Estaba loco…Rania regresó al palacio con el corazón lleno de confusión, a pesar de que le había vuelto el alma al cuerpo al saber que Hakim estaba vivo. La revelación de que tenía una segunda esposa, Azahara, la había sacudido hasta lo más profundo de su ser.Y negaba de vez en cuando diciéndose a ella misma que no, ella tenía que creer y confiar.—Debo ser fuerte… debo ser… —se dijo a sí misma, y al ver que ya casi entraban al palacio, pasó un trago queriendo quitar el nudo de su garganta y colocando su mejor cara.Al llegar al palacio, mantuvo la compostura y se aseguró de que nadie notara su angustia. Mientras Samir siguiera en el poder, cualquier señal de debilidad o duda podría ser peligrosa. Así que se esforzó por actuar como siempre, cuidando de Omar y cumpliendo con su fachada intacta.Caminó por los pasillos, saludando a los sirvientes con una sonrisa forzada y antes de que llegara a su habitación, escuchó unos susurros y se detuvo de golpe.Entró muy despacio, y lo primero
Ella era igual o peor que él… Rania tenía a Omar en sus brazos, y lo besaba cada nada, aunque estuviera completamente dormido. —Debería descansar, mi señora… no ha dormido nada… Ella miró a Laya y negó. —No… estaré bien. —Está asustada, lo entiendo, pero no puede mostrar su miedo. Rania contuvo su sollozo. —Ese tipo está loco. Literalmente lanzó una amenaza contra Omar, pero te lo juro… —ella miró a Laya con determinación—. Nunca pondrá un dedo sobre Omar, primero tendrá que sacarme hasta la última gota de sangre… Laya sonrió a pesar de la situación. Esta era la chica que necesitaba el palacio y ella oraba todos los días para que la situación empeorara, porque eso solo quería decir que esta desgracia pronto llegaría a su fin. Rania miró a su bebé de nuevo, y luego pensó que debía reunirse con Zulema. Su mente estaba lejos de estar tranquila. La revelación de que Samir planeaba convertir a Omán en una dictadura y su evidente desequilibrio mental la aterraba y ella debía estar m
Sus ojos cambiaron…—Menos mal que no es tu madre de verdad… —Rania miró a su bebé que le sonreía mientras un pinchazo en su corazón se hacía más profundo.Zulema estaba muy preocupada por el rumbo de las cosas, y ella no había recibido otra notificación para encontrarse con Hakim, desde la última vez, había pasado una semana y a pesar de que no debía pensar en esa mujer, era algo que la martirizaba todo el tiempo.Observó a Zulema, «¿qué podía pensar ella cuando supiera que la segunda esposa estaba vivía? ¿Tenía algún lazo con ella? ¿La quería?»—Trataré de distanciarme de Hadara… ella es igual que Samir… —dijo en un susurro, y le sonrió a Omar cuando hizo otro sonido.Cada vez lo veía más grande.—Omar está precioso… y muy entendido —Zulema se acercó, mientras él movió sus manitas—. ¿Quién es el chico más hermoso de este palacio? Por supuesto, tú…Rania sonrió abiertamente y puso un dedo en su manita que él apretó de forma inmediata.—¿Señora Zulema? —comenzó ella con un atisbo de d
Estado de emergencia…El silencio se adueñó del espacio apenas iluminado, solo roto por el suave murmullo de Omar en brazos de Hakim. La revelación de Rania cayó como un mazo, aplastando el aire entre ellos. El rostro de Hakim, antes lleno de preocupación paternal, se transformó en una máscara de furia contenida.—No permitiré que eso suceda… —dijo con la voz apretada mientras su respiración se hacía pesada.Rania asintió, sintiendo un torbellino de emociones. El miedo, la incertidumbre, pero también una chispa de esperanza al ver la determinación en los ojos de Hakim.—Debemos actuar rápido, Hakim. Samir está perdiendo la razón cada día más. Si se proclama rey, será el fin de todo lo que conocemos… —sus palabras eran urgentes y apremiantes.Hakim asintió, colocando a Omar suavemente en un cojín cercano. Se acercó a Rania y tomó sus manos entre las suyas.—Tengo un plan, pero necesitaré tu ayuda. Debes seguir actuando como si nada, ganar tiempo. Mientras tanto, nosotros prepararemos e
