Casi media hora después de cenar, como si todos fuéramos una pequeña familia feliz, Cynthia— que suele hacerle de canguro a Vera con bastante frecuencia—, llegó con cinco minutos de retraso. No negaré que me sentí traicionada cuando vino a saludarme con un efusivo abrazo y esa sonrisa suya tan natural, pero también me di cuenta de que no puedo culparla cuando tampoco ella debe saber cuál es la relación que me unía a Sam.
Ahora ninguna.
No puedo culparme más que a mí misma por haber caído en un juego que nunca podría ganar. Pero ya no me haré más reproches, simplemente he comprendido que Sam se acabó para mí, porque aunque tenga que renunciar a él y a todo lo que representa, pienso hacerlo con tal de que siga teniendo lo que tiene.
Supongo que en eso consiste amar y madurar, en saber cuándo has perdido y retirarte
SamMiro por el retrovisor una última vez antes de acelerar. Lo último que observo son sus ojos verdes clavados en el coche mientras se abraza a sí misma, quieta, su expresión triste y cansada, y su cabello largo y rubio revoloteando en todas direcciones de su rostro a causa del viento.Por un segundo llegué a pensar que sería capaz de terminar con lo nuestro. Cuando la oí cantar esa canción es como si cantase para mí torturada alma, diciendo lo que ya sé desde hace tanto tiempo que estoy empezando a creer que se está convirtiendo en mi día a día; que estoy muerto.Así me siento, muerto, como un maniquí al que sólo la rabia y el enfado parece capaz de moverlo. Ella es capaz de moverme, cada vez que me desafía las sensaciones son intensas y activan mi organismo como si fuese gasolina, me prende a niveles que p
Una llamada repetitiva e irritante me saca del sueño. Pienso en ignorarla, pero sabiendo que podría tratarse de Sam una oleada de angustia me recorre el cuerpo, haciendo que lo coja con la cara hundida en la almohada.Descuelgo y me lo coloco en la oreja sin ni si quiera mirar de quien se trata.—¿Sí? —inquiero con la voz adormecida por el sueño.—Hola, siento las horas, ¿hablo con Rebecca Bennet? —pregunta una voz masculina con un inglés con acento español.¿Pero qué cojones...? Quién tiene la moral de llamar casi a las cinco de la mañana. Me pongo boca arriba y me cubro la cara con la mano de manera soñolienta. Ya puede ser importante para que alguien me llame a estas horas desde a saber dónde.Carraspeo para aclararme la garganta y suelto un bostezo.—Sí, soy yo, ¿en qué puedo ayudarle? *
Una oleada de pánico, el puto pánico, vuelve a abrirse paso en mi pecho. Oírla hablar así de Sam únicamente me advierte que esta chica lo ama con todo su ser, y no me es de extrañar, porque Sam puede tener todos los problemas y guardar tantos demonios que pueden llegar a ser peligrosos, pero eso no evita que sea alguien por el que puedas perder la cabeza.Porque amarlo es... amarlo es una experiencia única y que no muchas personas tienen el privilegio. Mirarlo se vuelve adictivo, porque sólo sus ojos son capaces de calmarte o enfurecerte. Sus sonrisas pueden albergar miles de promesas que tú querrás descubrir, es paciente, natural, capaz de sacarte una sonrisa casi sin pretenderlo. Tiene los mejores detalles jamás creados. Es observador y cariñoso, sabe cuándo es mejor estar callado y simplemente abrazarte, o cuando es momento de hablar.Puede que a mí me haya hecho da&nti
La brisa fresca de las mañanas de San Francisco golpea mi rostro cuando salgo del edificio, haciendo que una media sonrisa escape de mis labios, pero se me esfuma en cuanto me doy cuenta de que son apenas las diez de la mañana, los ojos me escuecen a través de las gafas de sol y aún tengo un agujero en el estómago por todas las confesiones de anoche, tanto las de Olivia como las propias.Me muerdo la lengua con irritación y dirijo una mirada iracunda hacia Cole, que tiene un aspecto impecable, con el pelo húmedo por la ducha, unos vaqueros lavados a la piedra ajustados y una camiseta negra de mangas largas que se pega a los firmes músculos de su pecho y brazos.Ahora mismo lo odio por ser tan perfecto cuando yo aún llevo las legañas pegadas a las pestañas.Gira la cabeza en mi dirección y se columpia en los talones con una media sonrisa que me dice que va a pedirme algo.&
