Al día siguiente como de costumbre las detonaciones de arma son lo primero que llega a mis oídos al despertar, estoy acostada boca abajo en la cama, mi cuerpo mandaba señales de dolor desde la cabeza hasta los dedos de mis pies, suelto un quejido al hacer fuerza para intentar moverme.
La luz que se cuela a través de las cortinas es intensa, no tengo idea de que hora es, me envuelvo en la sábana y con dificultad me pongo de pie para ir al baño a tomar una ducha caliente con la esperanza que aliviará un poco el dolor y relajará mi cuerpo, ignoro las manchas de sangre sobre las sabanas azul cielo. ~~~~~~~ Me pongo un vestido de mangas largas entallado para ocultar los moretones de las mordeduras y rasguños de Armando, es corto de color azul turquesa, la tela tiene ligeros detalles de textura, me maquillo y arreglo el cabello para dejarlo suelto, para finalizar me pongo mis tacones, es un completo calvario estar vestida de esta manera considerando lo mal que me siento, pero Armando se molestaría conmigo él siempre me quiere perfectamente arreglada como si fuera a alguna fiesta. Bajo las escaleras de una manera lenta, tratando de ignorar cada extremidad de mi cuerpo que llora de dolor, no puedo creer que sean tantas, llego a la cocina en donde la sirvienta me hace señas discretas de que mi esposo está en el comedor de al lado, ella se pone manos a la obra con mi desayuno mientras yo me voy a reunir con el monstruo a la mesa. Él tiene su celular en la mano, lleva una camisa roja con estampados extraños, al verme entrar una gran sonrisa se dibuja en su rostro, llego a la silla que esta a su lado con total seriedad, me senté con extremo cuidado y lentitud, él se burla al verme. — Creo que se me paso la mano anoche... lo lamento.- no lo lamenta, su voz está cargada de diversión, ¿Quién pide disculpas riéndose? — Descuida, estoy bien. Mi plato de comida llega a la mesa y ambos comenzamos a comer en silencio, él como siempre con la atención en su celular, está acostumbrado a mi seriedad y mi forma cortante de responder, por ello nunca me pregunta si tengo algo; ambos ya estamos terminando de comer cuando comienza a hablar de repente. — Ese maquillaje te quedo estupendo, ¿sigues con tus cursos aún?.- me pregunta, sin siquiera voltear a verme, su total atención en el teléfono. — No, ya no, lo terminé la semana pasada... — ¿Y ahora que vas a hacer? ¿Tienes pensado algún otro curso en mente? — Aprender otro idioma quizás, pero después, por el momento me estoy concentrando en leer, fui hace como una semana a comprar unas novelas.– Él hace una mueca extraña sin apartar sus ojos de su celular. — No me parece bueno que leas esas cosas, las mujeres son muy soñadoras no quiero que se te metan cosas extrañas en la cabeza. — Descuida, tengo bien puestos los pies sobre la tierra y sé que todo eso es simple fantasía, que no se acerca ni un poco a la realidad. Él iba a decirme algo, pero de repente entra una llamada a su celular, bajo la cabeza y comienzo a picotear los trozos de fruta en mi plato, desde donde estoy puedo escuchar lo que le decían al otro lado del teléfono, es Rick. — Patrón, todo salió perfecto tenemos el paquete. — Excelente, llévalo a la cabaña voy para allá. – termina la llamada, se pone de pie y me da un beso en la frente.— Tengo asuntos que atender, luego hablamos. Armando sale del comedor a toda velocidad dejándome sola en la mesa, está bien, no quiero su compañía, me limpio la frente en donde sus labios tocaron mi piel, termino mi fruta en silencio y al poco tiempo entra la empleada a recoger los platos. ~~~~~~~~ Me siento en una banca del patio, la misma en la que me vine a sentar anoche, quiero que me dé un poco de aire fresco, la pastilla que me tome logró ser efectiva y disminuir mi dolor, pero no desaparecerlo por completo, cierro los ojos sintiendo un cansancio y fatiga no solo corporal sino también emocional, estoy cansada, mi vida ha llegado al límite, no tengo sueños, esperanzas ni aspiraciones a nada, he pedido las ganas de vivir, ya nada me importa, nada. Los ladridos de Benji me hacen levantar el rostro, viene corriendo hasta a mí a gran velocidad, lo que llama mi atención fue que no mueve la cola como otras veces, sé que no va a atacarme, pero aun así no puedo evitar tener un mal presentimiento formándose en mi pecho; al llegar a mí sube sus dos patas al lado de la banca y comienza a ladrarme, como intentando decirme algo. — ¿Qué te pasa? – Corre al frente un poco y después regresa a donde estoy, lo hace un par de veces, al ver que solo lo observo extraño y no capto el mensaje del todo me muerde mi vestido y comienza a jalarme. — Quieres que vaya contigo ok ya voy, ya entiendo. Me levanto y comienzo a seguirlo, él va directo a la cabaña que