186Tomás, con una taza de café en la mano y ojeras que delataban noches largas, suspiró profundamente mientras revisaba la lista interminable de pendientes. Había avanzado, sí, pero los imprevistos seguían apareciendo como si fueran una prueba constante de su paciencia.—Ser yo es tan complicado —murmuró en voz alta, sin darse cuenta de que estaba siendo observado por dos personas que sonreían al oírlo.—¿Hablando solo otra vez? —la voz divertida de Verónica lo sacó de sus pensamientos. Su socia, siempre impecable y con esa energía arrolladora, entró al lugar con una sonrisa. Detrás de ella venía Andreas Von Heller, su esposo, un hombre alto y con una presencia imponente, pero con un aire relajado que lo hacía accesible.—Más bien desahogándome —respondió Tomás, dejando el café sobre la mesa y cruzándose de brazos—. Esto es un caos. Si no es el DJ, son las luces, y si no, alguna modelo que decide desaparecer justo antes de los ensayos —resopla, las modelos a veces no ayudan. Esto
187El móvil tembló en su mano mientras el color desaparecía de su rostro. Sabía exactamente quién era. Esa voz la había perseguido en sus peores pesadillas.—Gunter… —murmuró, incapaz de contener el temblor en su voz.—¿Extrañaste mi voz, Isabel? Porque yo no he dejado de pensar en ti, en todo lo que me quitaste —su voz sonando siniestra a oídos de Isabel que tembló en su silla.Isabel sintió como si el suelo bajo sus pies se desmoronara. Esta no podía ser una llamada desde la cárcel. No era posible. Había un acuerdo, una condena… ¿o no? —¿Cómo…? —Intentó preguntar, pero las palabras no salían. —¿Cómo estoy hablando con mi esposa? —interrumpió Gunter, su tono teñido de burla. —Ex… soy… nos divorciamos Gunter —Isabel habló con un poco de valentía.—Eso no es lo importante. Lo que importa es que estoy aquí y que tú no vas a escapar de mí —se burla con hastío— estamos casados, bebé. No puedes dejarme y ya. Así no funcionan las cosas, pero veo que necesitas una lección.La
188Julieta, notando la chispa de indecisión en los ojos de Isabel, sonrió con complicidad. —¡Qué buena idea, Isa! Yo sé que yo no lo pensaría dos veces. ¡Esa sopa es un regalo para el alma! —bromeó, intentando animarla. Isabel suspiró y finalmente asintió, aunque fuera a regañadientes. —Está bien —dijo con voz baja—, aunque no sé cómo voy a comer algo con los nervios destrozados. —No te preocupes —respondió Callum con una leve sonrisa—. No es solo por la comida, también para que te distraigas un poco. Mientras Julieta sonreía satisfecha por la decisión, Isabel miró a Callum, agradecida en silencio por su paciencia. Aunque las emociones seguían revueltas en su interior, sabía que ambos solo querían lo mejor para ella. Una comida tranquila con Callum podría ser justo lo que necesitaba para empezar a despejarse.Isabel miraba por la ventana del coche, perdida en sus pensamientos. Callum, que sostenía el volante con una mano, la observó de reojo. No estaba acostumbrado a
189Callum, que parecía más animado que nunca desde que le dijo que sí, le mostró el cuarto que había preparado para ella. Era el mismo que había usado antes, cuando tuvieron aquella discusión que marcó una distancia entre ambos. Esta vez, sin embargo, todo estaba dispuesto con esmero: las sábanas frescas, una lámpara cálida en la mesilla y un pequeño ramo de margaritas en la cómoda.—Espero que te sientas cómoda aquí. Si necesitas algo más, solo dilo —dijo Callum, manteniendo su tono amable pero sin invadir su espacio— nada ha cambiado por aquí desde que te fuiste.Callum quería decirle tantas cosas, pero no se atrevía, quería ir despacio con ella y reconquistarla.—Gracias, está perfecto —respondió Isabel, acariciando el borde de las sábanas con nerviosismo— yo… gracias, Cal.Callum y ella se quedaron viendo un tiempo, pero él término dando pasos atrás hasta cerrar la puerta y luego se le ocurrió que tal vez ella quiera ponerse algo más cómodo así que con pasos apresurados entró
