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CAP 2. ARROGANTE

ABBYGAIL

Estoy tan agotada emocionalmente, Emily cada día está más enferma y sus tratamientos son demasiado costosos, últimamente el dinero no me está alcanzando y siento que no voy a poder con todo esto. El padre de mi niña no me está apoyando económicamente con nada, cuando aparece solo es para darme problemas y alterar a la bebé, como en este momento

— Job, baja la voz que la niña necesita reposo. Si no quieres estar aquí, simplemente sal —Susurro

— Yo hablo como me plazca —Suelta— Préstame dinero, yo sé que tienes

— No, no tengo. Si tuviese tampoco te lo daría, la niña lo necesita más que tú —Le suelto— Estoy cansada de que solo vengas por dinero, por lo menos finge delante de la niña que te importa un poquito. Ella te ama Job, eres su papá

Mi relación con él terminó un año después de que la niña naciera, nos divorciamos y básicamente me dejó sin nada. Teníamos una relación muy linda, pero él empezó en el vicio de los juegos, el casino y el alcohol; así, poco a poco se gastaba el dinero, llegaba borracho y empezó a tratarme muy mal hiriendome con insultos, bofetadas y mucho maltrato psicológico

Todo se fue deteriorando cuando comenzó a golpearme; aún así, lo aguanté porque lo quería y no quería a mi hija lejos de su padre.

Fue hasta una noche que no solo fui yo la que recibió golpes, si no también a la niña. La golpeó, de una forma horrible porque no dejaba de llorar y su llanto lo "estresaba".

Desde ese momento supe que tenía que salvarnos a ambas. Job no iba a cambiar, por ello huir fue mi mejor opción

Lo más sagrado para mí es mi hija, además es lo único que tengo en la vida. Por ello, lo denuncié y tenía orden de alejamiento hasta ahora, ya que Emily fue diagnosticada con una enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Mi hija está conectada a ciertos aparatos las 24 horas del día, solo tiene tres añitos y le es difícil todo esto. Para mí también es un poco complicado, pero como madre trato de darle lo mejor de sí misma.

— Quédate con la niña un rato, Marie llegará en dos minutos a atenderla — Le informó a Job. En un rato empezaré mi jornada laboral

Marie es quien me ayuda con Emily mientras yo trabajo; es por ello que el sueldo en ocasiones no me alcanza y al salir de la empresa, suelo trabajar en un puesto de comidas hasta las 12 de la noche. Logrando así, obtener un poco de dinero extra que me sirve para pagar por los servicios de la niñera

Al llegar a mi sitio de trabajo, me encuentro con fuertes gritos que provienen de la oficina del doctor Alessandro. Los gritos se logran escuchar hasta la planta baja, pero es algo que no me incumbe, así que solo me acomodo y organizo las carpetas con cada una de las tareas correspondientes.

— Seguramente todo lo que dice la prensa es cierto Alessandro — grita una voz femenina —Andas con otra tipa

— No grites, Keysha — Logro escuchar — Te recuerdo que este es mi sitio de trabajo. Compórtate como la dama que eres

— Y una m****a, me da igual si toda tu adorada empresa se entera de nuestros problemas —Siguen los gritos — Quieres que sea una dama solo cuando te conviene, descarado

Trato de ignorarlos pero me es imposible. Aunque este piso es solo del gerente, no faltan los encargados de la limpieza que se quedan merodeando y realizando algunas tareas que no les corresponde, solo con el fin de chismosear.

Por mi parte, sigo en lo mío y trato de organizar la agenda del doctor para poder hacer mis deberes rápido y salir un poco más temprano.

Siento pasos que viene hacia mí; sin embargo, los ignoro pensando que puede ser cualquier persona encargada de administración.

— Keysha por favor, deja de creer todo lo que la gente va diciendo de mí por ahí — El señor Alessandro intenta detener a su novia, pero esta trata de safarse y caminar lejos de él

— Lo creo porque te conocí como todo un Don Juan y estoy segura que volviste a lo mismo — Se safa del agarre

Sigue caminando, pasando de largo por mi espacio de trabajo, de un momento a otro los tacones resuenan anunciando que viene de regreso. Se detiene para observarme de arriba a abajo

— No será esta la igualada, de tres pelos con la que me estás engañando, verdad — Me señala, volteando a ver a Alessandro.

