No, no, no…Rania salió de la oficina de Samir con una sensación agridulce. Había conseguido la oportunidad que necesitaba, pero también sabía que estaba adentrándose en aguas peligrosas. A medida que se dirigía a su habitación, su mente trabajaba a toda velocidad. La nota que recibió de la en el grupo de criadas le había dejado con más preguntas que respuestas, pero cualquier cosa era mejor que quedarse con Samir.A la mañana siguiente, Rania se despertó con una determinación en sus ojos. Tomó a Omar en sus brazos, y sus ojos se nublaron cuando su bebé le ofreció su primera sonrisa.—Eres igual a tu padre… demasiado hermoso… —acarició sus mejillas mientras Omar hizo unos sonidos.Ya tenía más de dos meses, y cada vez se veía más bonito.—Buenos días, mi señora… —Laya entró a la habitación con el biberón, y lo frotó en sus manos—. Este chico está muy sonriente hoy…—está hermoso…Laya asintió y miró su atuendo.—¿Va a salir? —Rania no le contó nada, prefería ir por las ramas sin alert
Se lo diré…El ambiente en la mesa se volvió tenso cuando Rania notó la presencia inesperada de Yassira. Sus ojos se encontraron por un breve momento, y en ese instante, un torrente de emociones y recuerdos la invadió.La impotencia, la rabia, muchas cosas de las que estaban sucediendo se debían a ella, ahora solo quería lanzarse encima de la mesa, y arrancarle el cabello. Porque, a decir verdad, era la verdadera culpable de sus desgracias.Sin embargo, Rania no permitió que esa sorpresa la desestabilizara y se enderezó, recogió la joya caída y retomó su compostura.—Samir, ¿qué significa esto? —preguntó, intentando mantener la calma, pero, aun así, su pecho subía y abajaba con fuerza.Samir se aclaró la garganta.—Una cena familiar con mi madre…Rania apretó los dientes, sintiendo que algo estaba mal. La mirada de Yassira le decía más de lo que Samir estaba dispuesto a admitir.—¿Cómo? Yassira ha sido culpada de intentar asesinar a mi hijo… ¿Cómo es posible?Samir se restregó los ojo
Alivio inmediato… Zulema cerró la puerta tras de sí, dejando a Rania sumida en sus pensamientos. La habitación estaba llena de vapor por el baño, pero la mente de Rania estaba más nublada que nunca. Se secó rápidamente, se vistió con una bata y salió del baño hacia la habitación donde la esperaba Zulema. La expresión en el rostro de Zulema reflejaba una mezcla de curiosidad y preocupación. Rania se sentó en la cama y miró fijamente a la mujer, que a pesar de todo los que estaba pasando se veía como una roca, y ella deseó tener el mismo temple. —Antes de empezar, quiero que entienda que lo que te voy a contarle debe permanecer en secreto… Nadie debe saberlo, así las cosas, mejoren o no… —Rania buscó la mirada de Zulema, asegurándose de que la mujer entendiera la gravedad de sus palabras. Zulema asintió solemnemente, indicando su compromiso de guardar el secreto, y ella respiró hondo y comenzó a relatar la verdad que había mantenido oculta durante tanto tiempo. —Mi criada… Laya… no
Vivo. La espera había sido una prueba de resistencia emocional para Rania. Cada latido de su corazón era un eco de los días pasados en angustiosa espera, era como una mezcla de esperanza y temor. La mañana siguiente fue todo mecánico, Laya la acompañó en el auto, salieron con Omar pareciendo un paseo, mientras Samir dejaba la guardia a su alrededor, vigilándola como un halcón. Hizo todo al pie de la letra como lo había planeado, y por la tarde, retornaba al palacio, e iba a la oficina de Samir a comentarle sobre sus salidas y cosas de Omar, mientras él le sonreía. Lo hizo así un segundo día y un tercero, hasta que, en el cuarto día, se dio cuenta de que su chofer era otro y se detuvo mirando a Laya. —Entra con Omar… cualquier cosa, dices que se sentía indispuesto, y está un poco frío el clima… —Laya miró al hombre, y luego a ella asintiendo. —Si señora… Rania le dio un par de besos a su bebé que gagueaba y miró su ropa. Nunca había estado tan nerviosa en su vida. Esperó que La
