Dejarlas ir
Nina miró el vestido color marfil y no dio muchas vueltas para cambiarse

- Señora… - Sara la miraba asombrada - ¡Que bonito le quedan esos vestidos!

- ¿Magnolia?

- Está abajo, en el patio, está con Felipe

- Iré por ella

Con la humedad de ese día, Nina sudaba y se sentía pesada y pegajosa

No habría elegido colocarse un vestido… de haber podido elegir, un short y una remera holgada se habrían sentido mucho más frescos

- Me alegro de que te guste – Dante estaba con sus papeles y sus largas piernas cruzadas, debajo de la galería

- ¿Qué cosa?

- El vestido, claro ¿De qué más hablaría?

- Pensé que del nuevo guardia – Nina miró al hombre parado a unos metros de Magnolia y Felipe, en medio del amplio jardín

- No – rio – sé que él no es suficiente para ti

- No quiero saber qué es lo que crees saber

- Fue todo un desafío pensar en algo que te guste… sigo hablando del vestido, aclaro

- ¿En serio? No me habría dado cuenta si no lo decías… toda la ropa que me has traído son diferentes versiones de
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