AREN Detengo su inspección en mí cuerpo colocando mí mano en su encima. –¿Te duele?–cuestiona con su bello rostro afligido. –Nada duele más que tu rechazo e indiferencia.–Determino mirándola seriamente. Volteo cerrando mí túnica nuevamente y sobre mí espalda pregunto. –¿Cuál es la urgencia? Para que mí reina tuviera que haber venido por su propia voluntad a mis aposentos. –¡Como son capaces de hacer semejantes atrocidades! Las aberraciones que comenten con las personas no tienen nombre.. Escucho su voz desagarrarse y mis manos se hacen puños. La ira, el dolor y el remordimiento calan mis huesos. Mis dientes rechinan y los ojos se vuelven en un instante rojos... Trato de mantener el control. Pero, los recuerdos de mí infancia....El llanto de mí padre, las torturas, sangre y cicatrices que no solo son fisicas quedaron grabadas en el alma» – ¡Son bestias despreciables y tu eres el peor! Furioso volteo y me acerco a mí luna. Ella retrocede asustada por mí cambio radical. Mis c
AREN –Fuimos cazados.. enjaulados y sometidos... ¡A torturas inimaginables de describir!....–Cierro mís manos en puños y camino hasta detenerme, frente al ventanal que regala afuera, la mejor vista del orizonte. De espaldas a las mujeres en la habitación. Aspiro fuerte. –Las marcas que llevo en mí piel...fueron echas por mis verdugos solo por diversion y para su entretenimiento. Transcurrieron largos años de castigos desde que el líder que organizo la masacre, tomo el trono y depuso a mí padre... ¡El maldito infeliz! como no logro tener a isolda por su propia voluntad, la tomo a la fuerza. La pobre... no aguanto con la angustia y el dolor de ver sufrir a su amado, entonces tomo la vía más fácil... se suicidó. Eso devasto a mí padre. Incapaz de aceptar perder a sus dos compañeras designadas por la luna, murió lentamente a causa de la tristeza ¡Yo era solo un crio no pude hacer nada! Por mi padre, por la futura reina y sobre todo por los nuestros. Crecí soportando esa cruz de la inj
AREN Observo la escena frente a mí y me hierve la sangre, es el mismo escenario de todos los días, desde hace un mes ¡¿por que acepte está absurda solicitud de mí reina?! El esclavo, desayuna, almuerza y cena con nosotros debido a que morgana se niega a acompañarme, si el niño no está presente. Lo atiende cariñosamente como si fuera lo único que existiera en su mundo, ella ni siquiera se digna a lanzarme una mirada o una media sonrisa. Hasta que un día exploto y me levanto de mí silla furioso. Tomo el mantel de la mesa y arrastro todo el contenido de esta, con comida incluida al suelo ante la mirada aterrada del niño que rápidamente busca refugio en los brazos de mí reina, ella me observa desafiante y le bramo. –Desde hoy cenaras con esa basura fuera de mí vista. ¡haz lo que desees! pero mantenlo lejos de mí, por qué no soy responsable de mis actos. Me marchó de esa sala dejando estupefacta a mí reina mientras tránsito el largo corredor que conecta a mi aposento. La furia me corroe
MORGANA Hace un tiempo que estoy fingiendo sonreír delante de la manada y que disfruto de la compañia de mí torturador. Cuando por dentro me estoy desgarrando por la incertidumbre de saber de mí niño. Pero sigo cumpliendo con mí obligación de estudiar sus normas e etiquetas. Acompaño al rey en algunas actividades del palacio tanto sus deberes relacionados con su especie. Justo ahora llegamos a un pueblo bastante alejado del castillo que por su aspecto desolado y descuidado, parece abandonado. A unos metros hay una especie de construcción en donde trabajan exclavos humanos, bajo la supervisión de sus verdugos lobos. Cierro mis manos en puños e intento avanzar en esa dirección, pero una mano de acero me detiene.–Cuida tu comportamiento y no te atrevas a humillarme... Por qué los exclavos pagarán las consecuencias.–Advierte el rey con un tono de amenaza.Nos miramos a los ojos y puedo percibir la hostilidad que emana su presencia. No comprendo su frialdad pese a asegurarme que me ama,
