Ethan sonrió divertido y le pasó la mano por detrás del cabello, situándola suavemente en su nuca.—Mi luna, por favor, no te asustes. Aquí le decimos cachorros a los bebés, pero eso no significa que nacerán como lobos. Aún no podemos asegurar que estés embarazada, por eso necesito que uses nuestro vínculo para confirmarlo. Y debo aclararte, Cloe, que no eres humana, aunque no sé qué tipo de ser eres, porque pareces mucho más poderosa que un alfa supremo como yo, y eso es algo que me cuesta asimilar —explicó, con voz llena de asombro y admiración.Cloe bajó la mirada hacia su vientre, sonriendo ante la simple idea de ser capaz de tener un bebé de Ethan.—No sé cómo vincularnos —confesó—. Solo murmuré tu nombre cuando me sentía perdida y desesperada. Eso fue todo.Ethan la tranquilizó con un beso en la frente.—No te preocupes, pronto podrás dominar bien nuestro vínculo y sabré qué eres. Por el momento, necesitas alimentarte. Te desmayaste porque estabas demasiado débil —le aseguró, a
Antes de que la tensión pudiera escalar aún más, la puerta se abrió de golpe, y Cloe irrumpió en la sala con el rostro decidido.—¡Daré mi sangre a esos reyes!—gritó, sin titubear.Ethan giró hacia ella con las facciones desencajadas por el pánico.—¡Mi luna, pero morirás!—aseveró, dando un paso hacia ella.Cloe lo miró directamente a los ojos, con expresión resuelta.—Dijiste que no soy humana. De seguro no podría morir así de fácil —respondió con una frialdad que contrastaba con el temblor apenas perceptible en sus manos.Los alfas se miraron entre sí, claramente desconcertados tanto por su actitud, como por lo que acababa de decir. Para ellos, no había nada especial en ella que justificara su sacrificio.—Es una mujer ilusa… el supremo le miente para hacerla sentir especial y se creyó la película— le susurró un alfa a su delta y, como si todos los alfas compartieran este mismo pensamiento, se rieron con sorna.—No aceptaré que lo hagas —declaró Ethan, ignorando el comportamiento de
En el laboratorio iluminado por destellos rojizos de maquinaria anticuada y pantallas chisporroteantes, el rey de los vampiros, Masón, caminaba de un lado a otro. Mientras sus ojos carmesí centelleaban con furia y satisfacción anticipada. Saboreaba cada momento en el que imaginaba a Ethan doblegarse por la tragedia.—Pronto, Ethan, saborearás el mismo vacío que llevo en mi alma— murmuraba curvando los labios en una sonrisa cruel. Sin embargo, un golpe telepático atravesó su mente, rompiendo su momento de ensueño."Prometiste que matarías a esa humana que me robó mi puesto de Luna, y resulta que no pudiste hacerlo", la voz de Isabella era como un látigo cargado de veneno. "Tu estúpido plan solo logrará que los lobos la acepten como su Luna Suprema. ¡Una humana! ¡Ridículo!"Mason se detuvo en seco, apretando los puños con tal fuerza que sus uñas largas atravesaron la piel de sus palmas, dejando finas gotas de sangre caer al suelo."¡Es imposible!", respondió, temblando con una furia
Cloe lo miró esperanzada, y llena de emoción ante la idea de demostrarle a Ethan que era más de lo que aparentaba. —¿De verdad puedes? He tenido sueños extraños, he visto y siento cosas raras, pero no entiendo nada. Me da miedo pensar que estoy alucinando, por eso no le cuento nada a mi esposo —confesaba, dejando escapar una sonrisa nerviosa. Liam ocultó su satisfacción tras una expresión neutra. —Por supuesto, Luna. Confíe en mí. Puedo guiarla, pero debemos alejarnos un poco para no ser interrumpidos.Sin pensarlo demasiado, Cloe aceptó. Lo siguió al bosque, adentrándose en un lugar donde las barreras mágicas eran débiles; un detalle que Ethan jamás habría pasado por alto. —Luna, cierra los ojos. No reprima lo que siente. Visualícese como esa imagen de poder que dice ver de usted misma— instruyó Liam, con voz baja y persuasiva. Cloe asintió, ignorando la pequeña voz de advertencia en su interior, que le pedía a gritos no confiar en Liam. Pero en ese momento, no pensaba en
