No entiendo lo que sucede o porque él hace esto, ya que juraría que estaría furioso conmigo al punto de casi echar espuma por la boca por lo que acabo de hacer, pero no es así, cuando se separa sé mi no puedo evitar observarlo desconcertada. — Nunca me habías contra decido de esa manera, me encantó lo fuerte y firme que te pusiste a exigir a costa de tu vida lo que querías. – me mira con total admiración y emoción, pero a mí no me interesa si mi actitud lo encantó o no— ¿Eso quiere decir que dejaras ir a los niños entonces?.- Él tuerce la boca un poco, comienzo a mirarlo mal al instante, rápidamente sonríe, una sonrisa que volvería loca a cualquiera que no supiera el monstruo que es. — Aún no, dejaremos que su padre sufra unos días con su ausencia, pero después te prometo que los devolveremos. - tomo aire, eso no es lo que quiero, pero supongo que es mejor que... lo que sea que pensaban hacerles— Gracias... Le sonrió ligeramente, cosa que no fue desapercibida por él, ya que yo nu
Los ojos de la chica se abren de par en par, cuando se encuentran con mi mirada, es la nueva que había llegado hace pocas semanas, la que había escuchado hablando de mí cuando estaba en el balcón. No podría decir que sentí dolor al verlos, porque no es así, las amantes de Armando tenían la mala costumbre de conseguir mi número para mandarme fotos comprometedoras y hacerme llamadas en pleno acto sexual, quizás querían lograr que me divorciara de él, ya que por desgracia estábamos casados legalmente, pero el chiste en esta historia es que él no me quiere dejar ir a mí, no al revés, aun así me parece de muy mal gusto que lo hiciera aquí… En la casa... donde estamos bajo el mismo techo.La chica comienza a tratar de una manera desesperada quitarse a Armando de encima, pero él la tiene contra el escritorio, de repente siento ganas de vomitar, ver fotos extrañas e incluso oírlo por teléfono no se comparaba con verlo con mis propios ojos, es asqueroso, me doy la vuelta y escucho tras mi esp
Ya sé que es lo que voy a hacer, pero tengo que esperar a que caiga la noche, todo tenía que ser rápido y preciso un error mío podría costarnos la vida a los tres, una gran responsabilidad está en mis manos y el peso de ella sobre mi espalda, pero esto marcaría el futuro de todos, podría significar libertad o muerte.Armando y yo no habíamos hablado desde anoche que lo sorprendí en su estudio con la sirvienta, la chica cuando se llegaba a topar conmigo en alguna parte de la casa, me sacaba la vuelta o simplemente bajaba la cara, no sabía como tomar esto, era incómodo, yo sabía que él tenía otras mujeres y no tenía ningún respeto por mí al ser su esposa, aunque en todos estos años nunca me sentí como tal, sino como una esclava, por mí estaba mejor que no nos habláramos, su compañía no era de mi agrado, pero para llevar a cabo mi plan necesitaba tenerlo cerca esta noche. Este día estaba soleado, un clima hermoso y cálido, decidimos jugar en la piscina con los pequeños, Armando ya les h
Armando ha llegado a la habitación, me mira sonriente y pasa esos ojos oscuros con malicia por mi cuerpo de arriba abajo, al ver mi rostro levanta las cejas, divertido. — ¿Estás bebiendo, querida?.Armando se sienta en la cama viéndome con diversión, yo tomo el vaso con el medicamento y se lo doy, me controlo lo más que puedo para no temblar, no quiero que él lo note, pero aun así soy un manojo de nervios y miedo por dentro.— Ten, lo necesitarás... - le digo tendiéndole el vaso — ¿Estás bien? Pareces algo nerviosa... - mierda, mierda, mierda...Abro mucho los ojos ante su comentario, él de un trago se toma todo el contenido del vaso, hace una mueca parecida a la que yo cuando lo probé y después mira al vaso extraño, tengo que desviar su atención de esa bebida, tengo pánico de que él se dé cuenta de que he echado algo, quizás las pastillas modificaron el sabor, no lo sé, pero por ahora solo tengo que distraerlo para que las pastillas hagan efecto, la parte fundamental ya está hecha
