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CAP 3. EMERGENCIA

ALESSANDRO

Estoy solo en la mesa mientras Abbygail fue un momento a atender una llamada.

Me he quedado con la imagen de los ojos cristalizado de Abbygail, creo que fui un completo idiota al hablarle así. Aunque, pienso que sus ganas de llorar no fueron por lo que le dije, si no, que estaba en algo importante o eso parecía. Estaba hablando con su hija, tiene una niña, lo cual no sabía. Bueno, realmente no suelo involucrarme en la vida personal de mis empleados, Kerrison es el que se encarga de las integraciones y fiestas familiares con la empresa, yo solo hago acto de presencia por un rato y ya. Aunque, pensándolo bien, nunca la he visto en esas celebraciones y es un poco extraño, porque a los trabajadores se les da vía libre de traer a todos los miembros de su familia y compartir, tener un día diferente y libre de tanto trabajo.

Regresa a la mesa un poco pálida, con las manos temblosas y no sé sienta, solo se dirige a mí intentando articular una oración con voz temblorosa.

— ¿Va a necesitarme en la tarde? —Pregunta— ¿Hay más trabajo por hacer? — Tartamudea un poco

— Tú horario de trabajo es hasta las cinco de la tarde — Respondo, ganándome una cara de frustración por parte de ella que no logro descifrar muy bien. Pero estoy seguro de que se le escapa un sollozo

— Pensé que como pidió cancelar todo ya podría irme. Yo dejé todo listo, ya no tengo nada por organizar — Habla sin parar, y moviendo una de sus piernas rápidamente

Realmente no la necesito, pero por alguna extraña razón quiero que me diga qué le pasa. Nunca la había visto en este estado

— Te daré un permiso, pero necesito las razones válidas por escrito — Mantengo mi posición de Jefe.

Ella saca rápidamente una libreta y un esfero de su bolsa y empieza a escribir lo más rapido que puede. Me lo entrega y no espera respuestas, solo sale disparada por la puerta, sin decir un adiós.

Dejó parte el postre en el plato, y si que lo estaba disfrutando pero esa llamada que acabó de recibir le quitó todo el apetito que traía

Leo el documento escrito a puño y letra en una hoja cuadriculada "Yo Abbygail Franchinni, de identificación 1577…… solicito un permiso por lo que queda de mi turno de trabajo; ya que, mi hija presenta una enfermedad pulmonar crónica y necesita de mí atención con urgencia".

Firma del solicitante: Abbygail Franchinni

Firma del Gerente: _________________

Claramente es un papel que no se acepta, pero viendo sus razones de peso aceptaría hasta una servilleta.

Le pido a mi escoltas que la llame y no contesta. Luego de tres intentos toma la llamada un poco alterada

— Si me va a echar del trabajo lo entiendo, pero no me puedo quedar — Habla en un tono alto, pero sé que está llorando

— Seño... — Me interrumpe sin dejarme hablar

— Pasaré por mi liquidación en cuanto tenga tiempo. De todas maneras gracias. — Dice sin más y me cuelga el teléfono sin dejarme pronunciar algo

Corro a tratar de alcanzarla, para ver si tengo algo de suerte y si que la tengo, se encuentra en la esquina en una parada de autobús, o eso es lo que creo

— Abbygail! — grito, pero no me escucha

Me subo al coche con Jeb y parqueamos a un lado, haciendo que nos vea

— Sube — Le digo

— No es necesario — Me contesta

— Necesitas llegar rápido ¿no es así? — Asienteb— Entonces sube que ahí vas a esperar una eternidad— Finalmente hace caso y se monta al coche.

En el camino va hablando por teléfono y dando indicaciones de lo que deben hacer. No sé con quién habla, pero con quien sea que no lo hace de buena manera, no es muy grato escuchar su elevado voz por medio del teléfono

— Ya voy llegando, mantén la planta eléctrica encendida. Lo que menos queremos es que falle la luz y el aparato deje de funcionar — habla — Haz lo que te digo, por el amor a cristo Job.