Qué le pasa a esta señora. Acaso se está refiriendo a mí de esa manera, no comprendo a qué y porqué viene su comentario tan fuera de lugar.

— Keysha… — Intenta interrumpirla

— Keysha nada, Alessandro — Le grita ella.

Parece una loca desquiciada. Me pongo en su lugar y la comprendo, pero este no es el momento ni el lugar para hacer este tipo de escenas. Que vergonzoso

— Señora, ni usted me conoce ni yo la conozco, así que le pido y exijo respeto — Suelto, colocándome de pie — Yo aquí vengo es a trabajar. No me interesa envolverme con ninguno de mis superiores, soy una mujer integra y sobre todo respeto las relaciones ajenas

— Nadie te pidió opinión, no estoy hablando contigo — No quita la mirada de su novio.

— No está hablando conmigo, pero si de mí — me atrevo decir — Así que pido respeto

— Te salió hasta respondona la niña — Me analiza de arriba a abajo

— Keysha, respeta a mis empleadas, por favor — La agarra del brazo y se la lleva

Me quedo ahí, de pie pensando en lo que acaba de suceder. Por qué razón esa mujer pensaría que yo soy la amante o algo así de su novio. Tengo cara de quita maridos o qué.

Definitivamente, doy gracias al cielo por no ser ese tipo de mujer que hace escándalos sin sentido. Nunca he pasado por algo así, pero creería que es una cosa que se bebería reglar entre dos y en privado.

Sigo con normalidad en mis actividades. Tomo la agenda y algunas carpetas. A su vez, llevo la taza de café diaria, con un sobre de azúcar que adiciona y toma el señor Alessandro la mayoria de las veces.

Entro a la oficina, y logro ver un montón de papeles alrededor de la mesa. Dejo a un lado los documentos que traigo conmigo junto con la taza. Al salir me topo con él, con mi jefe y me regala una mirada que no logro comprender del todo.

— Abbygail, quiero disculparme por la actitud de Keysha hace un momento — Dice

— No hay problema, no es su culpa, supongo — Es mi respuesta

— Pero para la próxima, no contestes, simplemente déjalo pasar. No debes meterte en esos asuntos asi seas mencionada — No le respondo, pero me molesta que me esté prohibiendo el derecho a defenderme — ¿Está claro? — Cuestiona, esperando por mi respuesta

— Si señor, está bastante claro — Respondo sin más, saliendo del lugar y sin explicarle los tareas de hoy. Que sea autosuficiente y lea cada punto de la agenda que explica cada una de las de las reuniones e informes que debe hacer hoy.

Se vio tan arrogante su actitud hacia mí. De verdad que la ofendida en toda esta situación debería ser yo al verme involucrada en peleas maritales de las cuales tengo completo desconocimiento. Es absurdo, todo esto es demasiado absurdo y nuevo para mí, de nuevo puedo decir que siento vergüenza. Seguramente estaré en los chismes de los pasillos y ya me veré en alguna revista siendo la próxima amante del gran Alessandro Finnerty

Idiota, es lo que puedo decir. Él es un completo idiota, seguramente su noviecita tiene razón y no es más que un Don Juan queriendo calentar bragas. Pero eso no tiene por qué importarme, al fin y al cabo yo solo vine a trabajar a este lugar, pero no deja de molestarme su actitud ¿ quien se cree para hablarme de esa manera? por la forma en la que me habló, fue un estúpido arrogante.

El teléfono suena sacándome de mis pensamientos.

