La mujer esta sumamente aterrada y nerviosa, aún con la mirada baja puedo notar como sus piernas tiemblan ligeramente, ella empieza a hablar con tartamudeos su voz se entre corta por el miedo.
— Señor... yo... no sabía que ella, era su esposa... pensé que era una dama de compañía como yo — ¿¡Dama!? Por favor, como puedes comparar a una prostituta como tú con mi esposa que ella si es una dama…- bueno... considerando la manera en que me hace vestir y el trato que me da ante los demás hombres cualquier desconocido lo pensaría, el valor de las prendas que llevamos puestas es lo único que hace la diferencia.– Llévenla a la cabaña enséñenla a respetar... Levanto la cabeza rápidamente y mi mirada se topa con los ojos asustados de la chica, dos hombres llegan a tomarla de los brazos y arrastrarla entre la oscuridad del jardín a aquella bodega alejada de la casa principal. — ¡No por favor! ¡Perdóneme! ¡Yo no sabía que ella era su mujer! ¡Lo lamento! ¡Perdón! Esos gritos llenos de pánico y agonía se clavan en mi interior, lastimando mis oídos causándome una ansiedad creciente y un repentino aumento en mi ritmo cardíaco. — Armando por favor, déjala ir.– Lo tomo del brazo al ver que él esta a punto de regresar a la fiesta como si nada hubiera pasado. — No, ella tiene que aprender su lección, sabes que la falta de respeto es imperdonable para mí. — Lo sé, pero ella no sabía que era tu esposa, solo... – él pone su dedo índice sobre mis labios para hacerme callar. — ¿Qué pasa contigo? Normalmente eres muy obediente y callada, pero ahora me estás cuestionando... ¿Desde cuándo cuestionas mis decisiones? Abro mucho los ojos y trago saliva lentamente, su voz baja y amenazante no es buena, una señal de alerta recorre mi cuerpo como la electricidad misma, dejo de sostener su brazo que hasta este momento me doy cuenta de que estaba apretando con fuerza, agacho la cabeza y junto mis manos al frente al nivel de mi vientre. — Lo lamento... es solo que... tú sabes que no soy fuerte para ver esas cosas... — No verás nada tranquila... ve a darte un baño, la fiesta está a punto de terminar, pero nosotros la seguiremos en la habitación. No digo ni una palabra más, me voy tan rápido como mis tacones le permiten a mis piernas andar, al entrar a la casa me quito los zapatos para poder correr y subir las escaleras más rápido rumbo a la habitación. ~~~~~~~~ Me di un largo baño de burbujas que para nada logró relajarme... estoy acostada en la cama con la sábana tapando mi cuerpo completamente, mi corazón late acelerado, me siento nerviosa y ansiosa, aún puedo recordar a la perfección los gritos de la chica mientras se la llevaban, lo peor de todo es que no es la primera vez que escuchaba gritos de ese tipo, de personas que las llevaban a ese mismo lugar... los pasos de Armando acercándose a la habitación me ponen aún más nerviosa. El sonido de la puerta abriéndose no se hizo esperar, después el ruido de sus zapatos siendo arrojados en diferentes direcciones de la habitación, siento a la perfección como la cama se hunde a mi lado, mi cuerpo se pone rígido tentándose al instante, el corazón en mi pecho late desesperado, de repente siento el calor de la mano de Armando paseando por el arco de mi cintura y cadera. Cierro los ojos con fuerza lo peor esta por venir, él me da vuelta haciéndome quedar boca arriba para después subirse encima de mí, empieza a besarme de una manera tan descontrolada y enloquecida que me asusta, sus besos saben a tabaco y a una mezcla fuerte de alcohol que me repugna, mientras me besa y muerde mis labios con rudeza, pasea sus manos por mi cuerpo presionando mi piel como siquiera arrancarla de mis huesos. Me muerde con fuerza causando que me queje del dolor, él se levanta de la cama y con movimientos rápidos y torpes se deshace de toda su ropa hasta quedar completamente desnudo, su miembro ya está levantando y firme. — Levántate y quítate la ropa. Hago lo que me ordena, me paro frente a él bajando la cabeza al suelo, a él no le gusta que lo mire a la cara, que nuestros ojos se encuentren cuando va a tomarme, empiezo a deshacerme de mis prendas, él me mira ansioso, como un animal salvaje hambriento, en cuanto quedo en total desnudez frente a él, me toma en sus brazos acercándome con fuerza a su cuerpo y de nuevo besándome de esa manera perdida y enloquecida metiendo su lengua en mi boca. Me hace caer en la cama con él encima de mí, su cuerpo es tan pesado que siento que me asfixia y lastimaba las costillas, se levanta ligeramente abriendo mis piernas para después empezar a penetrarme como un salvaje, sus movimientos son bruscos y fuertes causándome dolor e irritación con cada embestida, no estaba preparada para esto, nunca lo estaría. Él está ahogado en su propia lujuria incapaz de ver que me lastima como siempre o