—Pues...
Que nervios. Ya me fue mal con mi loba por no confiar en mi mate, sólo me falta que el me dejé por no decirle quien soy o por decírselo ¿Qué hago? Esta es una de las peores encrucijadas que te puede pasar en la vida cuando conoces a tus cuñados, hubiera sido peor con los suegros. Ni siquiera un crucigrama era tan difícil de responder como esas preguntas.
—Viajo por... problemas...
—¿Problemas? —Pregunta Arnoldo—. ¿Qué tipo de problemas?
Muerdo mi labio inferior nerviosa. —En mi manada... me exiliaron...
—¿Por Qué?
¿Qué no puede cerrar la boca? Cada vez me está haciendo preguntas incómodas que no estoy preparada para responder. Esto es demasiada presión para mí.
—Arnoldo, por favor, no hagas que se sienta incómoda.
Agradezco que Erickson haya
“El dolor, mi verdad” ¿Qué palabras más caóticas y tontas para describir una vida que llevo ahora?Lo que es el verdadero dolor, lo entiendo. Ya son las 8 de la mañana y no me he levantado. Siento algo horrible en el pecho, un nudo que se expande por todo mi cuerpo. Ya no siento mis piernas, no entiendo que me sucede. Pero las lágrimas caen, el dolor en mi pecho asciende, empiezo a perder fuerzas.Hace una semana que empecé a entrenar con Areteusa. Es buena en lo que hace, he avanzado bastante con mis entrenamientos físicos y mis poderes. Después de destruir partes de la casa, ahora todo está bien. Lo malo, es que mis poderes están ligados a mis emociones. Depende de cómo este de ánimos, mis poderes saldrán bien o mal. Pero lo malo… que todas las noches mi almohada termina mojada por las lágrimas que derramo. Me la he pasado llora
—¡Abajo! —Mi grito causó la caída de Areteusa en la tierra, dejando su bello y angelical rostro besando el suelo. No había sido intencional, pero cuando mi instinto se siente amenazado, las palabras sale por si solas causando daño a mi alrededor, mi propio poder reaccionar como si fuera algo… animal, irónicamente hablando— ¡¿Areteusa estas bien?! —Camine a ella y ayude en ponerse de pie. Sus rasguños eran graves esta vez, la culpa y pena que sentí fue grande—. Mierda… cuanto lo siento, perdona. Minutos después estaba ayudando en curarla, su labio había quedado partido, tenía varios cortes en la frente, mejillas y nariz. Creo que
—¿Me dirá entonces que su hija no se ha comunicado cuando prometió hacerlo? ¿Y que lleva más de un mes desaparecida?Mi padre se encontraba furioso con los padres de Isa, no lo había visto así de enojado nunca. Debe ser porque nada parece estar saliendo bien en estos días. Hace poco estaba discutiendo con su beta, una semana antes fue con otro Alfa y últimamente está de mal humor. Al saber que no hice siquiera el intento por perseguir a Isa, le enfureció más. Ahora está tratando de saber dónde está para mandarme por ella, quiere que la recupere. Pero no sabe que eso jamás será.Mi padre está mal si cree que le ayudaré en su búsqueda del poder.—No Alfa, desde hace dos semanas dejó de comunicarse. Dijo que estaba segura en una manada y que…—¿¡Que manada!? ¿No se da c
Escucho…Aullidos lobunos que resuenan en mi cabeza, alguien tararea una melodía, suena a tranquilidad. Alguien canta una canción de cuna, su voz me atrapa y no me deja querer despertar, me lleva a lo más profundo de mi sueño, suena hermosa. Es otro idioma que desconozco. Pero sus arrullos me tranquilizan. Es más, me dejo dormir por ellos, buscando su consuelo, su arrullo…Alguien canta con más dulzura, su voz penetra en mi sueño de tal manera que me hace acomodar mi cuerpo, a pesar de sentir el cuerpo de mi mate, quiero a alguien más.Otro ser.En algún momento mis ojos despegan sus párpados, parpadean hasta aclarar mi vista y poder enfocar mí alrededor. Siento algo picudo en mi espalda, la brisa helada agita mi ropa y cabello, pero no siento frío. A mi vista, hay un cielo estrellado, una hermosa Luna llena. Tan grande, que sentía que pod&iacut
Isabella—¿Muerto?Mi mente rememoró esa escena y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. —Luego de eso, mi voz se perdió por unos días. El Alfa me encomendó a su hijo para que cuidara de mí, según él, para que no saliera lastimada —Siento cierta tensión por parte de Erick, creo que no le agrada saber que mi antiguo mate estuvo vigilando cada acción mía—. Pero, poco después no soporte llevar las cosas así, yo no estaba… bien. El me detestaba, pero su lobo me amaba y no soportaba ver como todo se volvía tóxico —Agitada por la declaración me giro y observo su rostro, ambos nos vemos a los ojos—. Lo rechace, fui yo quien terminó con eso.—¿Tú? Pero creí que… habías dicho…—Se lo que dije —Aclaré de in
IsabellaComo loca estaba comenzando a guardar todo lo que traía conmigo el primer día que llegué a esta manada. En mi mochila iba los cambios de ropa, recuerdos y alguna que otra poción que Are me regaló. Según ella, las necesitaría.Erickson estaba de pie en el umbral de la puerta de brazos cruzados y sólo teniendo la absoluta atención en mí. Seguía nerviosa, anoche después del desmayo desperté desorientada, pero volví en mis cinco sentidos al recordar todo. Llamé de nuevo a mi madre y le dije que regresaría al sig
Mi imagen de una bienvenida cálida y llena de alegría fue opacada por el ambiente que se creó después de ver al chico que tengo a mi lado izquierdo. Todo estaba tenso. Mis padres no dijeron nada, el Alfa y su hijo tampoco. Me acerqué otros dos pasos y fue suficiente para que mi madre se acercara corriendo y me abrazara como sólo ella sabía hacerlo. Acepté gustosa su gesto. Papá no tardó en unirse, entre los tres suspiramos al tenernos cerca. Fue como recobrar vida en ese instante. Mi familia, la tenía de vuelta.—Los extrañe.—Nosotros a ti hija —Dijo mamá. Me apretaron más sacando el aire de mis pulmones y sonreí por eso—. Mucho.—Demasiado. —Corrigió papá. Reí al verlos así, tan emocionados al igual que yo.—Ah —Me aleje, recordando que traía conmigo a Erick. Gire mi r
MaxwellLas veces que fui testigo de los castigos de mi padre en mi niñez, quede traumado en la forma cruel que castigaba. Sus métodos más sutiles eran desgarrar trozo por trozo la piel con un cuchillo de cocina, hasta cortar dedos lentamente. Obviamente la manada no se daba cuenta de nada, sólo sabían que las personas osadas que desafiaban su ley no volvían. Comencé a pensar lo peor cuando está mañana Isabella le alzó la voz en medio del desayuno.Nunca había visto a Dimitri tensar la mandíbula y contener la ira ante semejante humillación, lo peor, en su propia casa. Isabella estaba ganando un lugar en el calabozo y, no el mejor.—Cázala, secuéstrala, manipula ¡O ve con una maldita bruja! Pero a esa chiquilla malcriada la quiero de nuestro lado ¡Ya!Caminaba como León enjaulado por toda su oficina, la rabia er