— Abbygail, cancele todas las reuniones que tengo por la tarde. No vendré a trabajar luego de almorzar

— Ok — Respondo, colgando el teléfono sin esperar respuesta

Ya casi es mi hora del almuerzo y terminé por ahora mis obligaciones, así que hago videollamadas con Marie para que me muestre cómo está la niña. Ests es la rutina de casi todos los días para sentirme un poco más tranquila

— ¿¡Por qué me cuelgas el teléfono!? — Me doy vuelta encontrándome con el doctor Alessandro, con una cara de amargura

— Oh, pensé que solo era eso — Digo sin más, porque todavía tengo rabia, mucha rabia

— Estás en horario laboral, no deberías estar haciendo otras cosas — Señala mi móvil

—Cómo ya terminé lo de la mañana, pensé que podía…

— No, no puedes — Dios, dame paciencia — No puedes y no debes

— No se vuele a repetir — Contesto, y desvío mi mirada a mi móvil — Mamá tiene que trabajar preciosa, nos vemos más tarde. Te amo. Mary, no olvides darle los suplementos y aumentar la dosis del medicamento como lo recetó el doctor. Tengo que colgar, adiós

Ignoro por completo que Alessandro sigue de pie en mi escritorio. Tengo tantas ganas de llorar por hacer que colgara mi llamada en el momento en que estaba haciendo reír a Emily. Recojo algunos documentos, y los organizo en las carpetas rápidamente. Busco mi mochila y saco el pequeño porta de comidas que suelo traer todos los días para mí almuerzo

Hoy no me quedó tiempo de hacer mi almuerzo, Emily tenía mucha dependencia de mí, por lo que no cociné y solo calenté dos tacos pequeños que quedaron el día de ayer en el puesto de comidas donde también trabajo. Esperemos no me hagan algún daño estomacal

— Te invito a almorzar — Habla Alessandro — Para disculparme por el vergonzoso rato que nos hizo pasar Keysha.

Remordimiento de conciencia se llama eso, pero yo tengo orgullo y no me dejo convencer tan fácilmente. Es más, no quiero ni verle la cara a ese señor que se hace llamar mi jefe. En estos momentos lo estoy odiando, se me están pegando sus malas energías

— Cómo verá, ya estoy almorzando. Pero le agradezco la invitación, puede llamar a su novia y asi arreglan las cosas — Contesto sin dejar de mirar mi comida

Mi respuesta pareció cabrearlo un poco, porque me dedicó una mirada de muerte. Sin embargo, siguió con su postura de jefe mandón que "obliga" a sus empleado a hacer y decir lo que el señor quiere.

— No te estoy preguntando si quieres o no, estás en tu horario de trabajo todavía. Así que es una orden — Suelta — Además, eso que estás comiendo no es saludable. Es comida basura para ser un almuerzo

Auch, acaba de decir que mis taquitos son comida basura. Eso sí me dolió

Por lo menos compartimos algo, esto no es comida saludable pero es lo que tenía en casa. Ya sé que no me estoy alimentado bien, pero en ocasiones no me queda tiempo para comer, suelo estar siempre muy ocupada con mi hija

— Estoy esperando que te levantes, Abbygail — Me mira fijamente a los ojos

— Está bien —A regañadientes me levanto, recojo mis cosas y lo sigo hasta su coche.

El trayecto es de unos 15 minutos o menos, no hablamos nada en el camino y él solo se centra en su móvil y dirigir una que otra palabra a Jeb, el conductor.

Al llegar, es él quién se encarga de pedir la comida y yo lo acepto.

Cuando pruebo el primer bocado, juro que mis papilas gustativas se alborotaron de un forma vergonzosa, ocasionando un sonido extraño.

Agarro una servilleta con disimulo, para que mis gestos no se noten tanto.

Es un pollo con una salsa Suiza, puré de papás y unos chips que no logro identificar muy bien, de hecho tiene varios acompañamientos que no identifico, Pero todo junto, hacen una explosión de sabores en mi boca, tenía mucho tiempo sin probar algo tan rico. Todo es tan exquisito

— Me alegra que te haya gustado — Me saca de mi momento de felicidad

—No he dicho que me ha gustado. — Respondo, llevando la contraria solo por hacerlo cabrear

— No tienes que decirme, lo sé — Sonríe

Idiota, como puede ser este hombre tan arrogante cada que se lo propone. Pero sé ve guapísimo, no lo puedo negar

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