Zoe
Nostalgia era lo que sentía mi pecho después de estar cinco días sin salir de esta habitación, tristeza que se apodera de mi ser y solo lloro mientras la soledad me habla y jura no abandonarme, y yo siento que me voy a volver loca en este lugar, ¿cómo mi vida ha cambiado tan de repente? No merezco esto y soy inocente, joder.
Sé que Claudia me estará buscando al igual que mi novio, pero también soy consciente que será difícil dar con mi paradero.
—Tu comida— entra la señora del servicio. Ella fue la única que entró para alimentar mi estómago.
—No tengo hambre— informe.
—Llevas sin comer cinco días, te enfermarás.
—¿Y qué? Si moriré de todas maneras, ese hombre al que llamas jefe no tiene corazón— las lágrimas llenan mis ojos—. Míreme, me tiene encerrada durante días y te juro que quisiera haber hecho algo para consolarme y entender que lo tengo merecido, pero no, no hice absolutamente nada. Me raptaron por error y ese enfermo decidió encarcelarme.
—No deberías de hablar así del señor Edgar, si no te mató es porque le diste pena.
—¿Pena? ¿Acaso ahora no estoy muerta en vida?
— Tranquilízate, y come algo.
Añadió e inició sus pasos para marcharse, pero algo la hace parar y vuelve a acercarse a mí y en voz baja me informa que su señor Edgar no se encontraba en casa y que había salido de viaje.
Entonces una idea se me vino a la mente y sin dudarlo, decidí escapar. No sabía cómo ni por dónde debía huir, pero era una oportunidad, aunque eso signifique acabar muerta en el intento.
La noche llegó y siendo sigilosa intenté saltar por la terraza de la habitación en la que me encontraba, era alto, muy alto, pero no me queda de otra que dejar mis miedos atrás y conseguir poner mi vida a salvo o morir en el intento.
Parecía todo tranquilo, y no había nadie, cierro los ojos y tomo una última calada de aire para saltar, pero cuando hago el intento de hacerlo las manos de alguien me sujetan por la cintura y me traen hacia atrás.
—Loca maniaca, ¿quieres morir? — grita esa voz que tanto me hace temblar, era él, el mismo que me tiene en cautiverio y que me amenaza con la muerte, me acababa de salvar.
—Déjame, es mejor así, total me matarás tú mismo.
Este me lleva dentro de la habitación y suelta mi brazo con rudeza y caigo en la cama.
—No vas a cambiar nada con intentar escapar, entiende que ahora soy yo el que decide por ti— asegura con mucha molestia e ira.
—No tienes derecho. Hay quien se preocupa por mí.
—Sí, ya. El nerd de tu novio.
—¿Qué?
—Que no hay nadie que espera por ti excepto ese tipo y tu amiguita, por cierto, gracias a ella estás aquí.
Le tengo miedo, me asusta su forma de mirarme, temo con su sonrisa y ahora tiemblo porque mi corazón dolía al tenerlo frente a mí y no sé cuánto tiempo podré soportar este dolor.
—Más te vale que te vayas haciéndote a la idea de que ahora tu vida depende de mí.
Negué.
—Lástima que tu soledad es igual o peor que la mía, no hay nadie que llore por tu muerte y al parecer la suerte no está de tu lado porque acabaste en el peor lugar, en las manos del peor humano que conocerás en tu vida.
Su cuerpo me acorraló contra la cama y sus palabras son relámpagos que azotan mi alma. Quería llorar y pedirle que acabara conmigo de una vez, pero un coraje inexplicable llenó mi interior y le sostuve la mirada.
—Aunque fueras el mismísimo demonio, no te tengo miedo.
—Deberías— musitó—. No soy delicado con nadie y menos lo seré contigo.
— Aun así, no te tengo miedo.
Este aún se mantiene encima de mí y entonces mordió su labio y redirigió sus ojos a los míos y solo pude retirar mi rostro del suyo, como era de esperar sonrió astutamente y me liberé de su anatomía.
—Come— ordena y me negué—. ¡Come! — vuelve a hacerlo, pero sigo manteniendo la misma compostura.
—Bien, entonces no lo hagas— agregó molesto y su grito me asustó al llamar a la mujer del servicio.
—Dígame, señor.
—Llama a los guardias y que se la lleven a la habitación subterránea, que coja frío esta noche y a ver si le entra por la cabeza que no podrá liberarse de mí, aunque quisiera.
Ensanché los ojos al oír el lugar donde me quería m****r y ahora más que nunca no quería sentirme débil así que me mantuve igual y este solo sonrió porque sé que se había dado cuenta de que me estaba conteniendo las ganas de llorar.
—Ah, por cierto. Nada de comida. Que sepa como son las cosas aquí.
Volvió a ordenar a su sirvienta y ella asintió apenada por mí.
—Disfruta del lugar— fue lo último que dijo y se marchó dejando paso a sus guardias que vinieron a llevarme donde él había ordenado.
