Próximamente, otro +18... ¿Lo quieren fuerte o término medio? (aquí pondría un diablito y muchos fueguitos, pero no puedo poner emojis je je)
Daniela lo miraba atónita. Esa imagen, la de Marcos y ella juntos, era algo en lo que nunca había pensado.Pero ahora que lo hacía…Su respiración se volvió pesada.- ¿Qué dices? – le preguntó de nuevo.Marcos se acomodó al filo del sillón, se quitó la campera y la atravesó con la mirada.La luz cálida, la noche que los envolvía, ese cuadro en el suelo, despertando en Daniela el deseo de ser tocada, besada… poseída y los ojos de aquel hombre, la dejaron sin aliento.- Dime que al menos lo estás pensando – Marcos sonaba impaciente.Daniela asintió.Y él estalló en una carcajada.- ¡Te lo creíste! La expresión de Daniela se congeló.- ¿Qué?- Era una broma – le explicó Marcos, agarrándose el estómago con ambas manos, muerto de risa – Algún día me cobraría las que me has hecho.Daniela respiró profundamente.- Y yo que me había ilusionado… - suspiró.Marcos se detuvo.- No me digas que ibas a responderme que sí.- Sí.- ¡Mientes! – se acomodó de nuevo en el sillón, sorprendido.- ¿Por q
- Doctor, ¿Está seguro de esto? Lupita sentía que le temblaban las manos.- No lo habría sugerido si no fuera así – Mauricio ojeaba una planilla y habló sin mirarla.- Pero… solo tenemos dos óvulos viables para la inseminación de esta paciente… solo dos intentos.- ¿Cuál es el problema con eso? – apoyó los papeles en el escritorio y se rascó el espacio entre sus cejas.- Que nunca hice una inseminación fuera del laboratorio.- Y las que hiciste fueron exitosas.- Pero…- Lupita, estas inceminaciones son de laboratorio. – la interrumpió – Confío en tu talento y esta paciente lleva un año en tratamiento con el hospital que la transfirió aquí, lleva un año siguiendo cada una de las indicaciones que todos los especialistas le dieron, esperando este día.Mauricio se levantó para rodear el escritorio.A un metro de ella, se cruzó de brazos. - Es de los primeros pacientes que atenderemos aquí, es la oportunidad para insertarnos en el mercado local y conseguir el éxito que conseguimos en Eu
El teléfono de Daniela sonó dentro de su cartera.- Puedes contestar si quieres – Le dijo Lupita, concentrada en la entrepierna de Daniela.- No – respiró hondo, era realmente incómodo – Lo que sea puede esperar a que termine con esto.Con las piernas separadas y levantadas, Daniela se concentró en el techo.Era un tanto impaciente, pero estaba contenta.Llevaba un año cuidando su cuerpo, desde que había dejado a Eva en la casa de campo, todo para ese momento.Eva había reencontrado a su hija y la maternidad que Daniela apenas pudo vivir antes de perder aquel embarazo, resurgió con una fuerza que no podía siquiera enfrentar.Lo peor fue enterarse de que solo tenía dos óvulos viables para la inseminación, cuando creyó que su cuerpo podría crear vida sin ninguna dificultad. De una consulta ginecológica para confirmar que todo estaba en orden para buscar un embarazo, terminó en una ronda de especialista con un montón de indicaciones, medicamentos hormonales y dietas. Pero al fin era e
- Marcos… - Daniela lo miró con esos ojos llenos de brillo que siempre lo observaban con curiosidad y una chispa divertida, pero ese día, no había nada de eso – estos días fueron buenos, pero es momento de terminar esta amistad.No había brillo. No había chispa.Daniela hablaba en serio. Con el cuerpo rígido, Marcos se giró sobre sus pasos y salió del departamento en completo silencio.Mientras Daniela terminaba de vestirse, con cierto alivio, Marcos conjuraba en su cabeza una decena de maldiciones contra esa joven que había sacudido el piso bajo sus pies como un terremoto.Siempre se trataba de ella y sus ocurrencias y aunque estaba casando, harto, hasta la nuca de que eso, sentado en el asiento del conductor de su camioneta, en el estacionamiento subterráneo del edificio de departamentos en el que ella vivía, Marcos se sintió perdido.Se recostó contra el asiento y respiró hondo, intentando estabilizar su ritmo cardiaco.El celular en su bolsillo vibró.- Marcos ¿Cómo estás?- Lor