—¡Bien, chicos! Empecemos cuanto antes para que podamos irnos a comer lo más pronto posible —anuncia con cierto tono de humor en la voz.Todos comenzamos a reírnos antes de que a Cole y a mí nos dirijan hacia el centro de la pared blanca. Comienzo a ponerme nerviosa cuando me quitan mi batín y Cole hace lo mismo que yo, provocando que por un segundo me sienta intimidada e insegura por la perfecta visión de su cuerpo, armonioso, bronceado, definido a la perfección, de tersa piel y con los tatuajes, que le confieren cierto misterio, pero su rostro dulce y masculino hacen que sea irresistible.No me extraña que Stacey beba los vientos por él, porque, joder, hay que estar ciega para no ver que Lawrence ha sido creado como sinónimo de pecado.Nunca he tenido problemas con mostrar mi anatomía, pero a su lado siento que no puedo compararme, incluso hasta cuando escucho ciertos suspi
No sé cuánto tiempo transcurre, pero cuando me escuecen los ojos y la piel bajo estos me arde, comprendo que ha pasado demasiado tiempo como para darme cuenta de que nos han dejado completamente solos en el estudio, la música ha desaparecido y la ansiedad comienza a disminuir lentamente.Cole no me ha soltado ni un segundo a pesar de sus intentos por ir a buscar mi móvil para que pueda hablar con Aiden, pero no me sentía preparada para quedarme sola con mi conciencia de mierda, recordándome una y otra vez que sólo sé hacer estupideces.Carraspeo para aclararme la garganta y me aparto de su pecho para poder mirarlo.—Lo siento mucho... yo... yo...—No pasa nada, Becca —me interrumpe al mismo tiempo que me sonríe con tristeza y se levanta del suelo con ayuda de las manos—. Iré a buscar tu móvil y hablarás con Aiden —arguye antes de pasar por mi
Por un par de segundos no sé cómo reaccionar, sólo puedo mirarlo, desconcertada y asustada, hasta que las conexiones en mi cerebro parecen reaccionar de nuevo. Y lo único que se me ocurre es cerrarle la puerta en las narices, pero mi intento es en vano cuando la punta de su bota se queda en medio y la coge con la mano, haciendo que me aleje rápidamente.Trago saliva con dificultad cuando su mirada intimidante se clava en mis ojos. Su cabello parece más desordenado que de costumbre, aún lleva la ropa de anoche y su rostro parece cansando, con sendas ojeras bajo los ojos. Y a pesar de ello, tan guapo que da miedo.Ninguno abre la boca, aunque yo no dejo de maldecir a Cole por bocazas. Es un hecho que Sam acaba de llegar y a ese chivato no le ha faltado tiempo para contarle donde estoy.Los movimientos de Sam son tranquilos: el modo en el que cierra la puerta a su espalda, o como si estuviera en su casa, va a hasta l
Me muerdo el labio inferior con suavidad, absortaen mis propios pensamientos. Aunque no evita que sienta como su mirada se posa en mis labios, lo que provoca que me lo muerda más fuerte.Trago saliva y me obligo a mirarlo en el reducido espacio que nos queda. Sus ojos mieles y avellana tienen ese tono oscuro que me hacen navegar por los recuerdos, provocando que me estremezca.Se acerca a mí un poco más, unos centímetros que me dejan sin aliento. Las manos me cosquillean por tocarlo, por sentirlo, y a pesar de su petición de hacerme el amor, no creo que sea lo más correcto. No debemos seguir solucionándolo todo con sexo, porque sólo nos proporcionará una solución temporal. Lo último que quiero es caer de nuevo en la tentación, a pesar de que es un hecho que lo deseo con todas mis fuerzas.Me agarro los brazos con fuerza para evitar posar las manos en su pecho.&mdash