CAPITULO NUEVE

Abrí mis ojos, lo primero que logre ver fue a mi madre. Ella estaba sentada junto a mí, tenía la mirada perdida, parecía cansada, sus ojeras me lo decían. Intenté moverme pero no pude, mi cuerpo no respondía, intenté hablar pero tampoco funcionó. Fue como verme atrapada en mi propio cuerpo. No lograba hacer nada.

—Elizabeth —Por la puerta de mi habitación entró mi padre, quien parecía igual o peor que mi madre—. Cariño ¿Qué haces aquí? Sabes que debes dejarla descansar.

—Lo siento —Mamá se levant&

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