamás es lo que imaginas. Le pones demasiadas expectativas a algo que te decepciona al final. Yo cometí el error de imaginarme un mundo de colores brillantes en el tema de los mates. Resulta que nada fue así, los colores que creí estarían jamás aparecieron. Pensé en el rosa y acabo siendo gris oscuro.
Se detuvo cuando caminamos lo suficiente para perder la escuela de vista. —Escucha. No quiero hacer las cosas difíciles, lo único que pido es tu —ni siquiera lo estaba viendo, eso solo me dañaría más de lo que ya estaba, la oruga que subía por el tronco a mi derecha estaba más entretenida—… ¿me estas escuchando?
—Solo dilo Max —Deje a la oruga y le observe a los ojos, sentí el escozor en los míos—, no quiero verte o escucharte más, eso solo alimenta mi dolor. Quiero irme de aquí lo más pronto posible y no tener que acercarme a la persona que me lastima.
—Isa…
No sabía que más decir, lo había dejado sin palabras. Probablemente me quería dar todo un sermón para herir más y así poder irse satisfecho de que me ha roto el corazón. No le permitiría lastimar más mi pobre corazón roto. Estaba claro que me dejaría, que no me aceptaría como su pareja de vida. Pues yo no pienso sufrir más. Unas horas de dolor valen más por no sentir este arranque de piel el resto de mi vida.
—Este sentimiento nunca será lo que espere de ser mates —nos señale—. Y si yo no pertenezco a ti… no abandonare todo lo que tengo para hacerme sentir bien junto a ti. Incluso si me digo que lo lamentaras tarde o temprano, aun te oigo decir que quieres acabar con esto.
—No lo entenderías…
Asentí bajando mi cabeza, las lágrimas que derrame aquella noche con mi madre no fueron suficientes, querían volver. —¿tu pasado? ¿Tu sentir? —al verlo sus ojos estos parecían sentir miles de cosas, pero su boca no sabía cómo explicarlas—. Tienes razón, nunca veré ese lado reflejado de ti en mí, pero es por decisión tuya. Lamento no poder llenarte de lo que tanto esperas, pero no esperare a que sea demasiado tarde para ambos —Nos acercamos sin darnos cuenta—. Estoy cansada de sentir este derrumbamiento en mi ¡no quiero sentirme así Maxwell! ¡Lo odio!
—¡Si tanto lo odias ¿Por qué esperar a que yo viniera para rechazarnos?!
—¡Porque estaba dispuesta abandonar todo lo que tengo por ti! —El grito me sorprendió, la furia y discordia en sus expresiones me hicieron recordar al Maxwell de mis pesadillas—. Si ahora me dijeras que quieres estar conmigo, lo estaría, dejaría atrás todo lo que me has dicho, te perdonaría —Mis lágrimas ya caían, maxwell me veía como un cachorro herido en busca de caricias, peor en este caso, soluciones—… espere porque creí que tú te arrepentirías ¿es tan difícil intentarlo para ti?
Suspiro. Con sus dedos delineo mis mejillas. —No quiero Isa, no quiero tener que hacer esto, pero es la única manera para no —se detuvo, cuando comenzaba a expresarse—… me arrepiento de haber ido ese día a clases. Encontrarte solo trajo más problemas a mi vida —solloce al escucharle decir eso, tampoco quería verlo de nievo—. Mírame, mírame —tomo mi mentón y obligo a verle a los ojos de nuevo—. Quiero que seas feliz, conmigo no seremos felices.
—¿Ni tan siquiera un poco? —pregunte con la voz ahogada.
—No significaría nada después —me abrazo, después de años volví a sentir sus manos en mi cuerpo dándome calor, reconfortando mi alma, por un instante sentí el calor de ser parejas—. Lo lamento Isa…
—Solo dilo.
En medio del bosque en el que jugamos de niños, ese lugar seria testigo de nuestro encuentro, juegos, risas y más sonrisas. Ahora es testigo de la separación, una de la cual estamos de acuerdo, porque ninguno quiere sufrir más. Me tomara tiempo arrancar la mala hierba de mi corazón, pegar los trozos de mi amor y poder ser feliz de nuevo.
—Yo, maxwell Duncan, te rechazo a ti Isabella Miller de ser mi mate y luna de mi alma.
—Yo, Isabella Miller, te rechazo a ti Max…
Escuche como el filo de una espada era sacada de su funda, también el silbido de una flecha siendo lanzada. No tuve tiempo para pensar en algo más. Me alarme al punto de saltar sobre Maxwell, aún adolorida por su rechazo. Ambos caímos al suelo, la flecha paso por mi cabeza, jadee ante la sensación que me provocó. Luego me levanté en dificultad, observe al frente y vi sombras.