Había caído la noche, y por primera vez todos en la manada habían sido invitados a una fiesta al aire libre frente al castillo. Todos sentían dudas, nadie entendía el motivo de tal celebración tan repentina, pero asistieron a la hora pedida por su alfa supremo. Las antorchas parpadeaban con un brillo cálido, y la música resonaba entre los árboles. Ethan, imponente como siempre, caminaba al centro con Cloe de su brazo, quien llevaba un vestido rojo que abrazaba cada curva con una elegancia que cortaba el aliento. Cuando Ethan levantó una copa de plata para llamar la atención, el murmullo se desvaneció, y un silencio expectante llenó el aire.—Hoy es un día para celebrar —anunció con voz firme—. Mi luna suprema, Cloe, y yo estamos esperando… trillizos. ¡Tres poderosos alfas!Los únicos que aullaron fueron Kael y Noa, mientras que Samira, Teresa y Aria fueron las únicas que rompieron en aplausos. Sin embargo, su entusiasmo no logró contagiar al resto de los presentes.Un murmullo de as
Las facciones de Ethan se desencajaron, incapaz de creer lo que escuchaba.—Pero, mi luna… —protestó, solo para que ella lo silenciara, colocando sus dedos en sus labios.Cloe dudaba de su propia fortaleza y no quería hacer nada que pusiera en peligro las vidas de sus bebés. Necesitaba que nacieran sanos y fuertes, era algo que estaba dispuesta a conseguir para darle una lección a todos esos lobos engreídos que la veían como si fuera un insecto.—Nada de quejas. Soy una mujer pequeña con tres bebés que, supongo, serán enormes dentro de mí. No podemos reducir su espacio. Hasta el nacimiento de nuestros hijos, nos vamos a limitar… guardaremos las ganas.Ethan dejó escapar una carcajada grave, incrédula.—¿Cinco meses? ¿Piensas dejarme así durante cinco meses…? —Él señaló su erección, acomodada a la izquierda de su pelvis, que amenazaba con explotar la tela que la comprimía. —No tiene sentido. Te garantizo que podemos tener sexo sin que a los bebés les pase algo.Cloe negó moviendo la ca
Sin embargo, un roce húmedo y suave acarició sus mejillas, limpiando sus lágrimas. Sorprendida, abrió los ojos lentamente. Instintivamente, supo quién era.—Ferus… —murmuró con alivio mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.Se incorporó y abrazó al imponente lobo, hundiendo su rostro en su brillante pelaje que desprendía un aroma reconfortante.—Eres tú… casi me muero del susto. Eres maravilloso.Ferus ronroneó suavemente. Cada caricia de Cloe parecía encenderlo más, llenándolo de una intensidad que solo él comprendía. Cuando sintió que los latidos de ella se habían calmado, Ferus cedió el control a Ethan. En cuestión de segundos, Ethan se transformó en humano y se vistió rápidamente, dejando a Cloe inquieta al no poder verlo.—¿Ferus es maravilloso? —inquirió Ethan con una sonrisa traviesa—. Supongo que ya me amas, si le dices esas cosas a mi lobo.—No… no es eso. Obviamente, no te amo, eres demasiado engreído— murmuró, bajando la mirada, sintiendo sus mejillas arder.Ethan
Sus ojos se dirigieron a Ethan, que aún dormía profundamente.La comprensión la golpeó con la fuerza de una tormenta: esos recuerdos fragmentados no eran ajenos, eran suyos. Y ese hombre, el que ahora compartía su lecho, había sido el causante de su muerte en su vida anterior.Justo cuando había aceptado que no podía vivir sin él, este descubrimiento sembraba en ella el miedo. Las lágrimas rodaron por sus mejillas, dejando un rastro ardiente. Sentía que el amor que había comenzado a aceptar se teñía de desconfianza. Era una crueldad del destino. ¿Cómo podía amar a alguien que en otra vida había sido su verdugo?Buscando claridad y consuelo, se vistió apresuradamente para salir en busca de alguien que la escuchara sin juzgarla.Pasó frente a la habitación de Samira, pero siguió de largo. Sabía que Samira no entendería lo que necesitaba oír. En su interior, solo quería que alguien le asegurara que lo ocurrido en su vida pasada no tenía por qué repetirse. Pero los recuerdos estaban clar