Mi nueva boda… Las calles de Omán se habían transformado en un eco sombrío de lo que una vez fueron. Bajo la orden de Samir, la guardia había tomado el control total, patrullando con una severidad que rozaba la crueldad. La proclamación del estado de emergencia resonaba como un trueno sordo, ahogando los susurros de libertad que aún quedaban, y las celdas de Omán estaban repletas de ministros, y personas que incluso estaban declaradas a muerte. En el palacio, la tensión era casi palpable. Los sirvientes se movían con cautela, esquivando las miradas de los guardias. Rania, desde la distancia, observaba el cambio con un corazón pesado siempre alerta, disfrazando sus expresiones, y, sobre todo, dejándole claro a Samir que ella estaba de su lado mientras la amenaza de Samir se materializaba ante sus ojos, y su presencia, una vez apenas tolerable, ahora se cernía como una sombra oscura sobre todos. Y ahora, dos días después, ella se estaba preparando para una cena, a la que estaba obliga
Desesperación… —¿Quién me asegura que cuando esté en el poder de nuevo, no volverán a hostigarnos?—Podemos tener acuerdos desde ya… soy un hombre de palabras, pero si le quedan dudas, haremos pactos. Sin embargo, no podrán pretender que cedamos a situaciones que ustedes saben que no pasarán…El hombre que supuestamente era el líder momentáneo, y el que estaba dando la cara de los rebeldes, miró a sus otros hombres, mientras Hakim no movía ni un solo músculo. Y sonrió.Estaban en una carretera vieja, dentro de un tráiler destartalado.Estaba trabajando sin cesar, literalmente debajo del suelo todos estos días, buscando todas las formas para que el plan final se ejecutara con maestría.Faltaba solo una semana para que sus refuerzos militares llegaran, pero lidiar con tantos bandos a la vez, era bastante difícil.—Samir tiene consigo un grupo considerable de desertores… ¿Usted lo sabe? —Hakim asintió hacia el hombre mientras Mahir resguardaba el sitio con sus demás hombres.—Sé todo lo
Una semana es el límite...—Parece estar tardando en enviar lo de la caja fuerte… —Hakim se masajeó la cien cuando Mahir lo mencionó, y ni siquiera imaginó todo lo que le estaría costando, más si Samir estaba como un desquiciado en su despacho, tratando de encontrar lo mismo.Necesitaba esos documentos, y sobre todo ese anillo que había pasado por tantas manos en el pasado.Y no era solo un anillo, era el símbolo de la autoridad de sus antepasados, a cuál usaría como sinónimos de “tengo el control”, y a lo que incluso la vista extranjera respetaría.Su padre, antes de morir, se lo había otorgado, y este era el secreto de todos los que sucedían a la corona de forma correcta.“Es como una alianza, hijo, solo los jefes de Estado entendemos el valor de este objeto.”Samir no sabía lo que significaba, pero si lo llegaba a encontrar, sería un gran punto a favor para él. Y uno muy lamentable para sí mismo.***Rania se giró sobre su propio cuerpo, y limpió una lágrima que caía por su mejilla
Adilá...La mañana de la coronación llegó con un cielo nublado, como presagiando la tormenta que se avecinaba.La mayoría de los sirvientes corrían de un lado al otro, mientras Rania escuchaba los truenos que producían relámpagos cada nada.—La naturaleza es sabia… —ella escuchó a Rania que le estaba colocando un monito a Omar, mientras hacía los sonidos.Era indiscutible que Laya era su persona favorita y, aunque Rania estaba sonriendo con ese escenario, su corazón estaba totalmente embargado en la preocupación.—Me pregunto si ya llegaría a sus manos…—Es lo más probable —Laya la miró—. ¿Aún sigue angustiándola esa mujer?Ella levantó los ojos y parpadeó rápido.Cada día. No podía dejar de pensar en ellos juntos. Hakim era noble, y de seguro quería mantener a Azahara en el palacio, agradeciéndole por haberle salvado la vida.Y no podía culparlo. Era su segunda esposa, aunque ella no sabía si en el futuro podría con eso o no.En todo el día no paró de llover, y cuando la hora se vio