Susurre. —Oh no. Cazadores…
Maxwell seguía aturdido por la acción de segundos anteriores. Así que lo tomé de la mano y lo hale para que corriéramos al colegio. No opuso resistencia, así que lo lleve a toda la velocidad que podía, ya que un rechazo te saca tanta energía que no puedes levantarte en una semana. Pero yo seguía de pie. Lo único que deseaba era que no nos alcanzarán.
Cuando llegamos al colegio, me detuve y mire hacia atrás, a lo lejos venían los cazadores. No siguieron, con velocidad volví a correr a la oficina del director. Todos los pasillos estaban desiertos por que las clases habían vuelto a empezar. Llegue a la oficina y abrí la puerta apresurada, intenté respirar pero una tos horrible me atacó. Mi garganta estaba seca.
—Cazadores… vienen… —Dije con dificultad por la tos y la sequedad de mi garganta. El director entendió pero me vio preocupado. Tomó el micrófono para llamar por alta voces.
—Jóvenes, les pido tomen sus cosas y se dirijan al comedor en menos de un minuto. Por favor, todos en orden y sin golpear.
Dejo el micrófono y se acercó a mí para ver cómo estaba. Me preguntó si estaba bien a lo que asentí, me dio un vaso de agua y después de eso me guió hasta la cafetería. Al llegar pude ver a todos los alumnos hablando entre sí, preguntando qué pasaba y por qué los tenían a todos encerrados. El director les dio la información, que nos estaban por atacar cazadores. Todos se alarmaron, pero los lograron controlar.
Me separe del grupo y me dirigí a los ventanales para ver al bosque. Veía sombras pasar entre árboles y arbustos. Estaban rodeando el colegio.
—¡Director! —Lo llame, él vino a mí—. Nos están rodeando. —Informe, el me vio sin entender y colocó sus gafas para poder ver mejor entre los árboles.
—¿Cómo lo sabes? —Sentí el olor a tierra mojada y bosque detrás de mí, lo ignore, como el dolor en mi pecho.
—Las sombras entre los árboles me lo dicen. Mire allá —Le señalé un árbol a mi izquierda—, detrás de ese árbol hay una sombra, pero no se ve quieta. Se mueve por los costados.
El asintió y se alejó. Me quedé viendo los alrededores. Esto no puede estar pasando. Maxwell se quedó unos segundos más detrás de mí. Sabía que me miraba, pero lo ignore. Ya tenía suficientes problemas por el momento. Sentía que era mi deber proteger a todos los futuros líderes de manadas que estaban en este colegio. Porque no sólo había licántropos, si no, muchas otras especies.
Una explosión me sacó de mis pensamientos. Me giré y vi como el edificio temblaba. Había sida lanzada una bomba. Eso sólo significaba una cosa.
Nos querían exterminar.
Todos estaban en la pared del fondo tratando de cubrir con los demás. Algunos escombros cayeron del techo. Me sentí incapaz de ayudar, pero sé que debo. Son mi gente… que raro suena eso. Pero es la verdad, siento el deber de proteger a estas criaturas como lo haría la diosa Luna. Quizás no sé exactamente quién soy, pero siento algo en mi pecho que me dice que debo ayudar.Tomando la mejor decisión me aproximó al otro lado del comedor, donde está el otro ventanal. Me asomo y veo como todos los cazadores rodean el edifico y tratan de entrar. Eso no me gusta para nada.—Isa, debes de alejarte de los ventanales. —Me dice mi maestro de Mitología Hinduista. Suspiro. Estoy por darme la vuelta cuando veo como un cazador lanza algo a la ventana. Abro los ojos como platos y me tiró sobre el maestro mientras grito.—¡Al suelo!Todos lo hacen al só
No había dormido, me sentía cansada, agotada. En realidad, no sabía que era peor. El estar desvelado o tener que ir a la mansión del Alfa. La situación variaba, en un principio supe que era lo correcto, pero luego me entró la ansiedad y el miedo, así qué no sé qué hacer.Me levanté de mi cama y me dispuse en arreglarme luego de soltar un suspiro agotado. Cuando termine mi baño, me coloque una blusa blanca con mangas cortas, un pantalón azul y una sudadera negra, mis tenis eran del mismo color. Dejé mi cabello suelto, no quería llevarlo en una coleta como siempre, no coloque mis lentes, ya que, no los requería más.
