AREN
El palacio está de fiesta, toda la manada está en el salón acompañandome en este día tan especial, la coronación de mi reina. Sonrio a la mujer a mi lado mientras la ayudo a ponerse en pie sosteniendo su fragil mano, caminamos entre medio de la manada real. Examino su perfecta figura con lujuria, anticipando que está noche será ¡completamente mía! en cuerpo y alma. Es perfecta y la elegí con sola verla una vez, supe que la quería. Obviamente la investigue minucioso y estaba al tanto de su situación antes de tomar está decision que cambiara nuestros destinos. Puedo declarar que al fin ¡Estaré plenamente feliz y satisfecho! nada ni nadie arruinara mi noche.
Recibimos las felicitaciones de todos hasta llegar donde estan mi beta y mi hermana Gadea, tomo las manos de cada uno de ellos y las uno afirmando.
–Despues de esta celebración, nos centramos en preparar su ceremonia.
Mi hermana muestra una sonrisa forzada mirando a Daven de reojo mientras esté, solo permanece impasible ante la situación, y exclama.
–¡Gracias mi rey por su favor!
Miro a uno y otro confundido.
–¿Que sucede? ¿Acaso no están contentos con esta unión? No deben olvidar que debemos tener descendencia para multiplicar la manada, sino pereceremos cada vez más ¡hasta extinguirnos!
Gadea va a hablar, pero de repente mi lobo interior empieza a inquitarse, entonces levantó mi mano en señal que espere antes de responder, para abrir mi vínculo con el
–«¿Que sucede gerd?»
Mi lobo exclama
–¡Mate! ¡Mate! Ella está aquí ¡Al fin la encontramos! No la dejes marchar por nada del mundo.
Empiezo a sentir una fragancia dulce e embriagadora con aroma a jazmín y lavanda. Mi corazón se paraliza, no puedo creer que ¡al fin la encontré! ¡el día de mi boda, pero con otra!. Cierro mi link mental con mi lobo, por qué abruptamente escucho un ruido estrenduoso y seguido derrumban las puertas dobles de entrada, todos mis guardias se ponen en alerta, haciendo un escudo alrededor de todos nosotros. Examinó rápidamente el panorama los intrusos son humanos, vestidos todos iguales con mamelucos grises, armados con espadas y arcos, tienen líneas negras pintadas en sus rostros. Cuando poso mi vista en una mujer, mi corazón sabe que es mi mate ¡Una humana! No, no puede sér como la diosa luna después de bendecirme tanto en esta vida, me designo a una humana como mi mate. Detallo su vestimenta de hombre y para nada femenina. Aunque se nota que por debajo de toda esa ropa, tiene una buena figura... tal vez con la ropa adecuada y enseñándole buenos modales. Mis colmillos salen a relucir y empiezo a sentirme mareado, mi pecho se agita cada vez que la siento más cerca. Necesito marcarla y poseerla, antes de que pueda llegar a perderla después de tanto buscarla.
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"LA REBELIÓN"
MORGANA
Froilan está al frente de toda nuestra gente, liderando. Agazapados entre los arbustos a metros de la entrada del palacio real. Atrás de todo nos encontramos con frida, cubriendo las espaldas. En el medio están los arqueros esperando la señal del líder para dar incio a la contienda, y alrededor de todo el perímetro del castillo están los demás compañeros de refuerzos. Saben que no sera una batalla fácil, pero todos están dispuestos a dar su vida por la causa, si así pueden liberar a sus familias de la exclavitud. Froilan hace un gesto con la mano y cuatro flechas forjadas de genuina plata [el único material capaz de destruir a los lobos] por el mejor herrero de nuestro pueblo, vuelan por los aires, a una velocidad luz para aterrizar en el pecho de los cuatro guardias que custodian la entrada, sin darles tiempo a pestañear se hacen polvo y cenizas que al instante se pierden con el viento de la noche templada. Froilan desenfunda su espada y asiente con la cabeza a los ocho hombres, que corren con un pesado y largo tronco para derrumbar la entrada a los golpes. Una vez cumplido el cometido ingresan a un patio enorme que se antepone delante del castillo principal donde se encuentran festejando. Ya varios guardias, alertas de nuestra intromisión, nos están esperando convertidos en lobos para atacarnos, se avalazan sobre nosotros. Algunos lobos, logran despellejar a varios combatientes, pero los arqueros empiezan a lanzar sus flechas y logran derribar a la mayoría. Los pocos lobos que quedan en pie, vuelven a tomar su forma humana para enfrentarnos con sus espadas, al notar lo que las flechas de plata producen en los miembros de su manada. Tomo la delantera con frida y froilan, para derribar a los pocos lobos que quedaron batallando hasta hacer caer el último al suelo.
