Maxwell
—¡Perdóname pero no sabía que esto pasaría! ¡Ella siempre ha sido fuerte! ¡No imaginé, no pensé que el poder era demasiado para que soportara un cuerpo mortal!
La disputa estaba desde hace media hora, después de ver a Isabella caer de espalda como peso muerto, fue llevada a su recámara para ser atendida por Areteusa. Pero la bruja nos confesó una verdad que nadie quisiera saber, sobre todo si se trata de la mujer que amas.
IsabellaCaí de espaldas a lo que imagine era un suelo, demasiado helado. Mi espalda sintió alivio, el sudor escurría por mi cuello y frente, el cansancio atacó mi cuerpo como saco de boxeo.—Me canse —Jadeo—... estoy muerta...—Literalmente.Fruncí mi entrecejo y gire mi cabeza, aún en el suelo, en dirección de la loba
Häel—Mi hija —ver morir a tu propio hijo es un vacío que posiblemente nunca superaras—... mi bebé...—Isa...Y la pérdida de una pareja. A esa no le veo tanto sufrimiento. Puedes volver a enamorarte, volver a ser feliz y superar tus dolores del pasado. No es tan trágico como la muerte de un hijo. Podrías ver lo primero como una hoja de papel hecho añicos, quizás los pegues pero jamás volverás a verlo de la misma manera. Lo segundo puedes verlo como el agujero de una pared o en la tierra, lo rellenaras, podrás pasar sobre él y no caerás de nuevo.Es lo mismo con una amistad.—Capullo —Erick no se había despegado del cuerpo, solamente cuando se arregló, pero ahora no se despega del ataúd—... no has podido florecer. Ansiaba poder ver tus pétalos brillando con la luz de tus logr
EricksonLo único que ha pasado aquí es el tiempo. Lento, largo, tortuoso, como el salpicar veneno en tu piel descubierta.Las personas que llegaron se fueron, dejando solamente la familia para que pudieran estar solos. Tradicionalmente solo se va a un velorio para poder dar el pésame y después desaparecer. Si es la familia del alfa es señal de respeto. Algo que me sorprendió mucho cuando vinieron. No imagine que la considerarían parte de la manada. No después de lo que me conto que paso antes, cuando aún se sentía alguien anormal.Pero solo nosotros fuimos quienes vieron a Isabela convertirse en otra persona y darlo todo, somos quienes la conocieron y adoraron por quien era y no como la vieron el resto. Pero hay una persona entre todos nosotros que no puedo sacar de mi mente rencorosa.—Ha llegado el momento.Häel se había acercado
MaxwellComo alfa de esta manada y protector de las familias que mi progenitor dejo atrás, fui al frente de todo este desastre, a la salida de la manada. En donde me encontré con el hombre codicioso que solo venia por una mujer que estaba muerta, además de apoderarse de una manada que ahora no le rinde tributo y no estarán de su lado a menos que muera.Acompañado arrogancia y unas inmensas ganas de vengarse, mi padre, movilizaba un batallón completo de cazadores que venían a matar a su propia raza. Sorprendido es poco a como me siento en verdad, su avaricia me hace creer que jamás fue en realidad una persona, verlo caminar con orgullo hacia el frente, dispuesto en asesinarme si no me rendí ante él, solo me da a entender que jamás tuve un padre, solo un titiritero que controlaba los hilos en esta manada.—Entrega todo Maxwell —No tendrá piedad ni siqui
MaxwellAlgo me asfixiaba, su frialdad estaba alrededor de mi cuello, era parecida a una cuerda, pero la viscosidad se extendía hasta mi pecho y se enredaba en mis brazos, apretaba tanto que el hueso bajo mi piel se sintió crujir y sus estillas penetraron la piel restante para dañarme aún más.¿Por qué siento esto? ¿Qué pasa conmigo? ¿Cómo llegue aquí?El miedo hizo estragos, esa cuerda me soltó y caí a un vacío, parpadee para poder ver pero al hacerlo solo vi el risco y una sombra en la punta que sonreía con dientes afilados. Esto es una pesadilla, lo sé pero… ¿Por qué no despierto?—¡Maxwell! —Alguien me llama, sus insistentes gritos me despertaron de esa caída. Aun sentía la viscosidad en mi cuello, temiendo por eso más jadeos salieron, no podía respira
La luz me rodeo, mi madre desapareció como todo rastro de su presencia. Cuando pude volver abrir mis ojos me encontraba en un lugar totalmente desconocido para mí. Selene no estaba a mi lado y ver el cielo en un atardecer tan pacifico me causa intranquilidad. A mi parecer estaba en el cielo esperando por un dios que viniera a recibirme.Intente enfocarme en el lugar. Y solo pude asombrarme al ver lo que había tras mi espalda.A lo lejos, sobre una montaña se encontraba un castillo, uno tan grande que a pesar de la distancia podías distinguir sus torres y entrada. Donde me encontraba en el quiosco tenia al frente de este se encontrabas unas gradas que me llevaban justo a un área libre en forma de círculo, también contaba con algunas antorchas que estaban encendidas. Mirara por donde mirara el lugar se veía celestial. Pero no tenía idea de donde me encontraba.Sospechaba del lugar pero no estaba
La diosa Luna añoraba conocer el mundo de los humanos, ese lugar donde su padre Zeus, había creado a los seres más sorprendentes para ella. Le parecía hermoso y muy curioso. Eran perfectos ante sus ojos, los amaba, eran los hijos que ella jamás pudo tener. Su amor por ellos crecía cada vez que lanzaba la mirada fuera del Olimpo y veía como crecían en todo sentido. Las cosas que creaban; música, comida, máquinas, armas, aunque las últimas no tanto.Un día decidió bajar desde el Olimpo para conocer más de esos seres maravillosos, sin el consentimiento de Zeus. En la tierra, ella apreció todo. Porque era lo que más ansiaba. Se dio cuenta de muchas cosas mientras estuvo en la tierra, tanto buena como mala.En su segundo mes de estar en la tierra, ella conoció a un humano muy simpático. Le pareció hermoso, cariñoso, sobre todo divertido
—¡Isabella! ¡Baja en este instante!Gritó mi madre furiosa desde abajo del árbol.Con una pereza enorme me até mi cabello en una coleta baja. Mi trasero estaba sobre la rama gruesa del pino que había escalado, mi padre estaba en otro pino casi llegando a la cima, solté un quejido al verlo llegar a la cima y por ende, ganar. Tuve que rendirme y comenzar a bajar del pino para esperar la regañada de mi madre por hacer algo tan peligroso.Mis padres y yo venimos al bosque para poder pasar un tiempo en familia, pero acabamos jugando con mi padre. Mi madre no estaba muy contenta con eso, ella siempre dice que los juegos de mi madre son muy rudos para una chica como yo, normal, quiero decir. Hasta que no haya tenido mi primera transformación no tenía el derecho de jugar con Papá.—Algún día de estos ustedes dos me van matar de un enojo. —Mamá ten&iacut