No puedo controlar mis nervios, mi cuerpo comienza a temblar ligeramente de manera involuntaria, no quiero ni imaginar lo que pasara cuando nos atrapen, no me importa lo más mínimo lo que pase conmigo, pero los niños... tengo que sacarlos de aquí, curiosamente en ese preciso instante recuerdo, un sonido que hacía Armando con el auto cuando llegábamos y salíamos del lugar, antes de que cualquiera de los demás comenzaran a acercarse hago el sonido con el claxon, son cuatro pitidos seguidos y después dos en pausa, gotas de sudor recorren toda mi cara, miro como uno de ellos se detiene, es el que venía al auto, empieza a reír, momento después la puerta se abre.Ese calor sofocante se convierte en un frío refrescante que me recorre el cuerpo, antes de que algo más pase sigo avanzando, alejándome cada vez más de ese pedacito de infierno. — Ya pueden salir niños... – Las palabras a duras penas logran salir de mi boca, siento que hasta la voz me tiembla.— El señor Armando dijo que nos lleva
Me tienen en la estación de policía metida en un cuarto con una mesa metálica en el centro en la cual yo estoy acostada, ya habían pasado quizás unos 20 minutos que vinieron y me dejaron aquí y no ha regresado nadie.Como si hubiera hecho una invocación, la puerta se abre con un fuerte estruendo que me hace acomodarme recta en la silla, entra un oficial joven, de cabello claro y rojos color miel, lleva una camisa blanca de mangas cortas muy ajustada, arroja una carpeta frente a mí y con ambas manos golpea la mesa molesto, muy de película. — ¡¿Qué hacías tú en el maldito carro?! ¡¿Dónde está tu marido Armando Cortés?! Permanezco seria observándolo, no es de asombrarme que la policía busque a Armando hasta por debajo de las piedras, es un criminal, lo único que se me ocurre es que quizás ya tenían ubicado su auto, imagino que fue una gran decepción toparse conmigo, una triste payasita en lugar del dueño del circo.— Pues... yo solo salí a dar un paseo, mi marido, no sé donde esta... c
Subo a la que será mi cama, no me molesto en desempolvarla solo quiero acostarme, entre todas mis ideas de lo que sería de mí no me esperaba esto, ni en mis alucinaciones más locas esperé ser arrestada, pero esto que acaba de pasar solo es un recordatorio de lo inestable que es la vida, aunque debo admitir que en las últimas horas lograron despertarme un poco y hacerme experimentar más emociones que en todos mis años de encierro.~~~~~~~~~~La chica me dijo que se llama Laura juntas vamos al comedor para almorzar, varias mujeres me miraban mal, algunas un poco extraño, pero trato de ignorar todas las miradas, la cárcel tiene una pinta deplorable, las paredes tiene un color gris opaco, los barrotes metálicos de las celdas están en su mayoría oxidados, pero a pesar de que este lugar no es todo un deleite visual, para mí, comparado con mi casa, me siento un poco, libre.Cuando tenemos las charolas con comida de dudosa procedencia frente a nosotros en la mesa nos sentamos con varias mujer
Armando Al terminar la llamada con Renata aprieto el teléfono con fuerza en mi mano sintiéndome impotente, molesto, desesperado... estoy desmoronándome por dentro, sintiéndome de una manera que me parece tan ajena a mí y todo, por ella.Rick me mira mientras levantaba una ceja, me observa como si yo fuera un completo desconocido para él.— Nunca le habías hablado de esa manera a tu mujer, no me la creo que no estés ni un poco molesto por darte pastillas para dormir y arruinarte el plan entregando a los niños, y ahora le dices que serás un mejor esposo... ¿Qué tramas?.– lo volteo a ver molesto, su mirada me confirma que no se cree nada de lo que dije, me interesa una mierda lo que él piense de mí.— No tramo nada, y si, al principio estaba muy molesto con ella, pero al enterarme de que la había atrapado la policía me puse a investigar y resulta que tenemos una rata entre nosotros.- le respondo de la peor manera, voy a mi escritorio y me dejo crear en la silla, pensativo.— ¿Cómo que u