Durante dos semanas, se vieron casi todos los días.No estaban acostumbrados a coordinar sus rutinas así que mantuvieron la espontaneidad con la que se encontraban por sexo, solo que sin tener sexo.Las cosas iban más o menos así:Viernes, veinte horas.- Marcos ¿Quieres ver una película?Marcos fue al cine.Se saludaron con un beso rápido y ella lo dirigió hasta su sala tomándolo de la mano.- Hey espera, más despacio – le dijo.Ella sonrió: - Es que la película ya empezó.- ¿O es que me extrañaste? - ¿Quién te extraña a vos? – se burló.Sentado en la sala llena de personas y con niños gritando y corriendo alrededor, Marcos estaba extremadamente incómodo.- Cuando dijiste de ver una película, pensé que sería algo más… para adultos.- ¿Qué tiene esta de malo?- Daniela, si querías hacerme sentir mal lo lograste.- ¿Qué hice?- Una película de dibujitos… ¿Es en serio, Daniela? ¿Qué sigue? ¿Ir al parque, al carrusel?- No… me mareo en el carrusel – le respondió con seriedad mientras to
Eva miraba desde la ventana de su habitación a las personas que se acomodaban alrededor de las mesas forradas de blanco.Tenía el corazón inflado de alegría y una sonrisa llena de amor.- ¿Supiste que Marcos va a trabajar como parte del comité que evalúa a los alicantes para unirse al ejército? – preguntó sin voltear a ver al hombre detrás de ella.Ya no necesitaba confirmar que estaba allí, él estaba siempre que ella lo buscaba.- Sí, lo supe, Marcos lo contó hace dos días.- Daniela está contenta.- Él también. - Tendrá que presentarse a diario en el cuartel, pero no tendrá que salir en otra misión.- No fue su elección, en realidad… Le ofrecieron mi puesto, pero él lo rechazó así que lo mandaron allí.- Al final, fue como hacerles un favor… podrán pasar mucho tiempo juntos sin miedos ni angustias.- Marcos y Daniela son la combinación más despareja que pude conocer.- Pero se ven bien juntos.- Daniela atrapó a Marcos cansado – rio.Salvador la abrazo por detrás.- Hey, cuidado con
Eva entró en el dormitorio con el corazón agitado.Su esposo había vuelto antes de lo estimado de su última misión y las cosas no andaban muy bien entre ellos últimamente.- General – intentó llamar su atención desde la puerta del dormitorio.Pero Salvador miraba del otro lado del ventanal ante ellos.Salvo por la semana en que se casaron, no lo veía con su uniforme o parte de él.Ahora, parado de espaldas a ella, con las botas puestas, el pantalón de su uniforme y una camiseta negra que se pegaba a sus anchos hombros, se veía imponente.E incluso, inalcanzable. Como si siempre estuviera por encima de todos, y ella nunca estuviera a su altura.Aun así, Eva sintió mariposas en su estómago.Aunque no compartían mucho tiempo juntos y hablaban aún menos, en la cama él le había mostrado un mundo que para ella era tan fascinante como desconocido, y al menos en esos instantes, se permitía sentir que había más que solo papeles entre ellos.- General – insistió.Salvador volteó, pero la expres
En una pequeña casa blanca, de ventanas azules y puertas de chapa, Eva Larrahona llevaba siete meses encerrada.Mirando el prado delante de ella, se preguntaba con el corazón pesado ¿Cuánto más tendría que pasar allí? Pagando por cosas que no había hecho.- Señora, ¿De verdad quiere bajar al pueblo? Aún tengo que terminar de cargar agua del pozo para poder lavar la ropa – Sara resopló – además en su estado y con este calor… Con el cabello renegrido recogido en una coleta, Eva suspiró.- Luego de que termines con el almuerzo – sonrió – Podemos pedirle a Don Felipe que nos lleve- ¡Está bien! – Sara se secó las manos mojadas en el delantal – pero si vamos, usted exigirá hablar con el General- Si Julieta vuelve atender el teléfono de Salvador, no me dejará hablar con élEsa mujer seguía al lado de su esposo y mientras todo continuara de esa manera, nada cambiaría para ella.- ¡Julieta es únicamente su secretaria! Usted es su esposa, exija hablar con él y dígale de una vez por todas que