Está bastante alterada y sus manos no dejan de temblar. Decidí sentarme con ella en la parte de atrás, por lo que agarro su mano apretandola para que se tranquilice un poco.

Una vez corta la llamada, apreta mi mano de regreso es una forma de sentir un poco de tranquilidad, por lo que no digo nada y dejo que lo haga

— No te voy a correr — Le digo — Entenderás que necesito razones válidas para aceptar un permiso. Solo llamé porque parecías muy alterada

— Gracias —Susurra— y también discúlpeme, porque creo que no le hablé en un muy buen tono

Levanta su mirada para poder verme a los ojos y yo solo asiento, soltando poco a poco su mano

Al llegar, se baja corriendo del coche. No sin antes voltear y gritar un gracias mientras corre hacia la que creo que es su casa.

No puedo dejarla así, no dejaría así a ninguno de mis trabajadores. Así que bajo también y me adentro, ya que la puerta está abierta

— Al fin llegas — Escucho a un hombre hablar, en un tono no tan amigable

— Estaba trabajando — Le responde ella

—Vaya trabajo— El hombre me mira de arriba a abajo y yo me mantengo en mi sería posición

Ella no se percata de mi presencia, solo se va hasta una diminuta camilla donde se encuentra una pequeña niña, acostada y conectada a un montón de aparatos.

—Ya llegó mamá, todo está bien mi niña— Le dice, llenándo su cara de besos

La niña parece tener un ataque de respiración, por lo que tose y tose, llamando arcadas que hacen que vomite frecuentemente.

Luego de media hora aproximadamente, sigo a un lado sin que ella se dé cuenta de mi presencia. No es que me esté escondiendo, ella está tan centrada en su hija que no se da cuenta de nada más.

Parece calmarla, parece ser que sólo ella sabe que hacer en estos casos o la niña solo escucha su voz y hace lo que le dice.

— Eso es cariño, respira lentamente como mami te enseñó —le dice— Eres una princesa muy fuerte

— La tienes mal acostumbrada, no puede controlarse si tú no estás —Pronuncia aquel hombre desconocido — No haces nada bien, Abbygail

De verdad acaba de decir eso, quién es su sano juicio hace un comentario como ese en este tipo de situaciones. Desde ya puedo ver que es una escoria de persona.

— A ti nunca te ha interesado sus tratamientos así que no… — Al voltearse se da cuenta de mi presencia — Doctor… ¿Qué hace aquí?

— No me he ido, he estado aquí todo este tiempo —Respondo sin más

— Ya veo como es que trabajas — El idiota hablando una vez más

— No tienes idea como me mato trabajando para mantener con vida a mi hija, termino mi jornada en la empresa y tengo que correr a mi otro trabajo porque el dinero no me alcanza

— Responde apretando los dientes— Cosa que tú no haces

Tengo que aceptar que es incomodo escuchar a dos personas que no conozco peleando, pero es grato oír que ella no se deja.

Me da una mirada y me dice que lo siente entre labios, y no tiene por qué disculparse por nada. El cretino aquí es él, así que si alguien tiene que pedir disculpas es ese ser que no merece ser llamado hombre.

Siempre he tenido muy claro que no deseo por ahora tener hijos, no descarto por completo la idea, porque la vida siempre te da un poco más de lo que menos quieres. Pero sin duda alguna, si llegase a tenerlos, este es el claro ejemplo del hombre y padre que no espero llegar a ser en mi vida.

Porque cuando uno toma la responsabilidad de ser padre, debe dejar su vida a un lado y ser autosuficientes para brindarle lo mejor y no me refiero solamente al dinero, aunque, eso también es importante, suena muy cruel pero la estabilidad económica es una base fundamental para brindar una mejor calidad de vida a los niños.

