Al separarse de mí su mirada se torna más oscura y pérdida, siento un escalofrío recogiendo mi columna vertebral, el aire lo siento más frío, tanto que lástima mis pulmones al respirar, esta sería una noche larga.
— Patrón que bueno que llegó, los invitados esperan por usted. Rick llegó a la sala, por primera vez su presencia me tranquiliza, en ningún momento posa su mirada en mí, ya que estoy con Armando, de lo contrario me comería con la mirada como siempre lo hacía; mi esposo pasa su mano en mi cintura empujándome levemente para que avance junto con él. — Ya vamos. Hay prioridades, primero tenía que ver a mi esposa.- me contengo de soltar una risa de burla, que buen chiste. Caminamos juntos al exterior en donde ya estaban algunos hombres un tanto ebrios y eso que esto va empezando, no quiero imaginar el caos en que se convertirá esto más tarde, en cuanto Armando hace presencia en el lugar no tardan en acercarse a él sus amigos a saludarlo, posan sus ojos en mí, recorren toda mi piel con la mirada, para después felicitarlo por tener una "hermosa esposa". A petición de él como siempre me siento a su lado mientras el bebe y plática con sus hombres, él sabe perfectamente que las bebidas fuertes no son lo mío así que especialmente mando pedir una botella de champán de la cual me sirvo una copa solamente y bebo lentamente mientras escucho sus conversaciones y me pierdo en mis pensamientos, deseando que esto fuera gaseosa o un jugo de durazno. — Todo está bien con mi gente en el sur, el problema está empezando aquí, con ese maldito mafioso italiano que llego hace 2 años a la ciudad y está arrasando con todo a una rapidez que no imaginé.– Armando parece molesto mientras hablaba. — Bardi esconde sus negocios sucios bajo sus negocios legales, es la ventaja que tiene la mafia a comparación del narcotráfico, él no necesita estarse escondiendo bajo las rocas. Su socio habla con molestia, es un hombre regordete con una mirada de enfermo, esta frente a nosotros y no deja de recorrerme las piernas con la mirada, trata de disimular cuando Armando se dirige a él, pero no sé si mi esposo ya está ebrio o de plano es ciego, me sorprende que no le ha puesto un alto aún. — Lo dices como si eso fuera algo malo, es más fácil dar con él de esa manera, sé que esta muy bien escoltado, pero tiene sus fallas... he estado estudiando sus movimientos desde hace meses si todo sale bien mañana conseguiré un paquete que es muy importante para él, a hombres como ese se les destruye poco a poco, hace 1 año le quité algo muy importante, otra dura perdida le espera y una vez debilitado por eso, acabaré con él de una vez por todas. Armando ya parece estar bastante tomado, y me lo confirma que esté empezando a hablar de cosas más delicadas frente a mí, con toda sinceridad no me gusta estar involucrada, ni tener conocimiento de lo que hace, eso él lo sabía, dejo mi copa sobre la mesa y me inclino ligeramente sobre su oído. — Me voy para que converses tranquilo, estaré por el área de la alberca. — Claro hermosa. Me toma de la parte trasera de la nuca para acercarme a él y darme un pasional beso, al separarme y ponerme de pie me da una nalgada que hace estallar en risas a los presentes; esto... es... denigrante. Ya un poco alejada de esa música molesta que no hace más que idolatrar las armas, violencia y narcotráfico me siento en una banca observando un almacén que se encuentra un tanto alejado de la casa, mi piel se eriza al recordar ver como entraban con personas ahí que después no volvía a ver salir. Una lengua cálida se desliza por mi espalda haciendo que me aparte al instante dando un brinco con repugnancia pensado que era algún pervertido borracho, pero al mirar de quién se trata pongo los ojos en blanco. — ¡Eres tu Benji! El animal me ladra moviendo la cola feliz, vuelvo a sentarme y empiezo a acariciarlo, es un Rottweiller, un macho muy grande, lo encontré siendo un cachorro que vagaba por el pueblo donde vivía mi madre, Armando me dejó tenerlo y aquí esta, convertido en todo un muchachote, sale corriendo a los arbustos y me trae una vara, suspiro poniéndome de pie, tiene un aspecto grande, intimidante, pero en realidad es tan blando y juguetón, bueno por lo menos conmigo y las sirvientas, a cualquier otra persona la mira como si se la quisiera comer, en especial a Armando; arrojo la rama entre los árboles y arbustos que están del lado izquierdo y se va corriendo, le tomaría algún tiempo encontrarla. — ¡Oye tu m*****a zorra! Arrugo la frente y me giro dudando que me hablaran a mí, pero resulta que si, una chica alta de cabello negro corto y lacio que le llega a los hombros rodea la banca y se para frente a mí picoteando mi pecho con su uña postiza. — ¡Aléjate del señor Armando! No sé dé donde te contrataron a ti y no me importa, todas saben que yo vengo por el premio gordo, así que pierde... La observo con una mirada confusa, ¿En verdad ella me está amenazando para que le deje de mi marido?... en cuyo caso no tengo problemas, yo encantada, no es como que me queje, ya que no disfruto su compañía, por mi mejor si se lo lleva a algún lado, así sin decir ni una palabra me levanto y paso a un lado de ella, me iría a dar un baño y a dormir. — ¡A mí no me ignores perra! ¿¡Quién te crees?! La chica me toma de la parte trasera de la cabeza jalando mi cabello con fuerza, yo me llevo las manos a la cabeza después de soltar un ligero grito, no me lo esperaba. — ¿¡Qué te pasa loca?! ¡Suéltame!.