—Dime Maxwell ¿Que estabas a punto de hacer?El señor lo vio de manera severa. Pero mi mirada estaba encima de sus ojos, no parecía enojado, sino... frustrado. Dios, esa mirada perdida la había visto en otra parte… cuando era niño, recuerdo que siempre ponía esa mirada cuando algo no le salía como quería o simplemente no le dejaban hacer lo que quería. Pero justo ahora no sabría interpretar esa mirada. Y me dolía pensar que la causante era yo.—Maxwell, te he hablado.—Perdona padre. —Dejo al Alfa con la palabra en la boca y salió corriendo lo más rápido que podía. Huía de mí. De lo que éramos. Baje la mirada.—Lo lamento Alfa... yo...—Tranquila —Alce mi vista a sus ojos al escuchar esas palabras—. No es tu culpa, es él quien no puede ver lo que tiene frente a su
Abrí mis ojos, lo primero que logre ver fue a mi madre. Ella estaba sentada junto a mí, tenía la mirada perdida, parecía cansada, sus ojeras me lo decían. Intenté moverme pero no pude, mi cuerpo no respondía, intenté hablar pero tampoco funcionó. Fue como verme atrapada en mi propio cuerpo. No lograba hacer nada.—Elizabeth —Por la puerta de mi habitación entró mi padre, quien parecía igual o peor que mi madre—. Cariño ¿Qué haces aquí? Sabes que debes dejarla descansar.—Lo siento —Mamá se levant&
El aire golpeaba mi cuerpo con fuerza. Mi cabello castaño se movía al ritmo del viento, en el aire ya no se sentía ese delicioso olor a bosque y tierra mojada. Simplemente estaban los olores que percibía como normales. Mi cabeza estaba inclinada y mis manos en mi regazo acariciando una flor de Loto. Supongo que así se siente cuando rechazas a tu mate.Un vacío, un dolor punzante en el pecho que no te deja por meses... y apenas habían pasado dos semanas. Mismas en las que ver a Maxwell era caer inconsciente por el lazo roto y las almas aún sanando. Ahora mismo estaba en este patio, aliviando el dolor por el incidente de hace media hora. Mi loba lloraba en silencio, aunque ella pensaba que no la escuchaba, p
Los árboles y las casas pasan con rapidez, la velocidad del autobús causa que sienta un cosquilleo en mi vientre. Llevaba apenas unas horas de camino, aun así se sentían como años. No puedo creer que haya tenido que irme de la manada por una estupidez. En mi mente aún rondan las palabras de mis padres cuando desperté. La verdad me sentía tan aturdida que no pude evitar decir tonterías.—Lo sentimos, cariño —Mamá lloraba a mares mientras me abrazaba. Yo igual, no quería irme, pero papá me estaba convenciendo—. Sabes que te amamos. No haríamos algo para herirte…—Cielo, es de vida o muerte —Asentí, aún con lágrimas en los ojos me separe de mi madre y le sonríe, ella lloró aún más—. Debe irse, amor.—No…—Mamá —Busque su mirada cuando ella
Mis párpados pesan, me siento débil, desganada, no tengo fuerzas. Mi cabeza se siente demasiado pesada, apenas y puedo moverla de un lado a otro. Hay una opresión en mi pecho y otra en mi mano, no lo entiendo. Tampoco recuerdo nada, mi mente está en blanco ¿Qué me paso? Abro los ojos y, solo veo un techo oscuro. La habitación también lo está, así que no le cuesta nada a mi vista enfocarse. No recuerdo haber despertado en una cama la primera vez. No entiendo nada... pero como si mi mente tuviera un interruptor, todo viene a mí.El hombre, la celda, su voz y luego, nada… Estaba sentada desayunando en esa cama, una tan cómoda. Era como si estuviese hecha especialmente para mí. Erickson había salido un momento y le dejo encargado a su cocinera que me preparará el desayuno cuando despertara. Era muy atento, amoroso, simpático... era el mejor, en mi opinión. Desde que desperté no ha parado de prestarme atención, incluso me da miedo que descuide su manada. Pero apenas y desperté una chica de limpieza me dijo que él había salido y que había encargado mi desayuno. Me sorprendí, nunca nadie había hecho algo así por mí, a excepción de mi madre.Y ahora aquí estoy, en esta cama, con secretos oscuros, desayunando un rico cóctel de frutas picadas con chocolate y un zumo de naranja. El mejor desayuno de mi vida, nunca pensé que comería tanto. Según la chica de limpieza, es porque pase sin comer dos d&iacCAPITULO TRECE