No sé muy bien cómo es o fue su relación con él señor aquí presente y no soy nadie para juzgarla. Pero lo que si puedo decir es que Abbygail es mucha mujer para este ordinario e insensible ser que se hace llamar "papá". Esa palabra no le pega por ningún lado, no se la merece.

Hasta aquí puedo oler que apesta a alcohol y podría jurar que está casi borracho. Ahora comprendo la frustración de ella, debe ser muy complicado todo esto

La niña empieza de nuevo a toser y llorar sin parar, luego de un rato pensamos que todo se calmaría pero poco a poco deja de respirar correctamente y empieza a faltarle el aire.

— Vamos chiquita, tú puedes —Le dice

— Estoy canshada ma... mi —Intenta decir la niña

Sus palabras me llegan al corazón. A pesar de su corta edad habla muy claro y se le entiende todo lo que dice. Manifiesta que no quiere seguir sintiendo dolor, y su madre solo la sostiene y aguanta los sollozos para darle fortaleza

Mientras todo esto pasa, yo trato de hacer algunos contactos que nos puedan ayudar con esta situación. Ella necesita atención más especializada, de manera urgente, de ser así, puede morir y todos los que estamos aquí en el fondo lo sabemos, no hay que ser un especialista para saberlo.

— Haz algo m*****a sea, tu hija se está muriendo

— Le grita al individuo que está a un lado

Pero este solo se queda estático, sin hacer nada y mirando fijamente hacías la camilla. Estoy seguro de que un animal es más racional que este tipejo, es un inútil que ni siquiera es capaz de darle unas palabras de aliento a su hija.

— Lárgate, si solo la vas a dejar morir, solo lárgate y no vuelvas — dice en medio de lágrimas y se aferra más a su hija, perdiendo un poco la esperanza de poder darle alientos para que siga con ella.

Jamás pensé que la amable y excelente trabajadora secretaria estuviese pasando por un momento como este. Ahora entiendo por qué siempre hacía todo tan rápido como podía y yo por su buena conducta, normalmente la despachaba antes de tiempo porque todo su trabajo estaba listo y en perfectas condiciones. Era esto, tenía cosas importantes que atender y si que eran importantes, la salud de esta criatura tan linda.

Su respiración sigue siendo débil y doy gracias al cielo, que llega la ambulancia y los médicos que mandé a llamar. Busqué contactos y conseguí atención para ella en una de las clínicas más importantes y exclusivas del país. Además, es la que en estos momentos cuenta con la mejor atención a nivel mundial y no todo el mundo puede hacer uso de eso, lastimosamente.

Me acerco un poco hacia donde está ella y le digo que se la van a llevar para darle una mejor atención y hacerle los estudios correspondientes.

Ella solo asiente dudosa, pero lo hace. Deja que la suban y hagan el debido procedimiento, pero no abandona su cara de terror y preocupación en ningún momento y sé que no es solo por la niña

— Yo no tengo cómo pagarlo, no tengov— Dice, en medio de sollozos — El dinero no me va a alcanzar para...

—El seguro de la empresa responde. No piense en eso ahora —La tranquilizo. — Ve y busca lo que necesites, creo que pasarás unas vacaciones forzosas en una linda clínica de recuperación.

Recoge unas cosas rápidamente y la espero para llevarla hasta el lugar. El padre de la niña quiso ir con nosotros, pero lo ignoré y solo le dije al chófer que condujera. Fue muy atrevido de mi parte, pero la expresión de la secretaria me dio a entender que hice bien.

Llegamos al destino y sin duda es el mejor sitio para que traten a su hija. Se alacanza a ver como la bajan de la camilla rápidamente, ella no aguanta más y llora con fuerza, agachandose y tapando su rostro. Yo me acerco y la abrazo fuerte para animarla a que se ponga de pie. Le ofrezco mi mano y caminamos hacia dentro. Por lo que le comentó a los especialistas mientras la atendian es una enfermedad crónica, pero se puede salvar, con mucho dinero de por medio, porque todo en el sucio mundo es a cambio de dinero

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