– le grito llena de molestia, a este punto empezamos a llamar la atención de varios invitados. — ¿¡A quién le dices loca?! ¡Perra! Con su otra mano esta lista para darme un golpe en la cara, cierro los ojos en espera del impacto, pero se escucha un ladrido y puedo ver como Benji viene corriendo hacia nosotras, salta para morder el brazo con en que la chica sostiene mi cabello, todo el peso del animal cae sobre ella haciéndonos caer a ambas al suelo; El brazo de la chica comienza a sangrar y Benji no la suelta, ella grita y llora aterrada. — ¡Benji suéltala!.– Le grito al can quien obedece al instante, no tardan en llegar hombres a nosotras. — ¿¡Pero que pasó aquí?!.– Armando pregunta ayudándome a levantarme mientras otro hombre ayuda a la otra chica, ella al ponerse de pie empieza a hablar y señalarme ofendida. — Era una pequeña discusión, una riña entre damas de compañía, pero esta perra se emocionó de más — ¿¡Perdón?!.– Mi esposo le gritó molesto, esto no acabará bien. — Ella no es ninguna dama de compañía, ¿¡cómo le llamaste a mi esposa?!. En ese momento la chica abre mucho los ojos poniéndose rígida y mirándome inquieta, yo no hago más que apartar la mirada y negar con la cabeza, si tan siquiera me hubiera dejado hablar antes para decir una mentira, ella sola se acaba de poner la soga al cuello.La mujer esta sumamente aterrada y nerviosa, aún con la mirada baja puedo notar como sus piernas tiemblan ligeramente, ella empieza a hablar con tartamudeos su voz se entre corta por el miedo.— Señor... yo... no sabía que ella, era su esposa... pensé que era una dama de compañía como yo— ¿¡Dama!? Por favor, como puedes comparar a una prostituta como tú con mi esposa que ella si es una dama…- bueno... considerando la manera en que me hace vestir y el trato que me da ante los demás hombres cualquier desconocido lo pensaría, el valor de las prendas que llevamos puestas es lo único que hace la diferencia.– Llévenla a la cabaña enséñenla a respetar... Levanto la cabeza rápidamente y mi mirada se topa con los ojos asustados de la chica, dos hombres llegan a tomarla de los brazos y arrastrarla entre la oscuridad del jardín a aquella bodega alejada de la casa principal.— ¡No por favor! ¡Perdóneme! ¡Yo no sabía que ella era su mujer! ¡Lo lamento! ¡Perdón! Esos gritos llenos de pánico y ag
Al día siguiente como de costumbre las detonaciones de arma son lo primero que llega a mis oídos al despertar, estoy acostada boca abajo en la cama, mi cuerpo mandaba señales de dolor desde la cabeza hasta los dedos de mis pies, suelto un quejido al hacer fuerza para intentar moverme. La luz que se cuela a través de las cortinas es intensa, no tengo idea de que hora es, me envuelvo en la sábana y con dificultad me pongo de pie para ir al baño a tomar una ducha caliente con la esperanza que aliviará un poco el dolor y relajará mi cuerpo, ignoro las manchas de sangre sobre las sabanas azul cielo. ~~~~~~~Me pongo un vestido de mangas largas entallado para ocultar los moretones de las mordeduras y rasguños de Armando, es corto de color azul turquesa, la tela tiene ligeros detalles de textura, me maquillo y arreglo el cabello para dejarlo suelto, para finalizar me pongo mis tacones, es un completo calvario estar vestida de esta manera considerando lo mal que me siento, pero Armando se m
Los pequeños me miran con ojos asustados, como si yo fuera uno más de los monstruos que se están encargando de atormentarlos, no puedo dar crédito a lo que está pasando, ¿Cómo se podía ser tan insensible, tan inhumano? - ¿¡Qué significa esto?! Pregunto llena de rabia y enojo, mi voz sale cargada de ira y empiezo a desprender un aura hostil y peligrosa, todos se quedan asombrados, yo no era para nada expresiva por ello mi humor siempre es un misterio para ellos, pero esta vez estoy sumamente molesta, fuera de mis casillas, no me importa nada estoy dispuesta a morir si es necesario con tal de salvar a esos niños. - Señora Renata, será mejor que salga de aquí.- Rick se empieza a acercar a mí a pasos lentos y cuidadosos, extiendo la mano señalándolo con el dedo índice haciéndolo que se detenga de golpe.- ¡Ni se te ocurra acertarte a mí un paso más!Él se queda quieto ante grito y además porque Benji empieza a ladrarle como loco, tirándole mordidas advirtiéndole que no se acerque ni un
