Alina La luz chispeante de la vela a mi lado crea la atmosfera perfecta mientras escribo esta carta de despedida. Quisiera decir que me causa nostalgia tener que abandonar a mi manada y esta tierra, pero la verdad es que no. Cuando creces siendo despreciada por todos, incluso por tu propio padre y Alfa de la manada, lo único que deseas es poder huir, ser libre y, aunque eso me condene a ser una loba solitaria, lo prefiero mil veces a seguir soportando sus humillaciones. Termino de trazar la última palabra en la carta, un suave y delicado “adiós para siempre”, ahora que estoy segura de que me fugaré con mi amado Beta. Él es el único que me ha demostrado algo de cariño y compasión, es el único al que no le ha importado lo defectuoso de mi condición. Por eso estoy más que segura de lo que voy a hacer, huiré, me refugiaré en las manadas del sur si es que me aceptan, o si no, vagaré junto a él hasta las tierras más allá del sol, ¿quién sabe? Quizá descubra algo nuevo para mí, en un lug
Lucian —Mi señor, es hora de salir a recibir a los invitados. Le respondo a mi lacayo con un gruñido. De ser por mí, no habría venido a esta ridícula fiesta, pero los lobos Alfa del pueblo de Grimstan insistieron, no pude negarme. El lobo me mira con temor, agacha la cabeza y se aleja en silencio. Este es mi día a día, es mi condena, que todos me miren como si estuviera a punto de arrancarles la cabeza; y quizá no estén tan equivocados, a veces eso es todo lo que quiero hacer. Sorin, el viejo lobo de la manada y también mi Beta más cercano, camina hasta quedar frente a mí; es el único que se atreve a hacerlo sin que le tiemble la voz. —Alfa Lucian, entre más lo demore, peor será, mejor apresurémonos, así podremos regresar a Dunwic más pronto. —Muy bien, terminemos con esto. —Oh, y trate de ser más amable, quizá aquí pueda encontrar a una esposa. Vuelvo a gruñirle con fastidio. Ya me he resignado, ninguna mujer loba es lo suficientemente fuerte como para aguantar mi presencia,
Alina ¿Qué acaba de pasar? Estoy temblando, mi mente no puede procesar todo lo que acabo de escuchar. ¿Cómo es que, de un momento a otro, mi padre me ha regalado al gran rey Alfa Lucian? Esto no está pasando, es una pesadilla. El lobo al que él acaba de llamar Sorin se acerca a mí y me toma de los hombros para empujarme hacia otra habitación de la mansión. Los demás lobos solo se quedan como espectadores, mirando cómo me llevan hacia lo que probablemente, será mi perdición. Lloro sin darme cuenta, no quiero irme con el rey, yo lo que quiero es huir de este lugar, no terminar siendo la esclava de un hombre lobo tan soberbio y despiadado que se niega a mostrar su forma humana solo para mantenernos aterrorizados. Sorin cierra la puerta tras nosotros, ahora estamos en un pasillo oscuro, solo iluminado por la tenue luz de la luna creciente que está en el cielo. Las nubes pasan sobre ella y la ocultan, dejando una penumbra que me hiela la sangre. Me conduce en silencio hasta otra hab
LucianNo es posible que otra vez me suceda lo mismo. Esta loba osa rechazarme como lo han hecho muchas otras antes que ella, pero me niego a dejar que sea lo mismo en un maldit0 ciclo sin fin, ¡ella será mía, aunque no quiera!Alina me mira con el labio tembloroso y los ojos a punto de desbordarse en lágrimas. La expresión en su rostro es de puro miedo, e incluso podría decir que algo de desprecio.—¡No puedes obligarme! —espeta luego de un par de segundos en silencio.Estoy consternado por su nivel de osadía, nunca una loba, ni nadie en realidad, me había hablado de esa manera. Normalmente suplican que las mate, o me piden hacerlas mis esclavas, pero nunca, mi esposa.—Claro que puedo, yo soy el rey de esta tierra, eres una súbdita y estás bajo mi mando, soy tu Alfa y me debes obediencia —respondo con severidad. La intensidad de mi mirada y el gruñido que sale de mi garganta por fin la hacen flaquear.Alina agacha la cabeza y aprieta los puños con fiereza. Suspira profundamente y en
