CAPÍTULO XXIV

Ninguno de los dos tuvo tiempo de pensar en nada más, sus mentes y esfuerzos se concentraron en el agente Black mientras él iba enlistando lo que había obtenido de la médico patólogo especializada en mestizos, que en ese momento se estaba encargando de las autopsias de los nuevos cuerpos.

La sala forense era un habitáculo inmaculado. Altas paredes blancas, paneles divisorios de vidrio inteligente que se oscurecía a petición de los agentes que llevaban a cabo investigaciones. Por doquier se podían adivinar equipos de laboratorio con personas inclinadas sobres máquinas que procesaban muestras y corrían comparaciones proyectadas en tiempo real sobre las paredes, en las pantallas de sus mesas de trabajo o tabletas.

Ellos se encontraban en la sala personal del agente Desmond Black, que al verlos entrar oscureció su oficina para mantener la confidencialidad del caso. Cuando la puerta se desli

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