EdgarSoy y siempre seré lo que soy ahora, no seré compasivo con nadie, aunque mi corazón me pida que sea cuidadoso con esa mujer que ahora está encerrada entre la oscuridad y el frío, no quiero equivocarme, jamás me tropecé y no puedo hacerlo ahora porque sus ojos despertaron en mí un deseo que no creí tener por una chica como ella.—Joven, Edgar, sé que no debería pedirle este favor, pero...— se detiene mientras me servía la cena.—Adelante, Ana, pide lo que quieras. Llevas tiempo a mi lado y prácticamente te considero como una madre, ¿no crees?¡¿Una madre!?Curioso.— Es por la joven que tienes en la habitación subterránea.—No continúes— añadí de manera tajante.—Lle
ZoeHe de decir que solo me tiene encerrada físicamente estaría mintiendo porque ocupa mi mente también y este no sale de ella.Ser culpable de algo que no hice es como firmar una sentencia de muerte sin tenerla merecida, pero también quiero pensar que, pase lo que pase es porque así tenía que suceder.—Me alegra verla de vuelta, señorita— la mujer del servicio me subió el desayuno y su sonrisa es tan bella yme trasmite tantaconfianzaque me siento bien por unos pocos segundos.— Gracias, señora.—¡Oh, no! Solo llámame, Ana.—Ana... vale. ¡Gracias, Ana!Su mirada va dirigida a mi cabello húmedo y me pidepermiso para desenredar mi melena.Al principio me extrañé, pero luego asentí y ella parec&iac
EdgarSiempre fue tarde para hacer las cosas bien, tarde o temprano llegamos a ser una versión que acabará por destruirnos a nosotros mismos, pero que no queda de otra que seguir el mismo camino para no soltar nada de lo que se construyó durante años, aunque eso quiera decir sufrir de alguna manera.—Inspector, a la espera de su orden— dice uno de los policías.—¡Adelante!Dirigir una operación contra alguien que trabajó para mí es algo que nadie sabe excepto yo para seguir reinando el gran imperio que tengo en mis manos.Los disparos empiezan a sonar dentro del escondite del lagarto y poco a poco el operativo se lleva a cabo con éxito.—¡Buen trabajo, chicos! — felicité a mi equipo y después me deshice del chaleco antibalas y me despedí.
ZoeHabía una pequeña posibilidad ahora que estaba caminando hacia la cocina con aquella mujer. Tenía que escapar.—Oiga, señora, ayúdeme a huir, ese hombre me tiene secuestrada. — Le pedí a la mujer, pero ella solo sujetó mi mano y me sonrió.—No intentes hacer algo que no terminará bien, conozco a Edgar y no hay nadie que no le tema, incluso mi marido es incapaz de hacer nada sin su autorización.—Pero es un delito lo que está haciendo conmigo— mi voz salió en un hilo.—Si aún no se ha deshecho de ti es porque algo cambió en ese rudo hombre.—No entiendo, ¿qué quiere decir?—Realmente nada, solo que te dejes llevar y él mismo te soltará. No fuerces tu libertad.Cerré
Edgar¿Desde cuándo soy tan considerado? ¿Cuándo dejé de ser quien soy para ser otra versión de mí sin darme cuenta?, no, esto no es normal. Pasaron muchas mujeres en mi vida y ninguna provocó lo que esta niña me causaba.—Suficiente— detengo sus manos las cuales habían arrasado con todo mi escritorio—. No es algo que no te esperabas, era él o su hija, y gracias a ti decidí que fuera a él.—No, ¿por qué eres tan inhumano?, ¿por qué siento que eres la persona más mala que existe y a la vez algo extraño me causas?Observé cómo se expresaba sobre mí y esas lágrimas que caían sobre su rostro porque la había lastimado.—Eres un asesino que no tiene corazón, eres alguien que m
ZoeExtrañé gritar, anhele el calor de las mantas al sentirme arropada, el frío y húmedo lugar cubrían mi anatomía, me sentía perdida y muy asustada, temía que este fuera el último día de mi vida, después que ordenarami castigo, los días fueron pasando y sin perder la noción del tiempotranscurrierondos difíciles días en los que no vi la luz. ¿Tan mal le sentó que le dijera que amaba a mi novio?Quise entender que tal vez me mortificaba por el hecho de que la policía llegó a casa por mi culpa, pero no. Todo lo contrario. Se calmó de una manera tan mágica que yo misma estaba a punto de caer en ella, pero recordé que no podía ser nada de él y mucho menos por la manera que llegó a mi vida.Sin embargo, quiero verlo, extraño sentirl
Edgar¿Tarde? ¿Qué era tarde para el ser humano?¿Era cuando el tiempo se acababa para rectificar y querer volver a empezar?,¿o era cuando ya no hay más oportunidades para ser otra persona?Creo y no solo eso, sino que incluso mi interior me grita que Zoe eslaquellenarámi soledad, ella y yo somos de alguna manera parecidos en algo y sin pensarlo solo la quiero para mí, solo la deseo en mi cama, en mis noches y sin hablarenmis días. Y me pregunto ¿me he enamorado? No, claro que no. Amar es igual a ser borracho sin poder mantener el equilibrio. No puedo ni quiero sentirme así con nadie, y a todo eso la única explicación que encuentro es que me encapriché como ella dijo, a tal punto que quiero vivi
ZoeMe sentí enferma por lo que mi corazón me decía, me hablaba y me pedía que dejara que ese hombre encendiera en mi estómago ese cosquilleo que Luis no hacía, ¿ciertamente amaba a Luis? ¿O ese es el consuelo que uso para hacer que lo nuestro funcionara en su momento? Pienso y pienso y llego a la conclusión ¿él estará preocupado por mi repentina desaparición? ¿Me estará buscando? Quisiera creer que sí, claro que quiero pensar así.—¿No dormirás? — esa pregunta llega a mis oídos mientras tomaba aún el aire.—Iré en un rato, me siento bien aquí afuera— le dije a Edgar y él tomó asiento a mi lado&m