está alejada de la casa, no quiero pensar mal, imagino que quizás algo con lo que estaba jugando se le quedó atorado y necesita que alguien sé lo dé; pero con forme me acerco siento escalofríos, estoy batallando un poco para llegar, no hay camino asfaltado así que mis tacones se hunden en el verde pasto. Conforme me acerco más, escucho un ligero llanto, un leve sollozo que me eriza la piel, pienso que es solo producto de mi imaginación, pero con cada paso el sonido es más claro, más fuerte, preciso e inconfundible. Siento que mi corazón se detiene al darme cuenta de que es el llanto de unos niños, Benji lo sabía, ya que al estar cerca de la cabaña no ladraba más y avanza en sigilo, empiezo a caminar con más desesperación sintiendo que mi corazón se sale de mi boca, no la pensé para empujar la puerta de madera que estaba entre abierta y ahí están, dos pequeños, una niña y un niño, atados en las sillas, con paños cubriendo sus bocas, llorando a mares, con el terror consumiendo sus miradas. Mi sangre comienza a hervir hasta llegar al punto de ebullición, tomo aire y pongo una mirada asesina sobre cada hombre que está en el lugar, me enfoco en Rick que es el que conozco más de los otros tres, yo siempre me hice la de la vista gorda, traté de ignorar todo lo malo que pasaba a mí al rededor, justo frente a mis narices poniéndome una venda en los ojos, todo para no meterme en problemas con el diablo, pero esta vez era demasiado, y no pensaba permitirlo, lastimar a niños era un pecado imperdonable.Los pequeños me miran con ojos asustados, como si yo fuera uno más de los monstruos que se están encargando de atormentarlos, no puedo dar crédito a lo que está pasando, ¿Cómo se podía ser tan insensible, tan inhumano? - ¿¡Qué significa esto?! Pregunto llena de rabia y enojo, mi voz sale cargada de ira y empiezo a desprender un aura hostil y peligrosa, todos se quedan asombrados, yo no era para nada expresiva por ello mi humor siempre es un misterio para ellos, pero esta vez estoy sumamente molesta, fuera de mis casillas, no me importa nada estoy dispuesta a morir si es necesario con tal de salvar a esos niños. - Señora Renata, será mejor que salga de aquí.- Rick se empieza a acercar a mí a pasos lentos y cuidadosos, extiendo la mano señalándolo con el dedo índice haciéndolo que se detenga de golpe.- ¡Ni se te ocurra acertarte a mí un paso más!Él se queda quieto ante grito y además porque Benji empieza a ladrarle como loco, tirándole mordidas advirtiéndole que no se acerque ni un
No entiendo lo que sucede o porque él hace esto, ya que juraría que estaría furioso conmigo al punto de casi echar espuma por la boca por lo que acabo de hacer, pero no es así, cuando se separa sé mi no puedo evitar observarlo desconcertada. — Nunca me habías contra decido de esa manera, me encantó lo fuerte y firme que te pusiste a exigir a costa de tu vida lo que querías. – me mira con total admiración y emoción, pero a mí no me interesa si mi actitud lo encantó o no— ¿Eso quiere decir que dejaras ir a los niños entonces?.- Él tuerce la boca un poco, comienzo a mirarlo mal al instante, rápidamente sonríe, una sonrisa que volvería loca a cualquiera que no supiera el monstruo que es. — Aún no, dejaremos que su padre sufra unos días con su ausencia, pero después te prometo que los devolveremos. - tomo aire, eso no es lo que quiero, pero supongo que es mejor que... lo que sea que pensaban hacerles— Gracias... Le sonrió ligeramente, cosa que no fue desapercibida por él, ya que yo nu
Los ojos de la chica se abren de par en par, cuando se encuentran con mi mirada, es la nueva que había llegado hace pocas semanas, la que había escuchado hablando de mí cuando estaba en el balcón. No podría decir que sentí dolor al verlos, porque no es así, las amantes de Armando tenían la mala costumbre de conseguir mi número para mandarme fotos comprometedoras y hacerme llamadas en pleno acto sexual, quizás querían lograr que me divorciara de él, ya que por desgracia estábamos casados legalmente, pero el chiste en esta historia es que él no me quiere dejar ir a mí, no al revés, aun así me parece de muy mal gusto que lo hiciera aquí… En la casa... donde estamos bajo el mismo techo.La chica comienza a tratar de una manera desesperada quitarse a Armando de encima, pero él la tiene contra el escritorio, de repente siento ganas de vomitar, ver fotos extrañas e incluso oírlo por teléfono no se comparaba con verlo con mis propios ojos, es asqueroso, me doy la vuelta y escucho tras mi esp