Todos nuestros compañeros corren e ingresan al palacio y los seguimos, al ingresar lo primero que vizualizamos, es a los nobles sorprendidos de vernos, están infragantis, celebrando, en contraste a nosotros listos, con nuestros instrumentos de guerra en mano, para asesinar o morir en el intento. Mi mirada se enfoca fijamente en el rey ¡Mi objetivo! esa bestia alta y corpulenta de belleza avasallante. Pero, cruel con su rostro de piedra y mirada gélida. Detalla todo el panorama hasta detenerse en mi, sus ojos azules como el océano profundo. Por un instante me pierdo en ellos y pareciera como si todo alrededor se detuviera cuando nuestras miradas se conectan. Una extraña opresión invade mí pecho y me quedo paralizada al igual que ese lobo asqueroso, cómo si todo alrededor se esfumara y solo existieramos nosotros dos.
Narrador omnisciente La batalla está en todo su apogeo. Los guardias reales luchan con sudor y fervor en contra de los humanos. Entre acero, flechas y mutilaciones, los ríos de sangre fluyen. El rey toma a aldara y gadea del brazo exclamando a su beta. ¡Protege a la reina y a mi hermana! Aren Todavía no podia revelar en medio de la batida a su gente y su amigo de confianza que encontró a su luna sin antes pensar que hará con Aldara. Su beta obedece pocisionado a las mujeres detrás de él. De camino derriba a algunos rebeldes, hasta que topa con un joven corpulento, que blande su espada delante de el y le reclama imperioso. –Deja ir a mi amiga y te perdonare la vida. Daven frunze el ceño sin saber a quien hace referencia al decir "su amiga" pero sin detenerse a pensarlo. Contraataca –¿Acaso crees que un humano arrogante e insignificante como tú podrá dañarme? Aldara sale del resguardo del beta, al anticipar que estos dos, están a punto de batirse a duelo. Se para delante de d
MORGANA Me despierto en una cama extraña y al mirar mi cuerpo noto que tengo puesto ¡un vestido! rápidamente me levanto y observó la habitación más lujosa que he visto en mi vida. Frente a mi hay un tocador con un espejo, el cual examino mi figura ¡me han maquillado! y realizado un peinado alto dejando al descubierto mi cuello y hombros, este vestido de escote redondo, color dorado hace contraste con el tono de mi piel. Es ajustado hasta mi cintura y la pollera suelta hasta mis rodillas, en los pies llevo unas balerinas brillantes del mismo tono del vestido. Miro en todas las direcciones de la habitación y mi espada no está por ningún lado, intento abrir la puerta pero ¡está sellada! cuando siento que abren la cerradura desde afuera me pongo a la defensiva en pocision de lucha y al notar que el que ingresa por la puerta, es el maldito lobo, todo mi cuerpo se tensa recordando como este ser abominable me mordió, el odio me corroe. Me acerco a el para intentar golpearlo y en eso queda m
AREN En el palacio toda la manada, celebra la coronación de mí reina. A pesar que estamos en la búsqueda desesperada de gadea, esto es algo que no puedo seguir postergando. Mí corazón se encuentra dividido entre el deber, la lealtad con mí manada y el amor y la angustia que me invade, pero lo camufló muy bien, al no tener a mí hermanita amada conmigo. Ella genera una falta muy grande en mí corazón y es la única luz que alumbra en mis tinieblas. Suspiro y dirijo mi visión para admirar a mí diosa, sentada a mí lado, su semblante luce, amargado. Puedo olfatear su ira e impotencia a causa de que la estoy obligando a unirse conmigo de por vida y ¡así es como debe ser! no puede escapar de su destino. tomo su mano y la llevo a mis labios para depositar besos suaves, sobre cada uno de sus dedos, mientras la miro fijamente. Acción que provoca, aún más su disgusto, trata de alejar su mano, pero yo la sujeto con más firmeza y me levanto de mí lugar. Sin soltarla, la hago incorporarse, la tomo
NARRADOR OMNISCIENTE Morgana camina descalza de un extremo a otro, dentro de los aposentos que pertenecen al rey y que ahora compartirá con ella. Su corazón late desbocado, su cuerpo tiembla constantemente y seca repetidamente, el sudor de sus palmas en la fina tela de cama que prepararon y la ayudaron a vestir especialmente, las sirvientas para la consumación. Todavía sostiene la corona sobre sus cabellos sueltos, solo a puertas cerradas a petición de su rey. Cuando de repente, morgana, escucha abrirse la puerta, sus iris verdes se encuentran con los azules profundos del rey. El rey lleva una ropa ligera de cama al igual que morgana y una túnica dorada brillante que lo hace lucir un aura imponente de majestuosidad. Aren se enciende al escudriñar el aspecto sensual de su amada con su delgada túnica, sus cabellos rojizos intensos que permanecen libres e indomitos como ella misma y hacen una combinación explosiva con el tono verde de sus preciosos ojos. Morgana sabe que está batalla, es