simplemente no le importa, yo solo quiero que termine rápido, tener relaciones es una completa tortura siempre. — Te extrañé tanto mi amor, mi Renata, hoy tengo ganas de hacerlo por detrás también. — ¿¡Qué?! Espera el lubricante se terminó y yo no... Mis ojos se abren de par en par y mi cuerpo comienza a temblar, pero a él poco le importa lo que dijera o quería, sin dejarme terminar de hablar se levanta y me da vuelta poniéndome boca abajo, en ese momento entro en pánico, me giro intentando verlo para decirle que no lo hiciera, pero él pone su mano en mi nuca presionándome con fuerza a la cama impidiendo que me mueva. De un movimiento brusco entra de nuevo en mi interior causándome un dolor extremadamente fuerte, grito de una manera tan desgarradora que parece excitarlo a un más, ya que comienza a penetrante más profundo y con más fuerza, deja caer todo su cuerpo sobre el mío y me tapa la boca para sofocar mis gritos, yo en verdad estoy sufriendo, mis lágrimas corren por mis mejillas atravesando sus dedos largos en mi rostro para después caer sobre la cama. Empieza a morder mis hombros con fuerza mientras jadea excitado y toma grandes bocanadas de aire, para después arrojarme su aliento pestilente al lado del rostro. El dolor es agudo, desgarrador, incomparable con las demás ocasiones, los segundos me parecen eternos, en este momento, me pongo a pensar, en este momento más que nunca que no quiero esta vida, no más, no quiero seguir al lado de este hombre, total, yo ya no tengo nada en la vida, nada que fuera mi ancla para aferrarme a vivir, prefería morir que seguir viviendo en este infierno.Al día siguiente como de costumbre las detonaciones de arma son lo primero que llega a mis oídos al despertar, estoy acostada boca abajo en la cama, mi cuerpo mandaba señales de dolor desde la cabeza hasta los dedos de mis pies, suelto un quejido al hacer fuerza para intentar moverme. La luz que se cuela a través de las cortinas es intensa, no tengo idea de que hora es, me envuelvo en la sábana y con dificultad me pongo de pie para ir al baño a tomar una ducha caliente con la esperanza que aliviará un poco el dolor y relajará mi cuerpo, ignoro las manchas de sangre sobre las sabanas azul cielo. ~~~~~~~Me pongo un vestido de mangas largas entallado para ocultar los moretones de las mordeduras y rasguños de Armando, es corto de color azul turquesa, la tela tiene ligeros detalles de textura, me maquillo y arreglo el cabello para dejarlo suelto, para finalizar me pongo mis tacones, es un completo calvario estar vestida de esta manera considerando lo mal que me siento, pero Armando se m
Los pequeños me miran con ojos asustados, como si yo fuera uno más de los monstruos que se están encargando de atormentarlos, no puedo dar crédito a lo que está pasando, ¿Cómo se podía ser tan insensible, tan inhumano? - ¿¡Qué significa esto?! Pregunto llena de rabia y enojo, mi voz sale cargada de ira y empiezo a desprender un aura hostil y peligrosa, todos se quedan asombrados, yo no era para nada expresiva por ello mi humor siempre es un misterio para ellos, pero esta vez estoy sumamente molesta, fuera de mis casillas, no me importa nada estoy dispuesta a morir si es necesario con tal de salvar a esos niños. - Señora Renata, será mejor que salga de aquí.- Rick se empieza a acercar a mí a pasos lentos y cuidadosos, extiendo la mano señalándolo con el dedo índice haciéndolo que se detenga de golpe.- ¡Ni se te ocurra acertarte a mí un paso más!Él se queda quieto ante grito y además porque Benji empieza a ladrarle como loco, tirándole mordidas advirtiéndole que no se acerque ni un
No entiendo lo que sucede o porque él hace esto, ya que juraría que estaría furioso conmigo al punto de casi echar espuma por la boca por lo que acabo de hacer, pero no es así, cuando se separa sé mi no puedo evitar observarlo desconcertada. — Nunca me habías contra decido de esa manera, me encantó lo fuerte y firme que te pusiste a exigir a costa de tu vida lo que querías. – me mira con total admiración y emoción, pero a mí no me interesa si mi actitud lo encantó o no— ¿Eso quiere decir que dejaras ir a los niños entonces?.- Él tuerce la boca un poco, comienzo a mirarlo mal al instante, rápidamente sonríe, una sonrisa que volvería loca a cualquiera que no supiera el monstruo que es. — Aún no, dejaremos que su padre sufra unos días con su ausencia, pero después te prometo que los devolveremos. - tomo aire, eso no es lo que quiero, pero supongo que es mejor que... lo que sea que pensaban hacerles— Gracias... Le sonrió ligeramente, cosa que no fue desapercibida por él, ya que yo nu