Solo dime eso…El momento en que Rania y Hakim se reunieron entres sus bocas y lenguas entrelazadas, todo se transformó en una expresión pura de pasión y deseo largamente reprimido.Era como si hubiese mucha sed entre ellos, y eso se notó cuando en un impulso incontenible, Hakim la subió a una encimera sin soltar su boca, y restregó las manos en su cuerpo de forma desesperada. Incluso eso borró los pensamientos de Rania, ahora no podía pensar ni tener claridad, solo se quería fundir en su hombre, y que él se hundiera en ella quitándole todas las dudas.El beso fue un torbellino de emociones reprimidas durante tanto tiempo que Rania se sintió abrumada por la pasión y el deseo que ardían entre ellos. Sus manos exploraban con urgencia los cuerpos del otro, como si quisieran confirmar que esta reunión era real y no un sueño fugaz.Hakim la apretó aún más contra él, sus labios se movían con hambre sobre los suyos, y Rania respondía con la misma intensidad.La boca de Hakim se comía la de
Desde que la vio a ella…Rania miró a Hakim con preocupación cuando lo vio perder el control de sus emociones. La ira ardía en sus ojos y su voz temblaba de furia contenida. Temía que Hakim actuara impulsivamente y pusiera en peligro todo lo que habían planeado, así que se acercó a él…—Hakim, por favor, cálmate —suplicó Rania, acercándose a él y colocando una mano en su brazo—. Si Samir cree que estoy de su lado… él nunca me hará nada, y mucho menos a Omar… tienes que saber que ha dejado que Yassira se siente en la mesa, incluso después de que la llevarán a las celdas, ella se sentó en la mesa como si nada estuviera pasando.Hakim se giró para mirarla mientras la palabra “Yassira” explotaba en su mente. Nunca había odiado con tanta fuerza a alguien, y ella resumía todas sus desgracias…—Ni me la nombres… No quiero esperar el día en que ella pague por todo —Hakim respiró profundamente, intentando recuperar la compostura. Sus puños seguían apretados, pero asintió con la cabeza—. Pero e
Estaba loco…Rania regresó al palacio con el corazón lleno de confusión, a pesar de que le había vuelto el alma al cuerpo al saber que Hakim estaba vivo. La revelación de que tenía una segunda esposa, Azahara, la había sacudido hasta lo más profundo de su ser.Y negaba de vez en cuando diciéndose a ella misma que no, ella tenía que creer y confiar.—Debo ser fuerte… debo ser… —se dijo a sí misma, y al ver que ya casi entraban al palacio, pasó un trago queriendo quitar el nudo de su garganta y colocando su mejor cara.Al llegar al palacio, mantuvo la compostura y se aseguró de que nadie notara su angustia. Mientras Samir siguiera en el poder, cualquier señal de debilidad o duda podría ser peligrosa. Así que se esforzó por actuar como siempre, cuidando de Omar y cumpliendo con su fachada intacta.Caminó por los pasillos, saludando a los sirvientes con una sonrisa forzada y antes de que llegara a su habitación, escuchó unos susurros y se detuvo de golpe.Entró muy despacio, y lo primero
Ella era igual o peor que él… Rania tenía a Omar en sus brazos, y lo besaba cada nada, aunque estuviera completamente dormido. —Debería descansar, mi señora… no ha dormido nada… Ella miró a Laya y negó. —No… estaré bien. —Está asustada, lo entiendo, pero no puede mostrar su miedo. Rania contuvo su sollozo. —Ese tipo está loco. Literalmente lanzó una amenaza contra Omar, pero te lo juro… —ella miró a Laya con determinación—. Nunca pondrá un dedo sobre Omar, primero tendrá que sacarme hasta la última gota de sangre… Laya sonrió a pesar de la situación. Esta era la chica que necesitaba el palacio y ella oraba todos los días para que la situación empeorara, porque eso solo quería decir que esta desgracia pronto llegaría a su fin. Rania miró a su bebé de nuevo, y luego pensó que debía reunirse con Zulema. Su mente estaba lejos de estar tranquila. La revelación de que Samir planeaba convertir a Omán en una dictadura y su evidente desequilibrio mental la aterraba y ella debía estar m