Karina sintió que sus piernas temblaban como gelatina y su cuerpo estaba ansioso por sentirlo dentro, pero no cedería, no dejaría que un hombre volviera hacerle daño, nunca más y en ese momento estaba segura de que Marino, era más peligroso que el mismo Ricardo y por ello el daño que pudiera provocarle sería mayor, no podía equivocarse nuevamente, porque no era solo ella, ahora también estaba Katherine y nunca pondría en riesgo la estabilidad de su pequeña.
Marino quedó en la cocina con su pantalón abajo y una dolorosa erección, no podía creer lo que había hecho Karina, luego de que él le diera placer y ella hubiese obtenido el clímax, cuando llegó el momento de satisfacerlo, lo dejó embarcado. Sacudió la cabeza con incredulidad mientras subía y arreglaba su ropa, se dirigió a su habitación
Karina los observaba, sus labios unidos, besándose, espero por un segundo más, deseando en lo profundo de su ser que todo se tratara de un mal sueño, pero lamentablemente la realidad estaba frente a sus ojos, su primera reacción fue insultarlo, acusarlo de ser un farsante «¿Cómo se le ocurría coquetear y buscar la manera de estar con otra, cuando hacía apenas unas horas atrás, le decía que la deseaba y le suplicaba que dejara poseerla?», pero luego pensó, quien traiciona una vez nunca deja de hacerlo y esa era la naturaleza de Marino, no valía la pena, no haría escándalo, pero lo que si estaba segura de hacer, es que buscaría una forma de hacérsela pagar, eso debía darse por hecho.Deshizo el camino que había recorrido y se sumió en la cocina, era su vía de escape, mientras sentía que el peso del mundo le
Luego de salir Osmar, Marino se quedó pensativo, terminó de cocinar y sirvió un par de platos con el desayuno para su invitada y él.—Creo que hasta aquí llegaron nuestros planes—confesó Marino con preocupación—, voy a hacer lo que me ha aconsejado Osmar, total es su hermano y la conoce muy bien.—¡Lástima! Yo estaba como niño con juguete nuevo—pronunció con media sonrisa haciendo luego un puchero.
Marino no salió a donde estaba Karina, sino que tomó la puerta trasera y se fue a su habitación, entró al baño y abrió el grifo del lavamanos, pero por más que colocó sus manos en agua, no pudo sentir alivio del ardor, la picazón y lo colorado que las tenía, pero no estaba dispuesto a quedarse con esa, ella se había extralimitado con eso que le había hecho. Y con la maldad que estaba planificando, esperaba cobrarle al mismo tiempo todas sus maldades. Dejó su habitación para pedirle opinión a la cocinera, sobre el rico plato que le prepararía a la india campesina, potranca indomable como recompensa y ni siquiera la conciencia lograba remorderle.
Martín de inmediato que Marino salió cabalgando, fue por un caballo y empezó a buscarlo por el campo, pero lamentablemente no dio con él, debía regresar a buscar ayuda antes que oscureciera, fue a la otra casa para informarles a los demás trabajadores, quienes organizaron su búsqueda.Cuando iba de regreso a su casa para avisarle a Dara, se encontró con Karina, quien detuvo el vehículo para saludarlo, pero lo notó bastante preocupado.—Me dijo Tara que envió a Marino a buscar a los muchachos para que te ayudaran con el toro que intentó atacarlos, pero me imagino que debiste resolver por ti solo, porque cuando salí a buscar a la niña no lo vi por ningún lado. Él no está hecho para esto Martín, debes obligarlo a que regrese a su país y deje de estar jugando al campo, porque es todo lo que hace, es un in&uac
Marino estaba extasiado observando a su potra indomable, todo le parecía irreal, no podía creer que por fin se encontraba entre sus brazos; cuando ella lo echó de su casa, pensó que nunca más tendría una oportunidad de tenerla así toda entregada a él, su hermosa piel color miel reluciendo a la luz de la luna, que caía por la ventana, cuyo brillo le parecía tímido al compararla con la hermosa mujer que encima de él acariciaba su cuerpo, haciéndole sentir las más profundas sensaciones.Intentó articular palabra, quería explicarle que solo era ella, que nunca estuvo con Laura, repetirle hasta que no tuviera ningún indicio de dudas, que había sido ella la única que había despertado esas emociones, que nunca había sentido más allá de lo corpóreo y que en su ignorancia en el pasado, pens&o
Karina intentó moverse, pero un peso se lo impidió, sintió unas piernas fuertes y un brazo sosteniéndola por la cintura, su cabeza descansaba en un pecho fuerte, fue tocando el cuerpo junto al de ella, aún sin abrir los ojos, sintió en su pierna la erección del hombre, por segundos se desorientó hasta pensó que se trataba de un sueño, pero parecía tan real que eso fue lo que la hizo dudar, abrió los ojos y miró su rostro con sus ojos color caña mirándola intensamente con una sonrisa.—Hola, mi potranca guaraní, mi india suramericana—habló tomándole el mentón y besándola—, pensé que había sido todo un sueño, producto de mi imaginación, pero eres real y eres mía.Aun cuando le respondió el beso, de inmediato soltó —Vamos a aclarar alg
Karina sabía que le gustaba y que sentía algo más que no podía identificar de manera precisa y que se negaba a confesar, es más, la sola idea de decirlo le aterraba sobremanera. Es difícil volver a confiar cuando lo había dado todo en una relación y terminabas defraudado; luego de lo sucedido con Ricardo, le costó recoger los pedazos de su corazón y volverlos a armar. Aun cuando todo dentro de ella gritaba que le diera una oportunidad a Marino, su razón se negaba a hacerlo. Se quedó observándolo por un par de segundos más y aunque estaba segura de que las palabras que pronunciaría le dolerían más a ella que a él, no titubeó en decirlas, tan firmes como si ellas encerraran toda la verdad, pero debía encontrar la forma de alejarlo de ella.—Marino, en verdad lo siento, me gustas mucho, pero no te amo, no para pensar en c
Los tres adultos lo observaron tan sorprendidos de su confesión que por breves segundos enmudecieron, las palabras sobraban en ese instante, sobre todo fue de impacto para Dara y Martín, quienes no podían creer que Marino, ese hombre que habían conocido tan egoísta y pagado de sí mismo, se hubiese enamorado; y aunque su trato con la pequeña Tara es lo que se llamaría clase aparte, jamás se imaginaron que ese amor que sentía por su hija, se pudiera extender a una mujer que no fuese ella ó Dara.El primero en romper el silencio fue Martín —Me has dejado mudo, pero ahora estoy desconcertado, porque no entiendo la molestia de Karina, ¿Por qué ha salido molesta? Cuando debería sentirse feliz, porque es obvio que ella siente lo mismo por ti—habló con certeza mientras los otros dos movían afirmativamente la cabeza.Mari