No puedo controlar mis nervios, mi cuerpo comienza a temblar ligeramente de manera involuntaria, no quiero ni imaginar lo que pasara cuando nos atrapen, no me importa lo más mínimo lo que pase conmigo, pero los niños... tengo que sacarlos de aquí, curiosamente en ese preciso instante recuerdo, un sonido que hacía Armando con el auto cuando llegábamos y salíamos del lugar, antes de que cualquiera de los demás comenzaran a acercarse hago el sonido con el claxon, son cuatro pitidos seguidos y después dos en pausa, gotas de sudor recorren toda mi cara, miro como uno de ellos se detiene, es el que venía al auto, empieza a reír, momento después la puerta se abre.Ese calor sofocante se convierte en un frío refrescante que me recorre el cuerpo, antes de que algo más pase sigo avanzando, alejándome cada vez más de ese pedacito de infierno. — Ya pueden salir niños... – Las palabras a duras penas logran salir de mi boca, siento que hasta la voz me tiembla.— El señor Armando dijo que nos lleva
Me tienen en la estación de policía metida en un cuarto con una mesa metálica en el centro en la cual yo estoy acostada, ya habían pasado quizás unos 20 minutos que vinieron y me dejaron aquí y no ha regresado nadie.Como si hubiera hecho una invocación, la puerta se abre con un fuerte estruendo que me hace acomodarme recta en la silla, entra un oficial joven, de cabello claro y rojos color miel, lleva una camisa blanca de mangas cortas muy ajustada, arroja una carpeta frente a mí y con ambas manos golpea la mesa molesto, muy de película. — ¡¿Qué hacías tú en el maldito carro?! ¡¿Dónde está tu marido Armando Cortés?! Permanezco seria observándolo, no es de asombrarme que la policía busque a Armando hasta por debajo de las piedras, es un criminal, lo único que se me ocurre es que quizás ya tenían ubicado su auto, imagino que fue una gran decepción toparse conmigo, una triste payasita en lugar del dueño del circo.— Pues... yo solo salí a dar un paseo, mi marido, no sé donde esta... c
Subo a la que será mi cama, no me molesto en desempolvarla solo quiero acostarme, entre todas mis ideas de lo que sería de mí no me esperaba esto, ni en mis alucinaciones más locas esperé ser arrestada, pero esto que acaba de pasar solo es un recordatorio de lo inestable que es la vida, aunque debo admitir que en las últimas horas lograron despertarme un poco y hacerme experimentar más emociones que en todos mis años de encierro.~~~~~~~~~~La chica me dijo que se llama Laura juntas vamos al comedor para almorzar, varias mujeres me miraban mal, algunas un poco extraño, pero trato de ignorar todas las miradas, la cárcel tiene una pinta deplorable, las paredes tiene un color gris opaco, los barrotes metálicos de las celdas están en su mayoría oxidados, pero a pesar de que este lugar no es todo un deleite visual, para mí, comparado con mi casa, me siento un poco, libre.Cuando tenemos las charolas con comida de dudosa procedencia frente a nosotros en la mesa nos sentamos con varias mujer
Armando Al terminar la llamada con Renata aprieto el teléfono con fuerza en mi mano sintiéndome impotente, molesto, desesperado... estoy desmoronándome por dentro, sintiéndome de una manera que me parece tan ajena a mí y todo, por ella.Rick me mira mientras levantaba una ceja, me observa como si yo fuera un completo desconocido para él.— Nunca le habías hablado de esa manera a tu mujer, no me la creo que no estés ni un poco molesto por darte pastillas para dormir y arruinarte el plan entregando a los niños, y ahora le dices que serás un mejor esposo... ¿Qué tramas?.– lo volteo a ver molesto, su mirada me confirma que no se cree nada de lo que dije, me interesa una mierda lo que él piense de mí.— No tramo nada, y si, al principio estaba muy molesto con ella, pero al enterarme de que la había atrapado la policía me puse a investigar y resulta que tenemos una rata entre nosotros.- le respondo de la peor manera, voy a mi escritorio y me dejo crear en la silla, pensativo.— ¿Cómo que u