Los ojos de la chica se abren de par en par, cuando se encuentran con mi mirada, es la nueva que había llegado hace pocas semanas, la que había escuchado hablando de mí cuando estaba en el balcón. No podría decir que sentí dolor al verlos, porque no es así, las amantes de Armando tenían la mala costumbre de conseguir mi número para mandarme fotos comprometedoras y hacerme llamadas en pleno acto sexual, quizás querían lograr que me divorciara de él, ya que por desgracia estábamos casados legalmente, pero el chiste en esta historia es que él no me quiere dejar ir a mí, no al revés, aun así me parece de muy mal gusto que lo hiciera aquí… En la casa... donde estamos bajo el mismo techo.La chica comienza a tratar de una manera desesperada quitarse a Armando de encima, pero él la tiene contra el escritorio, de repente siento ganas de vomitar, ver fotos extrañas e incluso oírlo por teléfono no se comparaba con verlo con mis propios ojos, es asqueroso, me doy la vuelta y escucho tras mi esp
Ya sé que es lo que voy a hacer, pero tengo que esperar a que caiga la noche, todo tenía que ser rápido y preciso un error mío podría costarnos la vida a los tres, una gran responsabilidad está en mis manos y el peso de ella sobre mi espalda, pero esto marcaría el futuro de todos, podría significar libertad o muerte.Armando y yo no habíamos hablado desde anoche que lo sorprendí en su estudio con la sirvienta, la chica cuando se llegaba a topar conmigo en alguna parte de la casa, me sacaba la vuelta o simplemente bajaba la cara, no sabía como tomar esto, era incómodo, yo sabía que él tenía otras mujeres y no tenía ningún respeto por mí al ser su esposa, aunque en todos estos años nunca me sentí como tal, sino como una esclava, por mí estaba mejor que no nos habláramos, su compañía no era de mi agrado, pero para llevar a cabo mi plan necesitaba tenerlo cerca esta noche. Este día estaba soleado, un clima hermoso y cálido, decidimos jugar en la piscina con los pequeños, Armando ya les h
Armando ha llegado a la habitación, me mira sonriente y pasa esos ojos oscuros con malicia por mi cuerpo de arriba abajo, al ver mi rostro levanta las cejas, divertido. — ¿Estás bebiendo, querida?.Armando se sienta en la cama viéndome con diversión, yo tomo el vaso con el medicamento y se lo doy, me controlo lo más que puedo para no temblar, no quiero que él lo note, pero aun así soy un manojo de nervios y miedo por dentro.— Ten, lo necesitarás... - le digo tendiéndole el vaso — ¿Estás bien? Pareces algo nerviosa... - mierda, mierda, mierda...Abro mucho los ojos ante su comentario, él de un trago se toma todo el contenido del vaso, hace una mueca parecida a la que yo cuando lo probé y después mira al vaso extraño, tengo que desviar su atención de esa bebida, tengo pánico de que él se dé cuenta de que he echado algo, quizás las pastillas modificaron el sabor, no lo sé, pero por ahora solo tengo que distraerlo para que las pastillas hagan efecto, la parte fundamental ya está hecha
No puedo controlar mis nervios, mi cuerpo comienza a temblar ligeramente de manera involuntaria, no quiero ni imaginar lo que pasara cuando nos atrapen, no me importa lo más mínimo lo que pase conmigo, pero los niños... tengo que sacarlos de aquí, curiosamente en ese preciso instante recuerdo, un sonido que hacía Armando con el auto cuando llegábamos y salíamos del lugar, antes de que cualquiera de los demás comenzaran a acercarse hago el sonido con el claxon, son cuatro pitidos seguidos y después dos en pausa, gotas de sudor recorren toda mi cara, miro como uno de ellos se detiene, es el que venía al auto, empieza a reír, momento después la puerta se abre.Ese calor sofocante se convierte en un frío refrescante que me recorre el cuerpo, antes de que algo más pase sigo avanzando, alejándome cada vez más de ese pedacito de infierno. — Ya pueden salir niños... – Las palabras a duras penas logran salir de mi boca, siento que hasta la voz me tiembla.— El señor Armando dijo que nos lleva
Me tienen en la estación de policía metida en un cuarto con una mesa metálica en el centro en la cual yo estoy acostada, ya habían pasado quizás unos 20 minutos que vinieron y me dejaron aquí y no ha regresado nadie.Como si hubiera hecho una invocación, la puerta se abre con un fuerte estruendo que me hace acomodarme recta en la silla, entra un oficial joven, de cabello claro y rojos color miel, lleva una camisa blanca de mangas cortas muy ajustada, arroja una carpeta frente a mí y con ambas manos golpea la mesa molesto, muy de película. — ¡¿Qué hacías tú en el maldito carro?! ¡¿Dónde está tu marido Armando Cortés?! Permanezco seria observándolo, no es de asombrarme que la policía busque a Armando hasta por debajo de las piedras, es un criminal, lo único que se me ocurre es que quizás ya tenían ubicado su auto, imagino que fue una gran decepción toparse conmigo, una triste payasita en lugar del dueño del circo.— Pues... yo solo salí a dar un paseo, mi marido, no sé donde esta... c