CAPITULO CATORCE

—Pues...

Que nervios. Ya me fue mal con mi loba por no confiar en mi mate, sólo me falta que el me dejé por no decirle quien soy o por decírselo ¿Qué hago? Esta es una de las peores encrucijadas que te puede pasar en la vida cuando conoces a tus cuñados, hubiera sido peor con los suegros. Ni siquiera un crucigrama era tan difícil de responder como esas preguntas.

—Viajo por... problemas...

—¿Problemas? —Pregunta Arnoldo—. ¿Qué tipo de problemas?

Muerdo mi labio inferior nerviosa. —En mi manada... me exiliaron...

—¿Por Qué?

¿Qué no puede cerrar la boca? Cada vez me está haciendo preguntas incómodas que no estoy preparada para responder. Esto es demasiada presión para mí.

—Arnoldo, por favor, no hagas que se sienta incómoda.

Agradezco que Erickson haya

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