Siento unos besos suaves en mi espalda y no necesito abrir mis ojos para saber quién es. —¡Buenos días, mi hermosa esposa! —me susurra Sebastián en mi oreja. —¿Cómo amaneció la mujer más sexy, hermosa, linda, la mejor esposa de este mundo y la mamá más maravillosa de la vida? —abro mis ojos y me encuentro con la mirada seductora de mi hombre, mi esposo, mi complemento, mi fuerza, mi felicidad completa.—Creo que hace mucho tiempo no dormía hasta tarde. ¿Qué hora es, mi amor? —le pregunto dándole un besito en esos labios que me invitan a pecar.—Son las 10 de la mañana, dormilona. Te traje el desayuno.—¡Oh, qué rico! Gracias, amor. Eres demasiado perfecto para ser real —le digo con una sonrisa de oreja a oreja mientras me incorporo en la cama para recibir el desayuno que me ha mandado a preparado.—No hay nada que no haga por ti, mi amor. Eres mi todo —me responde con ternura, haciendo que mi corazón se llene de amor y gratitud por tener a alguien tan increíble a mi lado.Desayunamos
EpilogoCatorce años despuésMiro a mi hermosa esposa acostada en la cama con su espalda descubierta y no puedo evitar una sonrisa en mi rostro. Mañana cumplimos veintidós años de estar juntos, hemos formado una gran familia. Me siento en la orilla de la cama, pensando en mis hijos que ya son unos adultos.Los trillizos tienen veintidós años junto a Sofía, están hermosos. Hoy llegan Sofía y Darío de viaje. Los gemelos, con diecisiete años, son todos unos torbellinos y enamorados, los condenados, eso sí, ninguno por ahora ha tenido novia. Y mi pequeña Tatiana, con tan solo ocho años de edad, es la última que tuvimos con María. Ella se parece en todo a mi hermosa esposa. De todos nuestros hijos, es la única que sacó el color de ojos de María, "verdes", y es la más traviesa.—Buenos días, mi amor —me susurra mi esposa, mordiendo el lóbulo de mi oreja—. Buenos días, cariño. Nos damos un delicioso beso cuando la puerta, es abierta por un pequeño torbellino—. Buenos días, padres míos de mi
—Salgo de casa directo a la iglesia, hoy es mi día, me caso con mi hermosa brujita, pero de repente, dos camionetas negras blindadas empiezan a disparar.Acelero el auto, pero llamo a mi abuela Franchesca al celular de ella donde suena dos veces hasta que escucho su voz.—Hola Daniel, ¿dónde estás? —me pregunta mi abuela, y yo acelero más el carro, nervioso, no puedo hablar no me salen las palabras de la angustia que siento en estos momentos ,hasta qué logro decir.Ayúdame, abuela, me están siguiendo y disparando, no sé quiénes son, pero te digo las placas de los autos por si me pasa algo grave.Dile a María que la amo demasiado y que me perdone por no haber llegado a nuestra boda, por no cumplir la promesa de estar juntos para siempre —le digo entre lágrimas—. Dile que sea feliz por los dos.—Abuela, dile a Sebastián que cuide y proteja a mi tesoro, confío en él —me estrello con un árbol.—Daniel, Daniel —No, mi nieto, no.¿Estás bien? ¿Me escuchas? —escucho la voz angustiada de mi a
Subimos a Daniel al auto para llevarlo a la mansión. Con la voz entrecortada, por tanto, llorar, le doy la orden a Cardona de que llame a la funeraria.Mientras tanto, yo llamo a mi hermana Melissa para darle la noticia y que ella pueda decírselo a María. Al contestar Melissa del otro lado, le digo con lágrimas en los ojos que mataron a Daniel. Melissa, voy para la mansión."¿Qué?", me grita Melissa por teléfono. "Lo que escuchaste, hermana. Los espero en la mansión para comunicarle a María que la boda se cancela por la muerte de Daniel."En medio de la confusión y el dolor, llegamos a la mansión y nos encontramos con María, quien al escuchar la noticia no puede contener el llanto. Juntas nos abrazamos, intentando consolarnos mutuamente en medio de la terrible noticia.Cardona llega con los representantes de la funeraria y comenzamos a planificar el funeral de Daniel. Mientras tanto, la noticia de su fallecimiento se va propagando entre amigos y familiares, generando aún más tristeza
