CAPÍTULO 38
ESTÁ MUERTO DE CUALQUIER FORMA.

—Señora Rania, el príncipe la espera… —Rania asintió de forma lenta, y observó como la criada se retiró de su habitación.

Ya se había distanciado de Zulema, luego de hablar estaban tomando todas las precauciones necesarias, aunque la madre de Hakim siempre iba a la habitación de su hijo y trataba de tranquilizarla.

La verdad es que Zulema era una mujer muy inteligente, y el que Rania tuviera su apoyo absoluto, le daba un poco de aire.

Laya, por su parte, era una tumba silente que solo se había dispuesto a cuidar de Omar, mientras ella, trataba de esconder sus lágrimas, la angustia, y sobre todo el dolor cada noche que cerraba los ojos. Habían pasado dos semanas, dos eternas semanas, y las noticias nunca eran esperanzadoras.

Se levantó de la silla, sabía lo que tenía que soportar en esa cena, porque además de la tensión que le generaba Samir, ahora le sumaba la gran inestabilidad de Adilá.

Literalmente era una lucha diaria. Pero no se removía por el
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