No entiendo lo que sucede o porque él hace esto, ya que juraría que estaría furioso conmigo al punto de casi echar espuma por la boca por lo que acabo de hacer, pero no es así, cuando se separa sé mi no puedo evitar observarlo desconcertada. — Nunca me habías contra decido de esa manera, me encantó lo fuerte y firme que te pusiste a exigir a costa de tu vida lo que querías. – me mira con total admiración y emoción, pero a mí no me interesa si mi actitud lo encantó o no— ¿Eso quiere decir que dejaras ir a los niños entonces?.- Él tuerce la boca un poco, comienzo a mirarlo mal al instante, rápidamente sonríe, una sonrisa que volvería loca a cualquiera que no supiera el monstruo que es. — Aún no, dejaremos que su padre sufra unos días con su ausencia, pero después te prometo que los devolveremos. - tomo aire, eso no es lo que quiero, pero supongo que es mejor que... lo que sea que pensaban hacerles— Gracias... Le sonrió ligeramente, cosa que no fue desapercibida por él, ya que yo nu
Los ojos de la chica se abren de par en par, cuando se encuentran con mi mirada, es la nueva que había llegado hace pocas semanas, la que había escuchado hablando de mí cuando estaba en el balcón. No podría decir que sentí dolor al verlos, porque no es así, las amantes de Armando tenían la mala costumbre de conseguir mi número para mandarme fotos comprometedoras y hacerme llamadas en pleno acto sexual, quizás querían lograr que me divorciara de él, ya que por desgracia estábamos casados legalmente, pero el chiste en esta historia es que él no me quiere dejar ir a mí, no al revés, aun así me parece de muy mal gusto que lo hiciera aquí… En la casa... donde estamos bajo el mismo techo.La chica comienza a tratar de una manera desesperada quitarse a Armando de encima, pero él la tiene contra el escritorio, de repente siento ganas de vomitar, ver fotos extrañas e incluso oírlo por teléfono no se comparaba con verlo con mis propios ojos, es asqueroso, me doy la vuelta y escucho tras mi esp
Ya sé que es lo que voy a hacer, pero tengo que esperar a que caiga la noche, todo tenía que ser rápido y preciso un error mío podría costarnos la vida a los tres, una gran responsabilidad está en mis manos y el peso de ella sobre mi espalda, pero esto marcaría el futuro de todos, podría significar libertad o muerte.Armando y yo no habíamos hablado desde anoche que lo sorprendí en su estudio con la sirvienta, la chica cuando se llegaba a topar conmigo en alguna parte de la casa, me sacaba la vuelta o simplemente bajaba la cara, no sabía como tomar esto, era incómodo, yo sabía que él tenía otras mujeres y no tenía ningún respeto por mí al ser su esposa, aunque en todos estos años nunca me sentí como tal, sino como una esclava, por mí estaba mejor que no nos habláramos, su compañía no era de mi agrado, pero para llevar a cabo mi plan necesitaba tenerlo cerca esta noche. Este día estaba soleado, un clima hermoso y cálido, decidimos jugar en la piscina con los pequeños, Armando ya les h
Armando ha llegado a la habitación, me mira sonriente y pasa esos ojos oscuros con malicia por mi cuerpo de arriba abajo, al ver mi rostro levanta las cejas, divertido. — ¿Estás bebiendo, querida?.Armando se sienta en la cama viéndome con diversión, yo tomo el vaso con el medicamento y se lo doy, me controlo lo más que puedo para no temblar, no quiero que él lo note, pero aun así soy un manojo de nervios y miedo por dentro.— Ten, lo necesitarás... - le digo tendiéndole el vaso — ¿Estás bien? Pareces algo nerviosa... - mierda, mierda, mierda...Abro mucho los ojos ante su comentario, él de un trago se toma todo el contenido del vaso, hace una mueca parecida a la que yo cuando lo probé y después mira al vaso extraño, tengo que desviar su atención de esa bebida, tengo pánico de que él se dé cuenta de que he echado algo, quizás las pastillas modificaron el sabor, no lo sé, pero por ahora solo tengo que distraerlo para que las pastillas hagan efecto, la parte fundamental ya está hecha
No puedo controlar mis nervios, mi cuerpo comienza a temblar ligeramente de manera involuntaria, no quiero ni imaginar lo que pasara cuando nos atrapen, no me importa lo más mínimo lo que pase conmigo, pero los niños... tengo que sacarlos de aquí, curiosamente en ese preciso instante recuerdo, un sonido que hacía Armando con el auto cuando llegábamos y salíamos del lugar, antes de que cualquiera de los demás comenzaran a acercarse hago el sonido con el claxon, son cuatro pitidos seguidos y después dos en pausa, gotas de sudor recorren toda mi cara, miro como uno de ellos se detiene, es el que venía al auto, empieza a reír, momento después la puerta se abre.Ese calor sofocante se convierte en un frío refrescante que me recorre el cuerpo, antes de que algo más pase sigo avanzando, alejándome cada vez más de ese pedacito de infierno. — Ya pueden salir niños... – Las palabras a duras penas logran salir de mi boca, siento que hasta la voz me tiembla.— El señor Armando dijo que nos lleva