MORGANA Me despierto junto con el alba. No sé en qué momento logré cerrar mis ojos, pero si se, que solo logré dormitar y lo primero que me pongo a contemplar... es que estoy sola en esta inmensa y fría cama de lujo. Con lentitud me siento e inconscientemente tomo la almohada de plumas que uso el lobo y la llevo a mí nariz, para comprobar, si de aqui... proviene esa fragancia tan agradable que inunda mis fosas nasales ¡Si! ¡Exquisito! Vuelvo a cerrar mis párpados, para deleitarme con esta minimiedad, cuando de subito se abre la puerta de la habitación e ingresan dos mujeres jóvenes, ataviadas cada una con vestidos de seda coloridos y trenzas adornadas con delicadas horquillas en sus cabellos. Me sonrien y me hacen un reverencia, luego me dice la castaña. –Su majestad. Hemos venido a ayudarla con su vestuario. Nosotras seremos sus damas de honor a pedido del rey y prácticamente su sombra, la asistiremos en todo lo que necesite... –¡¿Que?!–Me levanto de mí lugar.–Les agradezco, pero
AREN Observo atentamente como Minerva le enseña a mí reina todos los libros que tiene que leer e ir memorizando, para adecuarse en su nuevo mundo. Estoy hipnotizado admirando su nueva vestimenta que hace destacar su belleza, su esbelto cuello que inconscientemente me hacen querer probarla «¡Aún no es el momento!» salgo de mis divagaciones al ver como Minerva le enseña una página y se detiene en una parte específica, para mirar a mí luna a los ojos, y hablar con malicia–Como todavía no lograste intimar con el rey... Para cumplir con tu deber de esposa y reina... no será necesario que te enseñe está parte.–Puedo oler desde que aquí la ira crecer dentro de mí luna, luego me mira a mí de manera acusatoria y se levanta de su lugar, para pasar por mí lado. Intento detenerla del brazo, pero ella se safa y sale de ahí hecha una fiera. Apenas se cierra la puerta me acerco a Minerva y apoyo las manos sobre el libro cerrado. –Te advertire esto solo una vez. No quiero que acoses ni mucho menos
AREN –¡Hazlo! ¡Ahora!–estoy solo con mí ropa interior. Mí espalda y torso permanecen al descubierto. Me mantengo de rodillas apoyado sobre una silla esperando. Pero, puedo presentir la indesicion de daven, entonces le exijo–Es una orden–Se escucha el primer impacto sobre mí espalda, despues el segundo... Tercero.... Hago puños con mis manos y doy un gran suspiro cuando va por el décimo, pero ordenó–No te detengas–cuando escucho jadear a mí beta del cansancio y preguntar con preocupación–¡¿cuantos mas serán?! Mí rey –Venticuatro seran por hoy–Siseo «Venticuatro horas que mí luna yace en nuestros aposentos dormida... Venticuatro azotes. Uno por cada hora que ella permanezca inconsciente» Cierro los ojos tratando de ignorar el fuego y el dolor que con cada latigazo de a poco va abriendo mí piel y la lacera. Esto es mínimo a lo que esta padeciendo mí reina. El dolor físico no se compara con el de mí alma. Tantas décadas esperándola para amarla y venerarla... Y no pude controlar a mí lo
AREN –¿Quien eres tu?–Indaga con sus ojos verdes profundos cargados de incertidumbre. Aparta su mano de la mía y ese simple gesto me duele en lo más profundo. –Mi reina... Yo soy tu esposo. El rey y tu eres la reina de este castillo y todo el reino.–Intento acariciar su rostro y ella esquiva mí tacto. De subito lanza un gemido de dolor y se lleva las manos a su cabeza para retorcerse mientras solloza–Me duele mucho la cabeza ¡¿Por qué no puedo recordar nada?! Me levanto asustado y la acuno entre mis brazos–Shsss. Tranquila mí amor, todavía estás muy débil. No te excedas, yo te ayudaré a recordar todo lo que necesitas saber–Acomodo sus cabellos y llamo a las damas de compañía que se encuentran aguardando afuera. A pesar de que ellas, lloran de alegría al ver a su reina consciente y quieren acercarse, no las dejo, les demandó que traigan al medico ahora mismo. Camino de un lado a otro afuera de mis aposentos con mí cabeza a punto de explotar. Esperando que el médico termine de revi