CAPITULO 2

Subimos a Daniel al auto para llevarlo a la mansión. Con la voz entrecortada, por tanto, llorar, le doy la orden a Cardona de que llame a la funeraria.

Mientras tanto, yo llamo a mi hermana Melissa para darle la noticia y que ella pueda decírselo a María. Al contestar Melissa del otro lado, le digo con lágrimas en los ojos que mataron a Daniel. Melissa, voy para la mansión.

"¿Qué?", me grita Melissa por teléfono. "Lo que escuchaste, hermana. Los espero en la mansión para comunicarle a María que la boda se cancela por la muerte de Daniel."

En medio de la confusión y el dolor, llegamos a la mansión y nos encontramos con María, quien al escuchar la noticia no puede contener el llanto. Juntas nos abrazamos, intentando consolarnos mutuamente en medio de la terrible noticia.

Cardona llega con los representantes de la funeraria y comenzamos a planificar el funeral de Daniel. Mientras tanto, la noticia de su fallecimiento se va propagando entre amigos y familiares, generando aún más tristeza y conmoción en nuestro círculo cercano.

La cancelación de la boda es inevitable, ya que no hay ánimo ni fuerzas para celebrar un día que debía ser de alegría y amor ya que el novio no esta. En su lugar, nos encontramos planeando un funeral en honor a Daniel, recordando los momentos felices que compartimos con él y lamentando la pérdida de un ser tan querido.

La mansión, que antes estaba llena de alegría y preparativos para la boda, ahora se convierte en un lugar de dolor y lágrimas, recordando el vacío que deja la ausencia de Daniel. Su partida ha dejado un hueco imposible de llenar, y nos queda el consuelo de haber compartido momentos inolvidables con él mientras estuvo presente en nuestras vidas.

Narra María

Recibir la noticia de la muerte del hombre que amas es muy doloroso, más aún si es el día de tu boda.

¿Dónde está Daniel, tía Melissa?— le pregunto mirando hacia la nada y limpiando mis lágrimas. —María —¿Qué?— le grito a Abigaíl —¿Estás bien? —me pregunta ella. —No — le contesto abrazándome a Abigail como una niña pequeña, —dime cómo podré vivir sin él, Abigail— me quiero morir sin él, soy un alma en pena. Tengo el corazón herido y el alma destrozada, dejaré de amar, dejaré de soñar, dejaré de pensar que solo vivo para amarlo a él. Tengo el alma rota y el corazón en mil pedazos, esté donde esté, lo amaré.

Abigail me abraza con fuerza y me susurra palabras de consuelo. Me recuerda que el amor de Daniel vivirá por siempre en mi corazón, que los recuerdos compartidos nunca desaparecerán. Me dice que no debo dejar que el dolor me consuma, que debo encontrar fuerzas para seguir adelante y honrar su memoria.

Poco a poco, el dolor se va calmando. Aunque la herida en mi corazón seguirá presente, sé que debo encontrar una manera de sanar. Quizás nunca deje de amarlo, pero sé que debo encontrar la forma de vivir sin él. Abigail me ayuda a levantarme y me lleva a un lugar tranquilo donde pueda descansar y procesar todo lo que ha sucedido.

El día que debía ser el más feliz de mi vida se convierte en el más triste. Pero sé que debo seguir adelante, por mí misma y por Daniel. Aunque su presencia física ya no esté conmigo, su amor vivirá por siempre en mi corazón. Y con ese pensamiento como guía, comienzo el duro proceso de sanar y encontrar la manera de vivir sin él me calmó .

—Estoy recostada en la cama abrazada a Abigail cuando la puerta se abre. Veo a Ángeles entrar con lágrimas en sus ojos, así que me corro para que ella se acueste a mi lado, quedando en la mitad entre Abigail y Ángeles.

—¿Lo viste, Ángeles? —si María me contesta limpiando sus propias lágrimas, la miro a los ojos— preguntando: "¿Cómo lo viste? ¿Crees que sufrió mucho al morir, Ángeles?".

—No lo sé, María, pero Daniel no murió por el accidente —me siento como un resorte en la cama, enseguida Abigail.

—¿Por qué lo dices, Ángeles? —pregunta Abigail— susurra Ángeles: "Hay algo que nos están ocultando, el cuerpo de Daniel tenía como cincuenta balas, a él lo mataron".

Gracias a las palabras de Ángeles, mi corazón se acelera y siento un escalofrío recorrer mi cuerpo. ¿Cómo es posible que Daniel haya sido asesinado? ¿Quién pudo cometer semejante atrocidad? Las lágrimas vuelven a brotar de mis ojos mientras trato de procesar la impactante revelación.

Ángeles me mira con compasión y me toma de la mano con ternura. "Lo siento, María. Sé que esto es difícil de aceptar, pero necesitamos descubrir la verdad y hacer justicia por Daniel", dice con determinación.

Asiento con la cabeza, sintiendo una mezcla de dolor, enojo y determinación. No descansaré hasta encontrar al responsable de la muerte de Daniel y asegurarme de que pague por sus acciones.

Abigaíl se une al abrazo grupal y juntas nos prometemos apoyarnos mutuamente en este difícil camino que tenemos por delante. La búsqueda de la verdad acaba de comenzar, y no descansaremos hasta obtener justicia para Daniel y venganza por su muerte.

—Tengo que hablar con la tía Franchesca, ella no me puede ocultar nada sobre la muerte de Daniel.

—María, esperemos al funeral y luego hablamos con mi abuela —te lo prometo.

—Te creo, Abigail. Gracias por estar conmigo, las dos como siempre.

—No hay de qué, María. Estamos juntas en esto y siempre lo estaremos. Vamos a estar allí para ti en todo momento. Ahora vamos a concentrarnos en despedir a Daniel como se merece y luego hablaremos con la tía Franchesca. Estoy segura de que nos ayudará a entender lo que sucedió. ¡Vamos a estar bien juntas!—hablo Ángeles como siempre con entusiasmo.

Me limpio mis lágrimas y les doy una sonrisa, quitando mi vestido de novia, sintiendo el vacío que me ha dejado Daniel. Es imposible aceptar que no está junto a mí. Esta mañana me dio su último beso en mis labios...

Continuara...

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