Daniela miraba las pinturas que Eva le mostraba, asombrada.- Y yo que creí que con la maternidad apenas tendrías tiempo de respirar, y tú te sales con una colección completa en dos meses.- Estoy inspirada – le dijo con el rostro radiante. - El amor, el amor – puso los ojos en blanco.- Estaba pensando que podríamos trabajar con esto este año- ¿Terminaste los pedidos del año pasado?- ¿No los enviaste aún? Julieta contuvo el aliento- ¿Ya los enviaste al estudio?- ¡Hace un mes, Daniela! - ¡Los enviaré mañana!- Esos cuadros los encargaron hace ocho meses… ¿Cómo puedes olvidarte de despacharlos en cuanto te los pasé?- Hace un mes estaba al pendiente de mis sobrinos – se excusó - con el nacimiento de Antonio y el cumpleaños de Magnolia ni siquiera fui al taller, debiste decirme cuando estaba aquí.Eva la miró seriamente y se cruzó de brazos.- ¿Y a dónde están mis sobrinos? – Daniela intentó distraerla - ¿A dónde crees que estén? Son las once de la noche, ya está dormida, mañana
- Solo me sorprendió que quisieras ser madre – Marcos intentó explicarse – en ningún momento cuestioné a otras mujeres.- Lo que dijo, dice mucho sobre lo que piensa – escupió Daniela, respirando ruidosamente por la nariz – que decepción, soldado…Daniela bajó del auto pegando un portazo- ¡No puedes tomar en serio algo así! – Marcos la miró alejarse, consternado.A unos metros de la puerta, un grupo de jóvenes envueltos en una nube de humo y nicotina, miraba a Daniela renegar con su cartera.Marcos apoyó la cabeza en el volante de su auto.No quería verla de nuevo.Si esos muchachos buscaban problemas, Daniela podía defenderse.Si se tratara de cualquier otra mujer, la habría acompañado hasta la puerta del edificio, pero Daniela no necesitaba su protección, ni la de nadie…Suspiró, encendió el motor… y esperó, resignado.Daniela buscaba en su bolso la identificación para ingresar al edificio. No le costaba nada esperar unos minutos a que entrara.- ¿Qué dijiste?La escuchó hablar y c
Daniela lo miraba atónita. Esa imagen, la de Marcos y ella juntos, era algo en lo que nunca había pensado.Pero ahora que lo hacía…Su respiración se volvió pesada.- ¿Qué dices? – le preguntó de nuevo.Marcos se acomodó al filo del sillón, se quitó la campera y la atravesó con la mirada.La luz cálida, la noche que los envolvía, ese cuadro en el suelo, despertando en Daniela el deseo de ser tocada, besada… poseída y los ojos de aquel hombre, la dejaron sin aliento.- Dime que al menos lo estás pensando – Marcos sonaba impaciente.Daniela asintió.Y él estalló en una carcajada.- ¡Te lo creíste! La expresión de Daniela se congeló.- ¿Qué?- Era una broma – le explicó Marcos, agarrándose el estómago con ambas manos, muerto de risa – Algún día me cobraría las que me has hecho.Daniela respiró profundamente.- Y yo que me había ilusionado… - suspiró.Marcos se detuvo.- No me digas que ibas a responderme que sí.- Sí.- ¡Mientes! – se acomodó de nuevo en el sillón, sorprendido.- ¿Por q
- Doctor, ¿Está seguro de esto? Lupita sentía que le temblaban las manos.- No lo habría sugerido si no fuera así – Mauricio ojeaba una planilla y habló sin mirarla.- Pero… solo tenemos dos óvulos viables para la inseminación de esta paciente… solo dos intentos.- ¿Cuál es el problema con eso? – apoyó los papeles en el escritorio y se rascó el espacio entre sus cejas.- Que nunca hice una inseminación fuera del laboratorio.- Y las que hiciste fueron exitosas.- Pero…- Lupita, estas inceminaciones son de laboratorio. – la interrumpió – Confío en tu talento y esta paciente lleva un año en tratamiento con el hospital que la transfirió aquí, lleva un año siguiendo cada una de las indicaciones que todos los especialistas le dieron, esperando este día.Mauricio se levantó para rodear el escritorio.A un metro de ella, se cruzó de brazos. - Es de los primeros pacientes que atenderemos aquí, es la oportunidad para insertarnos en el mercado local y conseguir el éxito que conseguimos en Eu
