¿Pero qué...?
Volteo hacia el asiento a mi derecha topándome de lleno con una chica morena de cabello castaño que observa con intriga la mesa donde está sentado Theo. Antes de poder si quiera abrir la boca para preguntar algo, casi me caigo de la mesa por su pregunta.
—¿Cuál de los tres crees que pueda aceptar hacer un trío?
Llevo una mano a mi boca para aguantar la mala palabra que estuvo a punto de salir. Dios, estamos en la cafetería donde todos nos escuchan y lo peor es que los tenemos justo en frente y ella habla como si no le importara que la escucharan.
—No lo sé, puede que el castaño— doy un brinco al escuchar una voz masculina a mis espaldas e inmediatamente me volteo hacia el otro asiento. —Tiene la fachada de ser el más mente abierta de los tres.
La morena chasquea la lengua— Yo creo que el rubio. Pero si hablamos de dos hombres y una mujer yo también opino que el castaño.
Al girarme me topo con un chico de cabello rubio osc
Es tarde. Voy tarde, mi estómago gruñe y reclama por un poco de comida. Los corredores están casi desiertos y eso solo me recalca lo que más temo, saber que llego casi veinte minutos tarde al círculo de ayuda. No me gusta admitirlo, pero sé perfectamente el por qué llego tarde. Recordemos lo sucedido la noche anterior. Theo. Theo y su propuesta. Yo aceptando por mi curiosidad y también… Mi seguridad. Theo, agradecido. Theo…. abrazándome. El abrazo. Lo que significa ese abrazo. Lo que conlleva un abrazo. Abrazo, que sentí tan vivo y real después de meses. Abrazo que removió algo en mí que pensé que estaba asentado, pero me equivoqué. Y ahí es donde está mal, ahí por qué mis lágrimas salieron anoche y los dolorosos recuerdos y miedos irracionales se hicieron ver. El tan solo recordar la forma tan viva de expresar su felicidad mediante su abrazo, me hacer querer regresar a Clovelly, retar a
"No huyas de mí dulce ángel, estar en mi infierno no es malo" El dolor de mis pies descalzos aumenta tras cada paso que doy, dificultando aún más mi intento de huida. No puedo seguir más tiempo así, tratando de despistarlo. Escondiéndome en la oscuridad, así tal y como él lo ha hecho todo este tiempo. Mi corazón bombea con fuerza y mis piernas tiemblan. Pero por mucho que lo desee no puedo dejar de correr, porque él viene por mí. Porque se esconde entre las sombras, todo este tiempo lo ha hecho, ha jugado con nuestras mentes, con nuestros corazones y nosotros hemos sido demasiado estúpidos como para darnos cuenta. Las pistas fueron demasiado claras como para creerlas y eso jugó a su favor. Y esta noche él les ha demostrado a los tres que ahora se rigen bajo las reglas de su juego. Mi garganta se siente seca y mi corazón amenaza con abandonarme cuando empiezo a juntar las pieza
Aire libre.Una ligera brisa envuelve los alrededores, avisando a todos los transeúntes que la lluvia se aproxima y es hora de retornar a sus hogares. A lo lejos puedo observar como la brisa eleva las miles flores de cerezo que han caído al suelo.Una nueva estación se acerca. La favorita de él.La temperatura ha disminuido considerablemente, lo que me da a entender que es hora de emprender mi camino de regreso a casa. Sin embargo, no deseo hacerlo. Deseo quedarme admirando la iglesia y con mi mente tratando de trazar el recuerdo de su silueta, tal y como la primera vez que lo conocí.Quiero quedarme un rato más y obligarme a mí misma a no olvidar cada rastro de su rostro, sus peque&nti
Me encontraba balanceando mi cuerpo en una barandilla de metal a la otra tratando de matar el tiempo, cuando de repente un golpe en seco proveniente de la planta de arriba hizo que me sobresaltara y en cuestión de milisegundos sintiera mi cuerpo perder el equilibrio y caer en los primeros escalones de madera.El dolor apareció instantáneamente en mis rodillas, pero no era un dolor insoportable. Al mismo tiempo que intenté reincorporarme de la madera fría mis oídos lograron captar el sonido de un segundo golpe.Pensé que estaba sola.Una vez ya reincorporada en las primeras tablas de madera de la escalera, un extraño sentimiento se hizo presente y se apoderó de mí, podía sentir co
¿Conocen esa enfermiza sensación que se implanta en tu pecho cuando recibes alguna mala noticia o algo que simplemente no querías, ni deseabas escuchar?¿Ese nudo agobiante que se aferra en tu garganta como si fuera una maldita enfermedad?La ira, la frustración, la rabia, la tristeza, siendo lo único que cala en tu alma y se abre paso entre tus muros, agrietándolos cada vez más.Siendo cosas ruines lo único que sientes, lo único que te llena.¿Alguna vez se han sentido de esa forma? ¿Has tenido esa sed depravada e insidiosa de acabar con todo?Decepción, dolor, frustración de saber que
La combinación del ambiente fresco y la serenidad me nubla la mente.De alguna forma extraña me hace pensar que no ha sucedido nada. Que nunca sucedió algo.Que soy una adolescente normal disfrutando del clima de su pueblo y no una que está a días de no ver más la luz del sol. Que no voy a ser trasladada a un psiquiátrico el día de mañana.Es eso lo que transmite el césped húmedo bajo mis pies y la fresca brisa que me abraza el cuerpo como si se estuviera despidiendo de mí.Una despedida.Nunca he sido buena con ellas. No sé cómo afrontarlas, es más fácil irse sin avisar. A
Siempre intentó protegerme, lo hizo cada turbia y enigmática noche que pasaba.Ojalá esa noche yo hubiera hecho lo mismo."Eco Dagger"Camino a paso rápido y decido por las calles semi vacías del pueblo. El pueblo que me ha visto crecer. Me ha visto tomar malas decisiones y arrepentirme de cada una de ellas. El pueblo que me ha visto sepultar aquello que tanto quería. Pero también me ha visto afrontar cada una de las adversidades y seguir con mis planes como si tal no hubiera pasado nada.Las calles se encuentran teñidas de colores grisáceos gracias al tan reconfortante clima e impregnadas de una
Era tan valiente y tranquila que olvidó que estaba sufriendo. Con mis últimas fuerzas fuerzo el cierre de la gran maleta color gris que reposa en mi cama, luego de varios intentos fallidos logro cerrarla por completo y dar por terminado lo último que tengo que hacer la mañana de hoy. Hoy dieciocho de junio, mi última mañana en Clovelly. Bajo la gran maleta que contiene varias de mis pendras de vestir en su interior y la hago rodar hasta colocarla al lado derecho de la puerta para que así no se me dificulte tanto a la hora de emprender el viaje a la ciudad y tener que bajarla. He hecho dos maletas en total y un bolso de mano de gran tamaño. En una llevo toda mi ropa, en otra zapatos y cosas de uso personal