CAPITULO 5

Entra el Doctor: "Buenas tardes, ya tengo los resultados de la señora María Greco."

—Doctor, ¿mi hija está bien? —pregunta Soledad con una lágrima traicionera.

—Amor, cálmate, deja que el doctor nos diga qué tiene nuestra hija —le dice Giacomo, dándole un beso en los labios.

—Les informo que la señora María necesita cuidarse y alimentarse mejor debido a su estado.

—¿Qué estado, Doctor? —le pregunta Giacomo, asustado—. Veo que no están enterados. Ella está en estado de embarazo, tiene dos meses, pero estuvo a punto de perder al bebé. Necesito que coma, duerma y se relaje si quiere que el bebé llegue a este mundo sano y fuerte.

Daniela mamá de Daniel .

—Llego al hospital después de enterrar a mi hijo. No es fácil perder un hijo, pero aquí estoy siendo fuerte porque María me preocupa. Al llegar a donde están Giacomo, Soledad y Sebastián, escucho al doctor decir que María está embarazada.

Los miro y mis lágrimas no tardan en salir. "Es una semilla, una esperanza que nos dejó Daniel", les digo con la voz entrecortada, —Daniela hermana me abrazo a Soledad.

—Sabíamos que Daniel siempre estará con nosotros de alguna manera, y ahora lo está a través de este bebé —dice Sebastián con una sonrisa.

El doctor mira a la familia con compasión y les da algunas indicaciones sobre cómo cuidar a María durante su embarazo. Soledad abraza a Giacomo con fuerza, agradecida por la nueva vida que crece dentro de su hija.

Mientras salen del hospital, Giacomo sostiene la mano de Soledad y le promete que harán todo lo posible por cuidar a María y a su futuro nieto. Juntos, enfrentarán cualquier desafío que se les presente, con el amor de Daniel, acompañándolos en cada paso que den en el camino.

—Abro mis ojos lentamente al mirar alrededor, recuerdo que estoy en el hospital. Hace un rato, hablé con Sebastián y me quedé dormida. Veo que la puerta se abre y entra mi tía Daniela. Le doy una pequeña sonrisa y mis lágrimas descienden como una cascada.

—Hola, mi niña. No quiero que llores más, me asustaste, princesa. ¿Cómo te sientes? —me pregunta, limpiando mis lágrimas con sus dedos.

—Un poco cansada, tía Daniela —le contesté, contándole que me dio un mareo y sentí como perdí la respiración.

—Maria, necesito pedirte algo muy importante —me dice, cogiendo mis manos.

—Te escucho —le contesté en un susurro audible.

—Mi niña, necesitamos que te vayas con Sebastián a Italia un tiempo. Él te va a cuidar y proteger.

—¿Por qué tanto afán de que me vaya con él? Si no me dan una respuesta clara, me quedo —le dije con un grito, sentándose en la cama.

—Maria, solo queremos protegerte. Abigail se va con Ángeles y Alex, si quieres puedes irte con ellos también. Pero queremos que Sebastián te cuide a ti mi niña.

—Pero, tía Daniela, ¿por qué de repente todos quieren que me vaya a Italia? ¿Qué está pasando? —pregunto, confundida y preocupada.

Mi tía suspira y me mira con tristeza antes de responder—. María, hay algo que necesitas saber. Algo que cambiará todo para ti.  Estás embarazada.

Quedo atónita ante sus palabras, sin poder procesar la información. ¿Cómo era posible que, ya que no está Daniel, fuera hacer, madre, y yo no lo supiera? Las lágrimas vuelven a asomarse en mis ojos mientras intento asimilar la noticia.

"Tengo que decirte algo más, Maria", continúa mi tía, "han intentado dañarte, estamos cuidando de ti y de mi nieto, hemos cuidado de ti desde que eras una niña. Ahora más que nunca, es importante que estés segura y protegida".

Me quedo en silencio, asimilando toda la información que acabo de recibir.  Irme con Sebastián para Italia, él ha estado a mi lado todo este tiempo, protegiéndome sin que yo lo supiera. Y ahora, mi única opción es irme con él a Italia, donde estaré a salvo.

Con un nudo en la garganta, asiento con determinación. Es hora de irme a Italia con mi mejor amigo, donde estaré segura y protegida.

— María, necesitas comer, descansar, olvidar lo que ha pasado con Daniel. Tienes que seguir con tu vida. Por poco pierdes al bebé —escuché decir a mi tía Daniela sobre mi bebé—. Está bien tía, me voy con Sebastián. Cuidaré la semillita de mi amado Daniel —le di una sonrisa y la abracé con todas mis fuerzas—. ¿No tienes miedo de que me enamore de Sebastián?

— Sabes que sentía algo por él cuando estaba en el colegio, tía Daniela.

— No me preocupa, al contrario, sería feliz si le das una oportunidad. Él sería un buen padre para nuestro bebé que viene en camino. Por ahora, no pensemos en lo que pueda pasar. Sé que tienes que aceptar y vivir sin Daniel.

— Te quiero mucho, tía. Estoy feliz porque tengo un recuerdo muy hermoso de Daniel. Pero prométeme que van a encontrar a quien mató a Daniel y que cobrarán venganza por mí y por mi hijo, que es tu nieto.

— Así será, María. Quiero que seas feliz, que te cases y formes esa familia que siempre has querido.

— Gracias, tía. Voy a hacer feliz a nuestro bebé. 

No voy a dejar que nada ni nadie nos robe la felicidad. Prometo que no descansaré hasta encontrar justicia para Daniel y para nosotros—es una promesa Maria. 

—Mientras tanto, seguiré adelante, cuidando de mi bebé y dándole todo el amor que merece. Y sé que, con Sebastián a mi lado, todo será más llevadero. Estoy lista para empezar de nuevo, para dejar atrás el dolor y mirar hacia un futuro lleno de esperanza y amor. Aunque siempre llevaré a Daniel en mi corazón, sé que él estaría feliz de vernos seguir adelante juntos. Gracias, tía Daniela, por estar siempre a mi lado y por ser mi fuerza en los momentos más difíciles. 

 ¡Por mi bebé, por Daniel, por nosotros! ¡Por la felicidad que merecemos!.

—Estamos abrazadas cuando la puerta se abre y veo entrar a Abigaíl, Ángeles y Alex —los miro y les doy una sonrisa...

Continuara...

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