Ya había caído la tarde cuando Ethan se encontraba en su salón privado, revisando un informe sobre un preocupante desvío de producción en una de sus empresas en Alemania. Aunque aquella filial era administrada por uno de sus alfas más competentes, Ethan no delegaba la supervisión total, realizando una inspección minuciosa al menos una vez al año. Esto le permitía evitar quiebras o pérdidas que pudieran afectar su territorio y, sobre todo, su reputación como Supremo.(Supremo, varios líderes de especies están aquí. Piden verlo con urgencia). La voz grave de un custodio resonó en su mente a través del vínculo mental.Ethan se detuvo, dejando el informe en la mesa de madera pulida. A su lado, Noa y Kael intercambiaron una mirada cargada de preocupación.—Esto no es normal—murmuró Kael, ajustando su postura como si esperara órdenes inmediatas.—Definitivamente, no lo es—respondió Ethan mientras se ponía de pie. Su mirada, que pasó de gris a dorada como el sol en un día furioso, estaba fi
El tono de Ethan era cortante, y el peso de sus palabras hizo que algunos de los presentes se removieran incómodos. Fue entonces cuando uno de los gobernantes tomó la palabra.—Como sabes, el creador de esas criaturas grotescas ha enviado sus experimentos contra nuestras especies. Varios de los nuestros han resultado heridos y, lo que es peor, se están convirtiendo en esas abominaciones. En cuestión de días, terminan muriendo. Hemos descubierto que una sustancia está causando estas transformaciones, pero lo que nos desconcierta es cómo algo tan simple puede matar a un ser inmortal. Sin embargo, hay una posible solución… —hizo una pausa, mirando directamente a Cloe—. Es la sangre de tu luna.La declaración cayó como un trueno en la habitación. Ethan, con un movimiento brusco, golpeó la mesa frente a él, partiéndola en dos. Se puso de pie, dejando ver como sus ojos brillaban con la intensidad dorada de su lobo interno.—¿Qué demonios están insinuando? —rugió, reverberando en toda la es
Cloe parpadeó varias veces, mientras su mente giraba en un torbellino de incredulidad. Apenas un segundo antes estaba en el salón, rodeada por los reyes sobrenaturales que exigían su sangre. Ahora, de manera inexplicable, se encontraba en una despampanante habitación, exageradamente decorada con detalles dorados y blancos, como si estuviera dentro de un palacio de algún sultán caprichoso.—¿Dónde estamos? —preguntó con voz apenas firme, mientras sus ojos se fijaban en Morgana, que permanecía impasible frente a ella.—En mi aquelarre. Para ser específicos, en mi habitación —respondió Morgana con aire despreocupado, dejándose caer con gracia en un pequeño sofá de diseño victoriano.La mente de Cloe aún luchaba por encontrar sentido a todo aquello. Miraba a su alrededor con desconcierto y una creciente desesperación. —Todavía me cuesta entender esto de los seres como tú, pero… Morgana, que ahora sostenía una pipa de jade que Cloe no vio de dónde había sacado, exhaló una fina nube de hu
Morgana arqueó una ceja, divertida por la confusión.—Eres la reina de este lugar y no reconoces la entrada. Usa el poder de tu vínculo con el pulgoso mayor y levanta la barrera mágica para que podamos entrar.Cloe se quedó helada, tan perdida como en sus clases de matemáticas avanzadas de años atrás. Bajó la mirada, susurrando con voz temblorosa:—No sé cómo hacerlo.Morgana dejó escapar un suspiro teatral, como si el desconocimiento de Cloe fuera una molestia menor. Luego murmuró un hechizo en un lenguaje antiguo que Cloe no entendió, pero el aire a su alrededor pareció vibrar. De la nada, uno de los guerreros de Ethan, apareció frente a ellas, con ojos que brillaban como brasas en la penumbra.—Reina hechicera, vuelva en otro momento. El supremo no está disponible —dijo el hombre, pero su mirada se detuvo en Cloe, estudiándola con desdén.Morgana alzó el mentón con arrogancia.—¿Acaso estás ciego? ¿No ves que traje a tu luna suprema?El guerrero no mostró respeto ni vacilación.—