Renata Abro mucho los ojos sintiendo rápidamente como el latido de mi corazón se dispara sin control, se me hiela la sangre y me cuesta creer lo que acabo de escuchar. — ¿¡Qué?!.– le pregunto estupefacta, ella me mira extraño solamente. — ¿No lo sabías de verdad? O solo finges ser idiota, lo siento, pero me cuesta creer que incluso una esposa trofeo como tú no se enterara de eso.— Yo nunca me involucre en nada de los negocios o cosas que Armando hacía, de hecho yo siempre me la pasaba en casa y él a lo mucho pasaba dos semanas conmigo y después se iba durante meses a otras ciudades por negocios. – Ella levanta una ceja, no me cree del todo.— Pues bueno, como lo escuchas cuando el señor Bardi llegó hace 2 años a la ciudad y empezó a tomar fuerza territorio y autoridad, tu esposo se sintió amenazado y el muy cobarde secuestro a su mujer para después hacerle lo que te dije y mandarle un video a Bardi, eres la esposa de un maldito asesino y violador.Me llevo una de mis manos a la bo
Cuando despierto de nuevo estoy primero que todo decepcionada, en una camilla de la enfermería con varias oficiales haciendo guardia en mi cama, una de ellas sale de la habitación en cuanto me mira abrir los ojos, me siento muy débil, estoy conectada a varios aparatos, cuando la oficial regresa viene tras de ella un hombre alto un tanto mayor con bata blanca, el médico claramente. — Renata ¿Cómo te sientes?. - me pregunta acercando una pequeña lámpara a mis ojos.— Débil.– y triste de descubrir que sigo viva más que nada — Te mantuvimos sedada por 3 días, tu herida era muy delicada, el más mínimo movimiento y se podía abrir, pero te estuve suministrando de los mejores productos para acelerar la recuperación de la piel.— Demasiadas atenciones para ser una reclusa cualquiera de una prisión ¿no cree?.– Lo miro extraño, él ríe nervioso.— Bueno, su esposo se encargó de ello, que recibiera la mejor atención y fuera tratada con los mejores productos, dentro de poco podrá irse, le recomie
La situación es extraña, los hombres de Bardi observan en la espera de alguna orden de su jefe, cuando Bardi va a hablar los pequeños me sueltan y Marco es quién habla.— Reni... ¿Papá está jugando a las escondidas contigo? Escondiéndote del señor Armando así como él nos escondió de papá... Bardi hace una mueca extraña en su rostro, tiene ambas manos apoyadas en sus costados y se inclina un poco al frente hacia los niños.— ¿¡Jugando a las escondidas?!.— Bardi habla, los pequeños se giraron para ver a su padre.— A ver... en primera que hacen ustedes aquí... — ¡Niños!... Gracias al cielo aquí están, salieron corriendo tras el perro y yo... – entra una mujer a la habitación, la abuela de los pequeños la señora Patricia, la recuerdo, al ver a los pequeños con su hijo parecía tranquila, pero cuando sus ojos se posan en mi amarrada en la silla su rostro se tornó molesto, ya estaba preparada esperando el golpe de su ira, pero ella se voltea a ver a Bardi.— ¿¡Stefan que significa esto?! ¿¡
La mujer observa mi cara a detalle con un poco de confusión, tiene esa mirada de cuando se te acerca un desconocido que parece conocerte bien y comienza a excavar en tu mente tratando de recordar de quién se trata la persona frente a ti, me analiza, de pies a cabeza intentando recordar, decido refrescarle la memoria.— Soy Renata Magallanes, mi madre era Jessica, veníamos con ella a la iglesia los domingos al pueblo. - ella abre mucho los ojos y un golpe de memoria parece llegarle, me sonríe de nuevo, no de la manera que le sonríes a un desconocido como antes, si no la que le das a un conocido.— ¡Natita! Eres tú… - la señora Paty se lleva ambas manos a la boca sorprendida, asiento con la cabeza, ella me sonríe y se lanza a mí para darme un cálido abrazo, me siento extraña.— No puedo creerlo, te recuerdo… tú eras la única pequeña que jugaba con mi Stefan… ¿Cómo está tu madre?Mi rostro se entristece de inmediato, siento un latigazo de dolor en el pecho y bajó la mirada al suelo… ha pa