AREN Desde que visitamos el pueblito sagrado, mí reina no ah dejado de observarme de una manera distinta, incluso hasta en nuestros aposentos, logro percibir que su actitud, ya no es tan renuente a mis besos y caricias. Debo admitir que tenía mis dudas de mostrarle el pueblito sagrado a mí reina, pero era una necesidad imperiosa que debía ser atendida cuánto antes y necesitaba salir de esta incertidumbre que me consumía. Todo fue mucho mejor de lo que imaginé y como siempre, no me equivoque, confíe plenamente en ella y mí reina no me defraudó. Ella tiene un corazón blando y se que será una madre maravillosa. Ella misma se ofreció a acompañarme todas las tardes a visitar a mis cachorros, que si la Diosa luna me acompaña, pronto su refugio estára terminado.–¿Por qué me miras así?–Indago a mí reina con seriedad.–Seras un buen rey y sobre todo un buen padre–Me rebate mí luna. –Eso quiere decir...¿que accedes a empezar la anudacion?–Mi corazón da un vuelco esperando su respuesta.–Tal v
MORGANA ¡No puedo creer lo que acaba de suceder! Cómo permiti que me tocará de esa manera tan indecente y... lo peor de todo es que no me arrepiento... por qué lo disfrute tanto que anhelo el momento que vuelva a suceder. Lanzó un suspiro mientras me estoy terminando de colocar mí delgado camisón color perla sin mangas. Me siento frente al tocador justo cuando ingresa por la puerta el rey y automáticamente mí corazón comienza a latir desbocado cuando nuestras miradas se encuentran a través del espejo. Me levanto de mí asiento y volteo en su dirección. El rey se aproxima a mí encuentro y me toma entre sus brazos, para besarme apasionadamente a lo que correspondo con el mismo fervor. Nos acariciamos con ansias sin separar nuestros labios dirigiéndonos a nuestro lecho. Aren me deposita con suavidad en la cama y se aleja un instante para deshacer su vestimenta, cuando queda desnudo frente a mí... Siento un fuego recorrer mí cuerpo entero, aprecio su cuerpo escultural y cuando me detengo
MORGANA Abro mis ojos y cuando vuelve la lucidez, noto que estoy recostada en mí lecho matrimonial. Observo por el rabillo del ojo al rey sentado a mí lado, sosteniendo mí mano con sus ojos cerrados como si estuviera meditando. Sin pensar extiendo mí mano, para acariciar su rostro, pero mí accion queda en eso, cuando sus iris azules profundos se revelan. Automáticamente bajo mí mano y cierro mis ojos tratando de fingir que aún estoy inconsciente.–¿Podemos hablar?–Escucho el tono grave de su voz con un tinte de arrepentimiento.Suspiro y abro los ojos. Resignada respondo–Adelante, si igual lo vamos a hacer de todas maneras... ¡Acaso no eres el rey, amo y señor de todo y todos en este palacio!–¡No es así! Mí reina.. yo no quise herirte...–Me dice mientras intenta acariciar mí mejilla, pero ladeó el rostro evitando que haga contacto conmigo.–Pero lo hiciste, no solo físicamente. También, destruiste nuestro vínculo de...–Niego con mí cabeza y mis ojos se humedecen–Es lamentablemente
MORGANA Hace una semana que no me habla, no me mira ni me toca. Los almuerzos, cenas y noches en nuestros aposentos son en total e absoluto silencio. Me mata su indiferencia, pero no daré el brazo a torcer... hasta que me presenté a esa mujer llamada gadea, su supuesta hermana de crianza. Ahora estamos en mi clase de etiqueta y la aprovechada de Minerva, un poco más se le echa encima al rey, para mostrarle una regla escrita en un pergamino que me esta enseñando a mí y preparando para la fiesta anual que tendrá lugar en el castillo, con la intención de juntarse las manadas sobrevientes, para debatir, promulgar o abolir nuevas leyes y estatutos. –Aqui–señala con un dedo el papel en su mano la atractiva mujer mientras se inclina más hacia el rey dejando sus grandes atributos a la vista por el escote. Aren ni se inmuta, solo asiente a todo lo que ella dice, pero tampoco la ubica, entonces ya no resisto, me levanto de mí asiento y apoyo las palmas de mí mano con fuerza sobre la mesa. –¡