Ya sé que es lo que voy a hacer, pero tengo que esperar a que caiga la noche, todo tenía que ser rápido y preciso un error mío podría costarnos la vida a los tres, una gran responsabilidad está en mis manos y el peso de ella sobre mi espalda, pero esto marcaría el futuro de todos, podría significar libertad o muerte.Armando y yo no habíamos hablado desde anoche que lo sorprendí en su estudio con la sirvienta, la chica cuando se llegaba a topar conmigo en alguna parte de la casa, me sacaba la vuelta o simplemente bajaba la cara, no sabía como tomar esto, era incómodo, yo sabía que él tenía otras mujeres y no tenía ningún respeto por mí al ser su esposa, aunque en todos estos años nunca me sentí como tal, sino como una esclava, por mí estaba mejor que no nos habláramos, su compañía no era de mi agrado, pero para llevar a cabo mi plan necesitaba tenerlo cerca esta noche. Este día estaba soleado, un clima hermoso y cálido, decidimos jugar en la piscina con los pequeños, Armando ya les h
Armando ha llegado a la habitación, me mira sonriente y pasa esos ojos oscuros con malicia por mi cuerpo de arriba abajo, al ver mi rostro levanta las cejas, divertido. — ¿Estás bebiendo, querida?.Armando se sienta en la cama viéndome con diversión, yo tomo el vaso con el medicamento y se lo doy, me controlo lo más que puedo para no temblar, no quiero que él lo note, pero aun así soy un manojo de nervios y miedo por dentro.— Ten, lo necesitarás... - le digo tendiéndole el vaso — ¿Estás bien? Pareces algo nerviosa... - mierda, mierda, mierda...Abro mucho los ojos ante su comentario, él de un trago se toma todo el contenido del vaso, hace una mueca parecida a la que yo cuando lo probé y después mira al vaso extraño, tengo que desviar su atención de esa bebida, tengo pánico de que él se dé cuenta de que he echado algo, quizás las pastillas modificaron el sabor, no lo sé, pero por ahora solo tengo que distraerlo para que las pastillas hagan efecto, la parte fundamental ya está hecha
No puedo controlar mis nervios, mi cuerpo comienza a temblar ligeramente de manera involuntaria, no quiero ni imaginar lo que pasara cuando nos atrapen, no me importa lo más mínimo lo que pase conmigo, pero los niños... tengo que sacarlos de aquí, curiosamente en ese preciso instante recuerdo, un sonido que hacía Armando con el auto cuando llegábamos y salíamos del lugar, antes de que cualquiera de los demás comenzaran a acercarse hago el sonido con el claxon, son cuatro pitidos seguidos y después dos en pausa, gotas de sudor recorren toda mi cara, miro como uno de ellos se detiene, es el que venía al auto, empieza a reír, momento después la puerta se abre.Ese calor sofocante se convierte en un frío refrescante que me recorre el cuerpo, antes de que algo más pase sigo avanzando, alejándome cada vez más de ese pedacito de infierno. — Ya pueden salir niños... – Las palabras a duras penas logran salir de mi boca, siento que hasta la voz me tiembla.— El señor Armando dijo que nos lleva
Me tienen en la estación de policía metida en un cuarto con una mesa metálica en el centro en la cual yo estoy acostada, ya habían pasado quizás unos 20 minutos que vinieron y me dejaron aquí y no ha regresado nadie.Como si hubiera hecho una invocación, la puerta se abre con un fuerte estruendo que me hace acomodarme recta en la silla, entra un oficial joven, de cabello claro y rojos color miel, lleva una camisa blanca de mangas cortas muy ajustada, arroja una carpeta frente a mí y con ambas manos golpea la mesa molesto, muy de película. — ¡¿Qué hacías tú en el maldito carro?! ¡¿Dónde está tu marido Armando Cortés?! Permanezco seria observándolo, no es de asombrarme que la policía busque a Armando hasta por debajo de las piedras, es un criminal, lo único que se me ocurre es que quizás ya tenían ubicado su auto, imagino que fue una gran decepción toparse conmigo, una triste payasita en lugar del dueño del circo.— Pues... yo solo salí a dar un paseo, mi marido, no sé donde esta... c
Subo a la que será mi cama, no me molesto en desempolvarla solo quiero acostarme, entre todas mis ideas de lo que sería de mí no me esperaba esto, ni en mis alucinaciones más locas esperé ser arrestada, pero esto que acaba de pasar solo es un recordatorio de lo inestable que es la vida, aunque debo admitir que en las últimas horas lograron despertarme un poco y hacerme experimentar más emociones que en todos mis años de encierro.~~~~~~~~~~La chica me dijo que se llama Laura juntas vamos al comedor para almorzar, varias mujeres me miraban mal, algunas un poco extraño, pero trato de ignorar todas las miradas, la cárcel tiene una pinta deplorable, las paredes tiene un color gris opaco, los barrotes metálicos de las celdas están en su mayoría oxidados, pero a pesar de que este lugar no es todo un deleite visual, para mí, comparado con mi casa, me siento un poco, libre.Cuando tenemos las charolas con comida de dudosa procedencia frente a nosotros en la mesa nos sentamos con varias mujer