Narra MaríaMe levanto con el alma rota y el corazón hecho pedazos. ¿Cómo le digo adiós al amor de mi vida?¿Cómo podré vivir sin ti? Y ahora que te me vas, te llevas mi vida entera. Hoy me despido de ti sin querer decir adiós. No te niego que tengo miedo, Daniel, de enfrentarme a la vida sin ti.No sé qué será de mi vida. ¿Cómo me despido de ti? ¿Cómo te dejo ir?— Caigo de rodillas y no dejo de llorar. ¿Cómo soporto este dolor, Daniel? ¿Cómo, mi amor?No niego que no quiero vivir sin ti. Vuelve, mi amor, me lo prometiste, Daniel, que siempre estaríamos juntos. Sé que no estuve en tu último aliento y en minutos te perdí. La impotencia y el dolor me están matando el alma.Siento un vacío inmenso, como si una parte de mí se hubiera ido contigo. Cierro los ojos e intento encontrar consuelo en los recuerdos que compartimos juntos, pero cada imagen, cada gesto amable, solo aumenta mi dolor.Mi mente está llena de preguntas sin respuesta. ¿Por qué te fuiste tan pronto, tan abruptamente? No
Sebastián — lo digo en un susurro— siento cómo me abraza.—Aquí estoy, tranquila —yo solo lloro sin poder pronunciar ni una palabra—, no te voy a dejar sola, hermosa. No llores más, se me rompe el corazón, verte así princesa de esta manera.Los dos lloramos, ella perdió al amor de su vida y yo a mi mejor amigo. —Quédate a mi lado, por favor, no sueltes mi mano, Sebastián.Sebastián, él ya no está conmigo, se fue, me lo mataron. Creen que no lo sé, no como ni duermo. Estos dos días han sido los más dolorosos de mi vida.Me agarré con fuerza a Sebastián, como si aún estuviera allí Daniel, protegiéndome de todo mal. Su ausencia pesaba más que cualquier otra cosa en mi vida. Sebastián me miraba con ojos llenos de comprensión y tristeza, sabiendo que no había palabras o abrazos que pudieran aliviar el dolor que ambos estábamos sintiendo.Pasaron las horas y las lágrimas seguían cayendo, formando un río de tristeza que parecía no tener fin. Sebastián se quedó a mi lado, cumpliendo su promes
Entra el Doctor: "Buenas tardes, ya tengo los resultados de la señora María Greco."—Doctor, ¿mi hija está bien? —pregunta Soledad con una lágrima traicionera.—Amor, cálmate, deja que el doctor nos diga qué tiene nuestra hija —le dice Giacomo, dándole un beso en los labios.—Les informo que la señora María necesita cuidarse y alimentarse mejor debido a su estado.—¿Qué estado, Doctor? —le pregunta Giacomo, asustado—. Veo que no están enterados. Ella está en estado de embarazo, tiene dos meses, pero estuvo a punto de perder al bebé. Necesito que coma, duerma y se relaje si quiere que el bebé llegue a este mundo sano y fuerte.Daniela mamá de Daniel .—Llego al hospital después de enterrar a mi hijo. No es fácil perder un hijo, pero aquí estoy siendo fuerte porque María me preocupa. Al llegar a donde están Giacomo, Soledad y Sebastián, escucho al doctor decir que María está embarazada.Los miro y mis lágrimas no tardan en salir. "Es una semilla, una esperanza que nos dejó Daniel", les
UNA SEMANA DESPUÉS—Me levanto temprano como todos los días. Estoy sola en esta habitación, rodeada por los recuerdos de nuestro amor. Cierro los ojos y puedo sentir su aroma todavía impregnado en mi piel. Me hundo en el sofá, tratando de controlar las lágrimas que amenazan con volver a brotar.Recuerdo el día en que nos conocimos, la forma en que sus ojos azules me miraron por primera vez y su sonrisa sincera me hizo sentir especial. Nunca pensé que un amor tan intenso pudiera terminar de esta manera, con él desapareciendo de mi vida sin previo aviso. Pero no encuentro respuestas, solo un profundo vacío en mi corazón que parece imposible de llenar.Me levanto del sofá y me dirijo al balcón, donde el sol empieza a ponerse en el horizonte. Cierro los ojos y respiro hondo, prometiendo a mí misma que algún día superaré esta herida y volveré a sonreír con verdadera alegría. Una semana aquí en Italia, viviendo junto a Sebastián y no logro superar este dolor.Quizás el tiempo cure estas he