Ethan sonrió divertido y le pasó la mano por detrás del cabello, situándola suavemente en su nuca.—Mi luna, por favor, no te asustes. Aquí le decimos cachorros a los bebés, pero eso no significa que nacerán como lobos. Aún no podemos asegurar que estés embarazada, por eso necesito que uses nuestro vínculo para confirmarlo. Y debo aclararte, Cloe, que no eres humana, aunque no sé qué tipo de ser eres, porque pareces mucho más poderosa que un alfa supremo como yo, y eso es algo que me cuesta asimilar —explicó, con voz llena de asombro y admiración.Cloe bajó la mirada hacia su vientre, sonriendo ante la simple idea de ser capaz de tener un bebé de Ethan.—No sé cómo vincularnos —confesó—. Solo murmuré tu nombre cuando me sentía perdida y desesperada. Eso fue todo.Ethan la tranquilizó con un beso en la frente.—No te preocupes, pronto podrás dominar bien nuestro vínculo y sabré qué eres. Por el momento, necesitas alimentarte. Te desmayaste porque estabas demasiado débil —le aseguró, a
Antes de que la tensión pudiera escalar aún más, la puerta se abrió de golpe, y Cloe irrumpió en la sala con el rostro decidido.—¡Daré mi sangre a esos reyes!—gritó, sin titubear.Ethan giró hacia ella con las facciones desencajadas por el pánico.—¡Mi luna, pero morirás!—aseveró, dando un paso hacia ella.Cloe lo miró directamente a los ojos, con expresión resuelta.—Dijiste que no soy humana. De seguro no podría morir así de fácil —respondió con una frialdad que contrastaba con el temblor apenas perceptible en sus manos.Los alfas se miraron entre sí, claramente desconcertados tanto por su actitud, como por lo que acababa de decir. Para ellos, no había nada especial en ella que justificara su sacrificio.—Es una mujer ilusa… el supremo le miente para hacerla sentir especial y se creyó la película— le susurró un alfa a su delta y, como si todos los alfas compartieran este mismo pensamiento, se rieron con sorna.—No aceptaré que lo hagas —declaró Ethan, ignorando el comportamiento de
En el laboratorio iluminado por destellos rojizos de maquinaria anticuada y pantallas chisporroteantes, el rey de los vampiros, Masón, caminaba de un lado a otro. Mientras sus ojos carmesí centelleaban con furia y satisfacción anticipada. Saboreaba cada momento en el que imaginaba a Ethan doblegarse por la tragedia.—Pronto, Ethan, saborearás el mismo vacío que llevo en mi alma— murmuraba curvando los labios en una sonrisa cruel. Sin embargo, un golpe telepático atravesó su mente, rompiendo su momento de ensueño."Prometiste que matarías a esa humana que me robó mi puesto de Luna, y resulta que no pudiste hacerlo", la voz de Isabella era como un látigo cargado de veneno. "Tu estúpido plan solo logrará que los lobos la acepten como su Luna Suprema. ¡Una humana! ¡Ridículo!"Mason se detuvo en seco, apretando los puños con tal fuerza que sus uñas largas atravesaron la piel de sus palmas, dejando finas gotas de sangre caer al suelo."¡Es imposible!", respondió, temblando con una furia
Cloe lo miró esperanzada, y llena de emoción ante la idea de demostrarle a Ethan que era más de lo que aparentaba. —¿De verdad puedes? He tenido sueños extraños, he visto y siento cosas raras, pero no entiendo nada. Me da miedo pensar que estoy alucinando, por eso no le cuento nada a mi esposo —confesaba, dejando escapar una sonrisa nerviosa. Liam ocultó su satisfacción tras una expresión neutra. —Por supuesto, Luna. Confíe en mí. Puedo guiarla, pero debemos alejarnos un poco para no ser interrumpidos.Sin pensarlo demasiado, Cloe aceptó. Lo siguió al bosque, adentrándose en un lugar donde las barreras mágicas eran débiles; un detalle que Ethan jamás habría pasado por alto. —Luna, cierra los ojos. No reprima lo que siente. Visualícese como esa imagen de poder que dice ver de usted misma— instruyó Liam, con voz baja y persuasiva. Cloe asintió, ignorando la pequeña voz de advertencia en su interior, que le pedía a gritos no confiar en Liam. Pero en ese momento, no pensaba en