190Frente a él estaba Arabella, luciendo como si hubiera salido directamente de un desfile nocturno, pero con ese aire desafiante que tanto conocía.—¿Qué haces aquí? —preguntó Callum, su voz baja pero cargada de una fuerza que podría cortar el aire— ¿Es Terrence?Arabella ladeó la cabeza, sonriendo como si no percibiera la evidente hostilidad. —¿Así recibes a la madre de tu hijo? Pensé que habíamos tenido mejores tiempos, Callum —soltó una risita que a Callum le irritó— me llegó una citación a los juzgados… me estás demandando. Pero luego pensé, esto debe ser un error ¿No, Callum?Callum dejó escapar un corto suspiro, pero su mirada no se suavizó ni un milímetro. —Deja de usar a Terrence como excusa para tus espectáculos. Si tienes algo importante que decir, dilo ahora. Si no, vete y comunícate con mis abogados —dejo Callum en claro— sé lo que haces, hiriendo a tu propio hijo —negó con la cabeza.Arabella se cruzó de brazos, aparentemente divertida. —Tanta agresividad,
1 POV Julieta Mi respiración estaba atascada en mi garganta mientras él bombeaba sin descanso dentro de mí, una explosión se acumulaba en mi vientre bajo ya familiar para mí. Miré sus hermosos ojos de azules que me devolvían la mirada de manera cálida. Era el único momento que teníamos donde no era como el hombre de las nieves, frío y distante. Siempre era tan frío en el trabajo, que me siento privilegiada cuando la calidez entra en su mirada y solo es para mí, compaginando con su cuerpo caliente. Sus musculosos brazos sostenían todo su peso me besaba de manera ardorosa mordiendo mis labios casi con saña. Me entrego sin vergüenza al único hombre que he amado siempre. Llegamos a nuestro clímax casi al mismo tiempo y me siento en las nubes. Como cada vez. Aún mi sudor no se había secado cuando él ya estaba levantándose de la cama y metiéndose al baño. Suspiré un poco triste, pero ya acostumbrada porque nunca fue el tipo de hombre que se acurruca y se queda horas hablando o simpl
2POV JulietaLos murmullos en la oficina empezaron a crecer en toda la oficina, sus compañeros de trabajo eran bastantes chismosos y amaban regarlo en los demás pisos de la compañía.—Pensé que salía con Julieta, juraba que era su amante —dijo un hombre al que la misma Julieta había rechazado con educación en varias ocasiones.—Liliane es más bonita, mírala —dijo alguien más— toda la clase y la belleza que tiene la chica, no como ella que se cree la gran cosa.—Liliane siempre ha hecho gran pareja con el señor Maximiliano, no sé porque no se casaron hace cinco años —dijo una mujer cerca de Julieta.La madre de Max la favorecía frente a su hijo y de mí misma siempre que podía, para que él no se olvide de ella. No sé por qué Max no admite que tenemos una relación, así su madre lo dejaría en paz, sería lo más fácil.—Lamento tener que decepcionarlas —dijo Max Hawks sin pizca de arrepentimiento en su voz o su rostro—. Tengo una videoconferencia…—En cinco minutos con la gente de S
3POV JulietaMe tuve que quedar hoy viernes hasta tarde para hacer unos pendientes que se retrasaron por nuestra escapada al hotel y la videoconferencia de Shanghái, él se había ido hace mucho rato.Eran las nueve de la noche cuando salí de la oficina y estaba totalmente solitario y oscuro, los demás se habían ido y me fui caminando sola hasta llegar a la estación del metro, que quedaba al menos unas ocho cuadras de Hawks Holdings. Sin embargo, era mi rutina diaria y mi único ejercicio, no importaba qué tan tarde saliera me gustaba tomar transporte público me hacía sentir menos sola.Cuando llegué a mi casa sintiendo mi alma apesumbrada, sola, vi a mi alrededor. Solo tenía alumbrada la cocina; todo lo demás estaba a oscuras. Nadie me esperaba, nadie me abrazaba. Tenía al menos cinco años sin ver a mi familia simplemente porque no quería regresar.—Que sola me veo en el futuro —solo el eco era mi compañía. Ni siquiera me atrevía a tener una mascota porque a Max no le gustaba el p