El teléfono de Daniela sonó dentro de su cartera.- Puedes contestar si quieres – Le dijo Lupita, concentrada en la entrepierna de Daniela.- No – respiró hondo, era realmente incómodo – Lo que sea puede esperar a que termine con esto.Con las piernas separadas y levantadas, Daniela se concentró en el techo.Era un tanto impaciente, pero estaba contenta.Llevaba un año cuidando su cuerpo, desde que había dejado a Eva en la casa de campo, todo para ese momento.Eva había reencontrado a su hija y la maternidad que Daniela apenas pudo vivir antes de perder aquel embarazo, resurgió con una fuerza que no podía siquiera enfrentar.Lo peor fue enterarse de que solo tenía dos óvulos viables para la inseminación, cuando creyó que su cuerpo podría crear vida sin ninguna dificultad. De una consulta ginecológica para confirmar que todo estaba en orden para buscar un embarazo, terminó en una ronda de especialista con un montón de indicaciones, medicamentos hormonales y dietas. Pero al fin era e
- Marcos… - Daniela lo miró con esos ojos llenos de brillo que siempre lo observaban con curiosidad y una chispa divertida, pero ese día, no había nada de eso – estos días fueron buenos, pero es momento de terminar esta amistad.No había brillo. No había chispa.Daniela hablaba en serio. Con el cuerpo rígido, Marcos se giró sobre sus pasos y salió del departamento en completo silencio.Mientras Daniela terminaba de vestirse, con cierto alivio, Marcos conjuraba en su cabeza una decena de maldiciones contra esa joven que había sacudido el piso bajo sus pies como un terremoto.Siempre se trataba de ella y sus ocurrencias y aunque estaba casando, harto, hasta la nuca de que eso, sentado en el asiento del conductor de su camioneta, en el estacionamiento subterráneo del edificio de departamentos en el que ella vivía, Marcos se sintió perdido.Se recostó contra el asiento y respiró hondo, intentando estabilizar su ritmo cardiaco.El celular en su bolsillo vibró.- Marcos ¿Cómo estás?- Lor
Durante dos semanas, se vieron casi todos los días.No estaban acostumbrados a coordinar sus rutinas así que mantuvieron la espontaneidad con la que se encontraban por sexo, solo que sin tener sexo.Las cosas iban más o menos así:Viernes, veinte horas.- Marcos ¿Quieres ver una película?Marcos fue al cine.Se saludaron con un beso rápido y ella lo dirigió hasta su sala tomándolo de la mano.- Hey espera, más despacio – le dijo.Ella sonrió: - Es que la película ya empezó.- ¿O es que me extrañaste? - ¿Quién te extraña a vos? – se burló.Sentado en la sala llena de personas y con niños gritando y corriendo alrededor, Marcos estaba extremadamente incómodo.- Cuando dijiste de ver una película, pensé que sería algo más… para adultos.- ¿Qué tiene esta de malo?- Daniela, si querías hacerme sentir mal lo lograste.- ¿Qué hice?- Una película de dibujitos… ¿Es en serio, Daniela? ¿Qué sigue? ¿Ir al parque, al carrusel?- No… me mareo en el carrusel – le respondió con seriedad mientras to
Eva miraba desde la ventana de su habitación a las personas que se acomodaban alrededor de las mesas forradas de blanco.Tenía el corazón inflado de alegría y una sonrisa llena de amor.- ¿Supiste que Marcos va a trabajar como parte del comité que evalúa a los alicantes para unirse al ejército? – preguntó sin voltear a ver al hombre detrás de ella.Ya no necesitaba confirmar que estaba allí, él estaba siempre que ella lo buscaba.- Sí, lo supe, Marcos lo contó hace dos días.- Daniela está contenta.- Él también. - Tendrá que presentarse a diario en el cuartel, pero no tendrá que salir en otra misión.- No fue su elección, en realidad… Le ofrecieron mi puesto, pero él lo rechazó así que lo mandaron allí.- Al final, fue como hacerles un favor… podrán pasar mucho tiempo juntos sin miedos ni angustias.- Marcos y Daniela son la combinación más despareja que pude conocer.- Pero se ven bien juntos.- Daniela atrapó a Marcos cansado – rio.Salvador la abrazo por detrás.- Hey, cuidado con