AlinaSiento mis oídos zumbando, todo a mi alrededor es como una especie de pesadilla borrosa, como si no estuviera viviendo lo que estoy viviendo, pero esto es real. El rey Lucian está frente a mí y acabo de decirle que acepto ser su esposa.Sorin nos declara marido y mujer, se supone que ahora viene la parte del beso. Mi cuerpo se paraliza, estoy tan tensionada que creo que no podré moverme.Lucian es casi el doble de alto de lo que soy yo, así que tengo que obligarme a mirarlo hacia arriba. No concibo la idea de cómo se supone que debo besar a esta bestia; cierro los ojos, esperando simplemente sentir su hocico sobre mi cara, pero, para mi sorpresa, eso no sucede.En cambio, Lucian toma mi mano con sus garras y me hace voltear hacia los súbditos que nos observan.Todos los lobos se hincan ante él y ante mí. Ahora estamos oficialmente casados, pero yo no me siento como su esposa, sino como una esclava más.En la tarde mientras me arreglaban para el peor día de mi vida, Rhea trató de
Lucian Ahora mismo la rabia invade cada fibra de mi ser. ¿Cómo pude ser tan ingenuo? ¿Será que estoy comenzando a perder poder y respeto? Un maldit0 e insignificante Alfa se atrevió a meterme gato por liebre y ahora estoy atascado y casado con una loba que no puede convertirse. Llego hasta mi habitación, por la ira soy incapaz de controlar mi fuerza, termino azotando la puerta con violencia y esta se astilla, Un enorme hueco queda en donde se supone que debería estar el cerrojo. A los pocos segundos Sorin se aparece, su expresión atónita y consternada me indica que debo verme mucho más aterrador que de costumbre. —Amo Lucian, ¿qué pasó? ¿La chica lo rechazó? —No, yo la rechacé a ella. Ahora Sorin enarca una ceja, está confundido y no lo culpo, mi humor es tan cambiante como las fases de la luna. —¿La rechazó? No lo entiendo, mi señor, se acaba de casar con ella. —Pasa que debí hacerte caso. No solo es una loba débil, es que ni siquiera puede convertirse en una. —¿Qué? —pregunt
AlinaMi cuerpo está paralizado mientras veo a Lucian luchar contra los vampiros que hace un momento estaban a punto de acabar con mi vida. El shock del momento y la adrenalina que fluye a tope por mis venas impide que me desmaye en este preciso segundo.Por un momento creí que este sería el fin de mi vida; y quizá así sea, porque no sé qué es peor; ser atacada por los vampiros, o enfrentarme a la furia de Lucian cuando termine de luchar contra ellos; si es que sobrevive.Una pequeñísima parte de mí desearía que no lo hiciera, así me libraría de la atadura que nos une debido a su terquedad.Ni siquiera sé cómo es que llegué a este punto.Por mi mente pasan los momentos previos a este encuentro, como si de una película se tratase. Y es que todo ocurrió tan rápido que no he podido ni procesarlo.A los diez minutos de que Lucian me había dejado en la celda, Sorin apareció con una pequeña vela y me abrió la puerta.—Niña, salga de ahí, se va a congelar de frío —me dijo.Le hice caso porqu
AlinaLlevo todo el día recorriendo los pasillos del castillo. El lugar no parece tan aterrador como lo vi en un principio, de hecho, es amplio y luminoso. La decoración gótica que lo adorna le da un aire señorial muy elegante, es evidente que tiene muchos siglos construido, aun así, sus paredes se mantienen firmes.Los lobos del castillo son mil veces más amables de lo que era mi antigua manada, me siento muy bien estando aquí, a pesar de cómo inició todo, este lugar no es tan malo como parece.Sin embargo, hay algo que ronda mi mente desde que me lo dijo Rhea, y es que no puedo dejar de pensar en la torre más alta, la que está prohibida para todos, excepto para el rey.Mi imaginación vuela alto, pensando en las mil cosas que podría estar ocultando allí. ¿Qué gran secreto podría esconder Lucian como para prohibir su completo acceso a ese lugar?La noche llega bastante pronto, y la luna llena se alza en el cielo nocturno que se encuentra despejado. Agradezco que él no se encuentre aqu